Por: Cristóbal León Campos|
El 3 de septiembre de 1940 nació en Montevideo, Uruguay, el escritor Eduardo Galeano, uno de los más destacados pensadores latinoamericanos de las últimas décadas. Falleció el 13 de abril de 2015, en estas horas, estaría celebrando 80 años. Con su obra, liberó a los géneros literarios robándoles sacralidad para impregnarlos de memoria, compromiso y humanidad.
Realizó documentales, reportajes, novelas, ensayos, cuentos, historias y tratados políticos, publicó más de 40 libros, entre las que destacan: “Bocas del tiempo”, “El fútbol a sol y sombra”, “Espejos”, “Memoria del fuego” (3 tomos), “Días y noches de amor y guerra”, “El cazador de historias”, “Los hijos de los días” y “Las venas abiertas de América Latina”. Fue fundador e integrante de diferentes revistas que repercutieron a nivel continental: “Marcha”, “Crisis”, “Brecha” y “Época” entre otras. Tras la instauración de las dictaduras militares primero en Uruguay (1973) y posteriormente en Argentina (1976), se exilió en España para retornar a su nación en 1985.
Galeano logró articular las múltiples voces de la realidad latinoamericana en sus escritos, hizo eco de la memoria e historias de los pueblos originarios, a quienes acompañó en su resistencia frente al despojo y el colonialismo. Caminó junto a los desposeídos, articuló sus relatos en torno a aquellos negados por las historias oficiales, fue un gran escucha vinculado siempre a la palabra humilde llena de saberes, se solidarizó y pronunció a favor del movimiento zapatista y de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. A pesar del exilio político que sobrellevó, no claudicó en la lucha por la justicia social, fortalecido por su andar en el mundo, acopió de la riqueza cultural el mayor de sus conocimientos.
Su obra “Las venas abiertas de América Latina”, es una profunda reflexión y crítica sobre la barbarie del imperialismo estadounidense en el continente, es una denuncia contra las dictaduras y el genocidio, contra el despojo, el saqueo y el olvido sistemático que oculta la realidad de nuestros pueblos, esta obra es la unión de los reclamos, sujetos y voces que componen la compleja existencia en la región. Por su importancia para los desposeídos, fue prohibida por las dictaduras de Chile, Uruguay y Argentina,
En su artículo “Una marcha universal” (2001), legó palabras que retumban en la realidad mexicana: “Los que hablan del problema indígena tendrían que empezar a reconocer la solución indígena. Al fin y al cabo, la respuesta zapatista a cinco siglos de enmascaramiento, el desafío de estas máscaras que desenmascaran, está desplegando el espléndido arcoíris que México contiene y está devolviendo la esperanza a los condenados a espera perpetua. […] Nada de lo que en Chiapas ocurre, nada de lo que ocurre en México, nos es ajeno. En la patria de la solidaridad, no hay extranjeros”.
Galeano vivió consciente de que las venas abiertas de América Latina únicamente sanarán cuando la justicia impere en nuestros pueblos.