Geopolítica del Papa Francisco en Latinoamérica

Por: Cristiano Morsolin

En la Audiencia General del día 26 de agosto de 2020, Papa Francisco afirmó que la desigualdad “es el fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde de los valores humanos fundamentales”, y exhorta a “actuar todos juntos, en la esperanza de generar algo diferente y mejor”. Para asegurar que lo que poseemos lleve valor a la comunidad, es derecho y deber de la autoridad política “regular en función del bien común el ejercicio legítimo del derecho de propiedad”, porque “la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes […] es una ‘regla de oro’ del comportamiento social y el primer principio de todo el ordenamiento ético-social” expresó el Santo Padre desde la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano (1).

En su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por la Creación del día 1 de septiembre, el papa reiteró su petición de defensa «de la casa común», recordó además «la historia de explotación del sur del planeta, que ha provocado una enorme deuda ecológica, principalmente por el saqueo de recursos y el uso excesivo del espacio medioambiental común para la eliminación de residuos».

Ante ello, Francisco agregó que ha llegado el momento de una «justicia restaurativa» hacia estos países y renovó su llamamiento «para cancelar la deuda de los países más frágiles ante los graves impactos de la crisis sanitaria, social y económica que afrontan tras la covid-19».

También abogó por «asegurar que los incentivos para la recuperación que se están desarrollando e implementando a nivel global, regional y nacional, sean realmente eficaces, con políticas, legislaciones e inversiones enfocadas al bien común y con la garantía de que se logren los objetivos sociales y ambientales globales».

En distintas oportunidades, Francisco realizó declaraciones sobre el tema de la deuda externa y sobre la situación de los países más pobres. Además, en febrero de este año, el Papa reunió en un seminario de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del Vaticano al ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, y a la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.

Este artículo profundiza esta geopolítica del Papa Francisco sobre el tema de la cancelación de la deuda externa, considerando que la encíclica Laudato Si y el pensamiento de papa Bergoglio, es influenciado por las reflexiones de los movimientos sociales internacionales como Jubileo Sur (donde se destaca el liderazgo del premio Nobel argentino Adolfo Pérez Esquivel), Jubileo 2000 – donde se destaca el liderazgo del Canciller del Presidente Rafael Correa, Ricardo Patiño, fundador de la asociación Jubileo Guayaquil en Ecuador.

Alberto Fernández llamó al Papa para agradecerle su apoyo por la deuda

El presidente argentino Alberto Fernández se comunicó con el papa Francisco para agradecerle por su apoyo en la negociación de la deuda con los acreedores internacionales Francisco fue una de las figuras claves en el acuerdo con los bonistas al que arribó el gobierno argentino. La conversación en agradecimiento duró 15 minutos y tuvo lugar al día siguiente del acuerdo, el día 7 de agosto de 2020.

Durante la charla el jefe de Estado le agradeció al Papa por el importante rol que jugó en favor de la renegociación con los bonistas. En la charla que ambos mantuvieron también hablaron sobre la situación económica, social y epidemiológica de la Argentina frente a la pandemia de coronavirus.

Las elogiosas palabras del mandatario no sólo quedaron en la comunicación telefónica entre la Residencia de Olivos y la de Santa Marta, ya que Alberto Fernández manifestó públicamente su agradecimiento a Francisco. «Voy a estar eternamente agradecido al papa Francisco porque en silencio nos ayudó muchísimo», había remarcado el Presidente de la República de Argentina en una entrevista televisiva.

En ese contexto, había agregado: «Hablé con las personas indicadas como para que nos ayuden a que los acreedores entiendan lo que nos estaban pasando y por qué planteábamos lo que planteábamos».

El Gobierno anunció que había llegado a un acuerdo de reestructuración de la deuda con los tres principales grupos de acreedores, ante lo cual había destacado que el país lograba así un «alivio significativo». Además, extendió el plazo de adhesión de los acreedores para adherir al canje, que vencía este martes. El acuerdo permitirá canjear u$s66.300 millones en títulos emitidos bajo ley extranjera y significa para el país un alivio de 42.500 millones de dólares en cinco años.

«La República Argentina y los representantes del Grupo Ad Hoc de Bonistas Argentinos, el Comité de Acreedores de Argentina y el Grupo de Bonistas del Canje y otros tenedores (en conjunto, los Acreedores que brindan Respaldo ) llegaron a un acuerdo en el día de la fecha que les permitirá a los miembros de los tres grupos de acreedores apoyar la propuesta de reestructuración de deuda de Argentina y otorgarle a la República un alivio de deuda significativo», informó en esa madrugada el Poder Ejecutivo, según relata el diario Pagina 12 (2).

«El sistema financiero no puede seguir siendo una fuente de inestabilidad económica mundial»

El embajador vaticano ante Naciones Unidas reiteró el pedido del Papa para reducir o condonar la deuda externa, especialmente de los países más pobres, y volvió a criticar al sistema financiero internacional.

A través de una presentación hecha el día 4 de julio de 2020 en Ginebra por el arzobispo Ivan Jurkovič, embajador de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, el Vaticano volvió a plantear el pedido del papa Francisco en favor de reducir e incluso condonar la deuda externa de los países más pobres atendiendo a la crisis generada por la pandemia de la covid-19 y en la misma ocasión criticó, una vez, más al sistema financiero internacional que «sigue siendo una fuente de inestabilidad económica mundial».

El representante vaticano subrayó la importancia de una acción coordinada de la comunidad internacional buscando un alivio de la deuda a los países afectados por la crisis y recordó, a propósito, la Iniciativa para los países pobres muy endeudados (PPME) y la Iniciativa para el Alivio de la Deuda Multilateral (IADM) del pasado reciente, que demuestra que cuando es necesario “la comunidad internacional puede actuar con decisión”.

El 20 de abril pasado en un mensaje «Urbi es orbi» (a la ciudad y al mundo) el papa Francisco pidió que «considerando las circunstancias, se relajen las sanciones internacionales de los países afectados, que les impiden ofrecer a los propios ciudadanos una ayuda adecuada, y se afronten —por parte de todos los países— las grandes necesidades del momento, reduciendo, o incluso condonando, la deuda que pesa en los presupuestos de aquellos más pobres».

A través del arzobispo Jurkovič y en el escenario de Naciones Unidas, donde el Vaticano tiene el estatuto de «observador permanente», la Santa Sede volvió a insistir sobre el tema señalando que una medida de ese tipo podría «salvar vidas en lugar de perderlas».

«No cabe duda de que la actual crisis de la covid-19 -dijo Jurkovič- afectará más gravemente a la vida y los medios de subsistencia de los habitantes del mundo en desarrollo. Una vía a través de la cual este impacto potencialmente devastador podría suavizarse, y salvar vidas en lugar de perderlas, es haciendo frente a la agobiante carga de la deuda externa acumulada, tanto a nivel público como privado, en los países en desarrollo en los últimos años». El arzobispo pronunció estas palabras en el marco del 67º período de sesiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

En la misma ocasión el embajador vaticano dijo que el camino hacia un mundo más inclusivo y sostenible no es sólo cuestión de hacer que los mercados funcionen mejor, sino que «es necesario un programa que aborde las limitaciones sistémicas de la movilización de recursos y la difusión tecnológica, que mitigue las asimetrías en el poder de mercado consecuencia de las reglas desproporcionadas de un mundo hiper-globalizado, que corrija los déficits existentes en la gobernanza económica mundial y garantice el espacio necesario de políticas para ajustar los desafíos locales a los objetivos internacionales». Y agregó que «dada la complejidad de la economía, no pueden pasarse por alto ni subestimarse los factores éticos y culturales».

En otro momento de su intervención el arzobispo Jurkovič manifestó también su preocupación por la reducción de los presupuestos estatales destinados al sector de la salud, y por el abuso y la depredación del medio ambiente natural del que depende -dijo- «no sólo la vida económica, sino toda la vida humana», alineando así su discurso con la prédica papal en defensa del ambiente y el ecosistema.

Agregó el arzobispo que “el desafío inmediato” es garantizar que los responsables políticos de los países establezcan espacios y recursos necesarios para responder a la conmoción sanitaria y reducir los daños económicos que provoca. «Es evidente -agregó- que las consecuencias de la crisis van mucho más allá del ámbito financiero, extendiéndose a las esferas económica, social y cultural». Añadió que «por estas razones, la comunidad internacional no puede permitir que el sistema financiero siga siendo una fuente de inestabilidad económica mundial; debe adoptar urgentemente medidas para evitar el estallido de otras crisis financieras en el futuro», relata Pagina 12 (3).

Geopolítica papal en Argentina

Muchos se preguntan cuál es la incidencia que Francisco puede tener en relación al problema de la deuda externa argentina. Otros, precisamente aquellos que en tiempos recientes se encargaron de endeudar inescrupulosa e irresponsablemente al país mientras menospreciaban cualquier actitud del Papa argentino, directamente cuestionan o ponen en duda que algo pueda hacer el pontífice en la materia. Son las mismas voces que, en los medios de comunicación que responden a los poderes corporativos, llegaron a decir que en el Vaticano «hay molestia» por el pedido argentino de solidaridad y respaldo frente a la renegociación de la deuda externa. Otra vez -como en tantas otras- nada más lejano a la verdad.

El propio Jorge Bergoglio se encarga cada día, con gestos pero también con palabras, de desmentir lo anterior. A medida que trascienden nuevos datos del diálogo entre Francisco y el presidente Alberto Fernández, queda claro que la realidad social y económica argentina y las consecuencias que tiene la deuda contraída fueron parte central de la conversación. Y en la misma ocasión fue explícito el compromiso muy firme que tomó Francisco para colaborar, en la medida de sus posibilidades, a la solución del problema argentino.

El Papa habló en el encuentro organizado en Roma por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del Vaticano, denominado «Nuevas formas de fraternidad solidaria de inclusión, integración e innovación (I+I+I)», el pasado 3 de febrero de 2020. Allí coincidieron la titular del Fondo Monetario Internacional FMI Georgieva y el ministro argentino de Economía, Guzmán.

La invitación de Francisco a ambos a participar del seminario el mismo día ya había sido interpretada como un gesto en busca de un acercamiento entre el FMI y la Argentina. Georgieva y Guzmán, de hecho, aprovecharon para cenar juntos. Se sentaron a la mesa en la embajada argentina y durante dos horas y media hablaron del programa económico y «las políticas en curso para resolver la crisis de deuda soberana de forma sostenible”. La titular del Fondo elogió las medidas «para proteger a los pobres».

Las palabras de Francisco frente a ambos fueron interpretadas como un nuevo gesto en favor de Argentina y de la salida que plantea el gobierno de Alberto Fernández al delicado escenario que dejó el desmedido endeudamiento durante la gestión de Mauricio Macri.

«No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables», aseguró el Papa y agregó: «En estos casos es necesario, como por lo demás está ocurriendo en parte, encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y el progreso.»

El papa recordó que «de hecho, los objetivos del desarrollo sostenible aprobado por unanimidad por todas las naciones, también reconocen este punto». En ese sentido, mencionó que «es un punto humano y exhorta a todos los pueblos a ayudar a los países en desarrollo a lograr la sostenibilidad de la deuda a largo plazo a través de políticas coordinadas destinadas a fomentar el financiamiento de la deuda, el alivio de la deuda y la reestructuración de la deuda, según corresponda».

Antes de que hablara el Papa, Georgieva había disertado en el panel que compartió con Guzmán y el economista Joseph Stiglitz. Allí, la titular del FMI había remarcado que la Argentina se encuentra en “un momento muy importante” para poner en práctica medidas que conlleven a una reestructuración exitosa de su deuda, pero que no había que perder de vista las políticas de “sustentabilidad e inclusión”.

¿Alguien podría decir que el titular de la Pontifica Academia de Ciencias Sociales no representa el pensamiento del Papa?

Lo ocurrido en la alocución de Bergoglio en el seminario con economistas sobre «Nuevas formas de fraternidad solidaria, inclusión, integración, inclusión e innovación», que se celebra en el Vaticano, en la Academia Pontificia de Ciencias y con la presencia del ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, y la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, reafirma lo antes dicho. Hablando en términos generales y para todo el mundo, como es habitual en el estilo papal, pero sin perder de vista la realidad argentina, como también suele ocurrir, Francisco retomó a su antecesor Juan Pablo II en una intervención hecha en 1991, para decir que «es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas». Pero, observó, «no es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando este vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre y la desesperación a poblaciones enteras».

No se quedó ahí Bergoglio, y siguió subrayando que «no se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables. En estos casos es necesario, como por lo demás está ocurriendo en parte, encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y el progreso».

¿Qué puede hacer el Papa, entonces? Lo que hace. Poner a jugar su peso simbólico, como máxima autoridad de la Iglesia Católica y como uno de los más importantes líderes del mundo, para opinar, sentar su punto de vista y, de esta manera, incidir en las mentes pero también en los centros de poder internacional. Ni el Papa ni la Iglesia tienen representación en el FMI. Pero Francisco y sus colaboradores se sientan en los organismos internacionales, en foros y seminarios y debaten y fijan posición sobre temas cruciales para el mundo. El Papa, además, recibe a numerosos líderes mundiales con los que transita una intensa agenda que tiene que ver con la coyuntura internacional. Sería por lo menos ingenuo pensar que estas entrevistas son apenas protocolares. A nadie sensatamente se le ocurría pensar eso. Menos conociendo a Bergoglio.

El Papa tuvo palabras directas para los organismos internacionales de crédito. Dijo que «cuando los organismos multilaterales de crédito asesoren a las diferentes naciones resulta importante tener en cuenta los conceptos elevados de la justicia fiscal, los presupuestos públicos responsables en su endeudamiento y, sobre todo, la promoción efectiva y protagónica de los más pobres en el entramado social. Recuérdenle su responsabilidad de proporcionar asistencia para el desarrollo a las naciones empobrecidas y alivio de la deuda para las naciones muy endeudadas”. Aló… ¿Kristalina?

Pero además hay que entender que el Papa no solo habla y actúa por sí mismo. El Presidente de la Pontificia Academia de Ciencias sociales PAS, el economista Stefano Zamagni (profesor emérito de la Universidad de Bologna), acaba de afirmar que «necesitamos un pacto global para cambiar las reglas del juego económico, especialmente a nivel internacional». Porque, agregó, «es necesario corregir las desigualdades interviniendo desde abajo y no desde arriba. Las intervenciones posteriores, es decir, de tipo más o menos asistencialista, podrían haber estado bien hasta un pasado reciente en que las desigualdades estaban bajo control. La novedad de los últimos treinta años es que son las reglas, es decir, la estructura de las relaciones económicas, las que generan desigualdades independientemente de la voluntad de las personas».

¿Alguien podría decir que el titular de la Pontifica Academia de Ciencias sociales no representa el pensamiento del Papa? Zamagni dijo también que «hoy en día, las desigualdades son provocadas por el modo en el cual funcionan las finanzas especulativas internacionales». Y agregó que «la desigualdad siembra el odio, siembra la voluntad de destrucción del otro y aquí la violencia, de ahí las guerras no declaradas que luego alimentan corrientes de pensamiento ideológico que tienen otros propósitos». Porque, «si queremos restablecer la seguridad (en el mundo) lo primero es reducir las desigualdades».

¿Qué puede hacer el Papa? Esto. Fijar posición, incidir, intervenir en el debate, hablar con sus interlocutores sobre los temas que interesan. Mientras manda a sus colaboradores a sentar posición en todos los escenarios. Es parte de su misión y es importante. Aunque algunos lo menosprecien, subraya el diario argentino Página 12 (4).

Conclusión

En Roma se ha designado el diplomático boliviano Julio César Caballero Moreno (51 años, casado, tres hijos) como nuevo responsable de la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL) del Vaticano. Moreno fue, entre el año 2016 y marzo de 2019, el último embajador de Bolivia ante la Santa Sede. El nombramiento hecho por el Papa puede leerse como un nuevo gesto de Francisco hacia el derrocado presidente boliviano Evo Morales, con quien mantiene una estrecha relación de amistad y de coincidencias respecto de la situación social de América Latina y del mundo.

En Argentina, los movimientos sociales están pegando el salto a la política con la inspiración de Papa Francisco, como confirma mi entrevista a Juan Grabois, organizador de tres encuentros mundiales del Papa Francisco con los movimientos sociales de todo el globo (5).

El obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, devolvió con una misa peronista frente a la tumba de San Pedro la gentileza que le extendió Gustavo Beliz, secretario presidencial de Asuntos Estratégicos, cuando lo invitó a la asunción del presidente Alberto Fernández en diciembre. Monseñor Sánchez Sorondo fue el último en saludar al novel mandatario aquel día y el encargado de su primera actividad el viernes 30 de enero de 2020, antes de su reunión con Francisco. Sorprendió a todos con las referencias a Perón (6).

Parlamentarios de Alemania, de España y de Paraguay, solicitaron que los Gobiernos de la Unión Europea deberían considerar el corte de la financiación que entregan a Colombia, considerando que el Estado Colombiano no está cumpliendo la obligación de garantizar la vida y la seguridad de los activistas de los movimientos sociales, después que la muerte de 15 manifestantes pacíficos, 74 manifestantes heridos por arma de fuego y otros abusos policiales que han provocado 240 civiles heridos.

En Colombia, el Arzobispo de Cali, Mons. Darío de Jesús Monsalve (que cuenta con el respaldo de Mons. Duffé de la secretaria de Estado del Vaticano – Dicasterio de Desarrollo Humano Integral) ha levantado la voz en contra del Presidente Duque. El Arzobispo Monsalve ha denunciado que “Ese tema de abusos policiales nos pone al frente la relación entre autoridad y poder, que van juntos. Toda autoridad exige completarse con un poder, sin lo cual la autoridad corre el riesgo de permanecer inútil o ineficaz en las sociedades; pero complementariamente, todo poder que no sea la expresión de una autoridad es inicuo. En cuanto autoridad, el poder se eleva hasta el orden moral y jurídico; recíprocamente, en cuanto poder, la autoridad desciende hasta el orden físico. Entonces aquí se está haciendo una ruptura entre la autoridad, que es lo que legitima realmente, y el poder, que tiene que estar al servicio de la autoridad. El poder no puede generar orden cuando es un poder abusivo. El problema es que el poder no tenga autoridad, y eso es lo que se está manifestando”. El Arzobispo de Cali Mons. Monsalve ha demostrado coraje, demostrando el autoritarismo del Gobierno nacional, afirmando que “yo, como obispo de la iglesia y como ciudadano, digo que solo una manifestación sin violencia alguna puede realmente ser una protesta contra todas las violencias. Yo no puedo protestar contra la violencia haciendo uso de la violencia, pero tengo que exigir primero al Estado que se ‘desviolentice’, que se desarme de esa violencia mental, emocional, ideológica, autoritaria. Sentimos que es un Estado armado, prepotente, a veces cínicos en la forma de hacer las cosas, con un cinismo ofensivo, que provoca a la reacción en una y en otra forma. Y eso es lo que creo que el país tiene que mirar. Alguno dirá que mis palabras son duras, pero creo que en eso hay que ser sinceros y desde la doctrina de la fe es muy claro que la autoridad tiene también esa dimensión ética e, incluso, espiritual. La dimensión profunda es la que hay que formar. ¿Qué formación está recibiendo nuestra Fuerza Pública? ¿La están infestando con esa mentalidad tóxica de revanchas, de mirar siempre la represión como el camino más inmediato?

Me pregunto si esa inducción al ciudadano con la provocación a la violencia es espontánea, instintiva, o es una inducción también calculada para generar un estado de cosas y tomar otras medidas. Hay que ser muy transparentes y eso es lo que el país está pidiendo. Por eso se ha perdido la confianza en la autoridad y en la institucionalidad”, concluyó Mons. Monsalve.

Hay que recordar que el relator de la Corte Interamericana de Derechos Humanas CIDH para la libertad de expresión, Edison Lanza, ha declarado que “Once muertes injustas y evitables en protestas en #Colombia. La Policía no debe utilizar armas de fuego para gestionar o contener una protesta. Se requiere diálogo, método y planificar fases. En democracia, la gente demanda ser escuchada y protesta no es igual a subversión”.

Esta grave represión policial se realiza el mismo día, el pasado martes 9 de septiembre de 2020, día nacional de los derechos humanos, mientras las Plataformas de Derechos Humanos de 500 organizaciones sociales y redes, presentaron en Bogotá, el Informe: El Desgobierno del Aprendiz: Autoritarismo, guerra y pandemia.

La Parlamentaria alemana Heike Hänsel ha subrayado desde Berlin que “el gobierno federal alemán ya no puede más hacerse el de la vista gorda… Los asesinatos diarios de activistas en Colombia por parte de fuerzas estatales y paramilitares no deben seguir siendo tolerados por la comunidad internacional», declara Heike Hänsel, vicepresidenta del grupo parlamentario DIE LINKE.

La experta en política exterior continúa: «En 2020 fueron asesinados más de 205 activistas sociales y 43 miembros del partido FARC. 53 masacres tuvieron lugar. El gobierno de Iván Duques es responsable de esta violencia. El 10 de septiembre, al menos once personas murieron y 58 manifestantes resultaron heridas por el uso arbitrario de armas de fuego por parte de los agentes de policía. Las protestas se desencadenaron por el asesinato del abogado Javier Ordóñez, de 43 años, el 9 de septiembre en Bogotá por la policía. Cuatro años después de la firma del acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las entonces FARC-EP, no hay indicios de más paz y seguridad.

El gobierno alemán, que ha cofinanciado el proceso de paz, está en la obligación de exigir al gobierno colombiano garantizar la seguridad de los ex combatientes de las FARC y los activistas de los movimientos sociales, y en caso de incumplimiento de cortar el financiamiento del proceso de paz«, concluyó la parlamentaria alemana Hansel.

El Parlamentario del Mercosur, Ricardo Canese, y Mercedes Canese, ex viceministra de Energía del Gobierno del Presidente Lugo, han declarado al Observatorio SELVAS: “Expresamos preocupación que el Presidente de Paraguay sea asesorado por el Presidente de Colombia, que tiene la responsabilidad de 14 jóvenes manifestantes muertos por balas de arma de fuego de policías, como documentado por Cidh y ONU.

“Nos unimos al llamado de parlamentarios europeos como Miguel Urban Crespo y Heike Hänsel, de proteger los activistas de movimientos sociales, sin abusos policiales y para exigir la recuperación de la democracia en Colombia, frente a estas graves rupturas del estado de derecho”.

El compromiso de Papa Francisco en contra de la deuda externa, en contra de las desigualdades estructurales que originan el conflicto en Colombia, demuestra la fuerza ética de esta autoridad mundial en la geopolítica global.

NOTAS

  1. https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-08/francisco-economia-enfer…

  2. https://www.pagina12.com.ar/283871-alberto-fernandez-llamo-al-papa-para-…

  3. https://www.pagina12.com.ar/276529-el-papa-pidio-que-se-condone-la-deuda…

  4. https://www.pagina12.com.ar/245831-definicion-del-papa-frente-a-georgiev…
  5. https://www.religiondigital.org/america/movimientos-sociales-inspiracion-Papa-Francisco-argentina-macri-crisis_0_2174782512.html
  6. https://www.perfil.com/noticias/politica/beliz-y-sanchez-sorondo-un-cana…

AUTOR

17.09.2020

– Cristiano Morsolin, investigador y trabajador social italiano radicado en Latinoamérica. Desde 2001 trabaja en proyectos de cooperación internacional en Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia y Brasil. Autor de varios libros, analiza la relación entre derechos humanos, movimientos sociales, políticas emancipadoras y geopolítica del Papa Francisco. Su más reciente libro: “Cambio civilizatorio y nuevos liderazgos sociales” (en colaboración con el Embajador de Naciones Unidas, Dr. Franco Vincenti), Ed. Ántropos, Bogotá, marzo 2019 – Prologo del Cardenal Turkson.

Blog: https://diversidadenmovimiento.wordpress.com/

https://www.alainet.org/es/articulo/208939

 

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