El presidente de la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (FUDECEN), Óscar Cabrera, dijo esta semana que de acuerdo a las estimaciones realizadas por la institución en el segundo trimestre de 2020 la economía salvadoreña presentará una caída de -13.7%, mientras el déficit fiscal se amplificará y la deuda alcanzará un 93% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2020.
Además, Cabrera explicó que El Salvador enfrenta una caída de las remesas familiares de -4.7%, las exportaciones de bienes caen -26% y al mes de julio las importaciones presentan una caída de -18%.
Con respecto a las pérdidas de trabajadores cotizantes en el sector privado han sido de 72,800. Se estima que el número de pobres se podría incrementar en 600 mil personas (lo que implica pasar del 28% al 39% de población en condición de pobreza), la clase media se reduciría de 22 a 17 por ciento de la población, la clase media vulnerable pasará de 47 por ciento a un 43 por ciento, causando un incremento en la desigualdad de ingresos.
Cabrera manifestó que urge implementar una política pública para atenuar los impactos de la pandemia y la recesión económica global, tomando en cuenta que El Salvador no cuenta con una política monetaria y cambiaría por ser una economía dolarizada.
El economista instó incrementar la participación de los impuestos directos en la recaudación tributaria total para reducir la regresividad y desigualdad: pasar del 40.2 por ciento al 60 por ciento, entre 2021 y 2030, a través de la implementación de impuestos a la riqueza o patrimonio, predial e impuesto sobre la renta.
Asimismo, FUDECEN propone desarrollar esfuerzos para reducir la evasión y elusión fiscal mediante el fortalecimiento de la Agencia Tributaria donde se separe a la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) del Ministerio de Hacienda, así como facultar a este ente para realizar de manera exclusiva la administración de los impuestos, el cobro de las deudas tributarias.