Por: Francisco Parada Walsh*
El Dr. Ricardo Lara Herrera es mi amigo. Admiro profundamente la impactante entrevista que le realizó el periodista Don Santiago Leiva a una persona común, a un doctor al que nunca le ha visto el rostro, esta entrevista no es a un rostro sino a un alma, es ese doctor que sirve en el mayor anonimato quien representa a todo el personal de salud, es él quien se quita esas capas de protección, se desnuda para transmitir un mensaje de compasión hacia su prójimo, de temor como cualquier ser humano, de humildad, tan necesaria en estos tiempos. Mi amigo no habla por él, habla por todo ese personal de salud que nadie sabe quién es, no hay rostros, solo pasión por servir. Vale la pena que cada personal de salud se vea reflejado en este bello poema que dedica Don Santiago Leiva a todo el personal de salud no solo de El Salvador sino del mundo. Al Dr. Ricardo Lara le he tratado en tres ocasiones y aun no conozco personalmente su rostro.
En el primer encuentro llegué con fiebre alta, mirada perdida, tos y dificultad para respirar; él se encargó de atenderme, y preparar mis papeles para remitirme al Hospital La Ceiba y que recibiera tratamiento contra el Covid-19. La segunda vez me recibió para darme seguimiento y constatar si habían desaparecido los rastros del coronavirus de mi cuerpo. Recién hubo una tercera vez, pero en esta ocasión, entré a su consultorio, en el “gripario” del Hospital del I.S.S.S. de Ilopango, para conocer quién es ese héroe bajo traje de protección que lucha en primera línea contra la pandemia. En este tercer encuentro, a diferencia de los anteriores la zona de “gripario” estaba desolada, pero él, al igual que el resto del personal se sigue cobijando en su traje protector. No pude verle al rostro nuevamente, pero conseguí desnudar parte de su vida en la entrevista que a continuación presento.
El Dr. Lara es un prominente médico de ombligo sonsonateco, que aparte de compartir conocimientos en dos prestigiosas universidades, ser articulista en un matutino local, y haber ocupado cargos importantes en el I.S.S.S. y al frente de FOSALUD está convencido que su período más útil como galeno lo ha cumplido al frente de la pandemia.
A juzgar por su imagen pareciera que ha terminado la corredera que generó el COVID- 19 en el “gripario” del I.S.S.S. de Ilopango? : Si, pues la verdad es que hemos tenido una disminución significativa en cuanto a las consultas gripales y todo aquello relacionado a sospecha de Covid-19 o de enfermedades respiratorias. Y desde que se inauguró el Hospital El Salvador, quizá un mes después que empezó a funcionar, nosotros ya nos convertimos para lo que habíamos nacido que era un centro transfer, no en un hospital. Nos tocó atender hospitalización por la misma situación que la pandemia se adelantó al tiempo esperado y realmente el número de casos se vio altamente incrementado entre el 15 de junio y 15 de julio.
Entonces el centro transfer como tal que era para lo que habíamos nacido no pudo ser posible sino que nos tuvimos que convertirlo en hospitalización. A medida que el Hospital El Salvador comenzó a funcionar, más o menos al mes, ya nosotros nos convertimos en un centro transfer y los pacientes que nos vienen en estado delicado y que necesitan ser transferido se envían o al Hospital El Salvador, al Hospital Amatepec o a Los Planes de Renderos.
Según las condiciones, usted ha estado en primera línea ¿Se asustó, le asustó la pandemia?: Fíjese que realmente no sabría describirle qué me pasó. Hace dos años yo fui diagnosticado de tuberculosis pulmonar y cuando nos agarró la pandemia que empezó como una epidemia de gripe, realmente como un brote de gripes, le perdí miedo. Le perdí miedo no sé de dónde agarré fuerzas. Si, tenía un poco de miedo al principio, y yo le doy todos los créditos a tanto médico joven que vino a hacer interinatos porque sin conocer realmente el virus, le estoy hablando de los meses de marzo, abril y mayo; que no conocíamos el comportamiento del virus y lo enfrentamos.
En ese tiempo tuvimos días que no nos quedaba tiempo ni de tomar agua o de pronto pensábamos dos veces ir a orinar porque quitarnos los trajes y todo el protocolo de desinfección era tremendo. Ya a partir del 7 de agosto más o menos empezamos a notar una significativa disminución tanto de consultas por enfermedades respiratorias como la llegada de pacientes complicados. Hoy estamos en un promedio de uno o dos pacientes complicados.
Descríbame ¿Cómo era un día del Dr. Lara en lo más serio de la pandemia?: Realmente eran días en los que se perdía la noción del tiempo en función si era martes o domingo, si era un sábado o era un lunes. Los horarios estaban un tanto distorsionados, de repente si entrábamos a las 7:00 de la mañana y me tocaba salir a las 3:00 de la tarde, cuando venía a ver eran las 7:00 de la noche. Luego empezó el proceso de vivir duelos ajenos en función de que nosotros éramos una emergencia que no nos preparamos psicológicamente creo yo a lo que se nos venía. No estábamos preparados. El golpe más fuerte que recibimos como equipo de trabajo fue que una compañera nuestra murió de Covid-19 el 19 de junio. Era una licenciada de enfermería. Ese día, creo que todos lloramos acá adentro, cada quien en su espacio.
¿No está preparado para vivir una pandemia similar?: Exactamente. Tengo temor de vivir otra pandemia similar, tengo temor de volver a experimentar los miedos y dolores, pero estoy seguro que de alguna parte tiene que salir fuerzas.
¿Sin duda esta pandemia ha dado lecciones?: Claro, esta enfermedad nos enseñó que el comportamiento es bien diferente. Tuvimos pacientes que a las 10:00 de la noche estaban conscientes, saturando 86, 90 de oxígeno y en una hora se nos descompensaban y de repente el enfermo de a la par nos avisaba de que ya no se movía. Gracias a Dios que ahora conocemos un poco más del Covid-19, conocemos que a cada quien le da diferente y conocemos también que no se ha ido.
¿Usted lleva diez años acá?: Yo fui el primer Director Ejecutivo de FOSALUD, o sea yo era empleado del Seguro Social y cuando a mí me invitaron a ser parte de la creación de FOSALUD la única pregunta que yo hice fue si me iba a guardar la plaza, yo era colaborador técnico en la Torre Administrativa, estaba como coordinador nacional de clínicas empresariales. Cuando yo regresé en 2009 me dijeron que me presentara el 3 de enero de 2010, me presenté a la Torre y estando en la Torre nadie sabía dónde ponerme, dónde ubicarme. Me reuní con el Dr. Kattan que era el Director General y el me ofreció irme a Apopa, Ilopango o Zacamil, y yo preferí Ilpango. Así fue como vine a parar acá en emergencia. Los primeros seis meses fueron terribles porque venía de un área administrativa, pero los compañeros me fueron orientando y ahora ya me defiendo solo. De estos 10 años la historia más trágica ha sido esta pandemia. Y si algo le puedo garantizar es que los últimos meses de mi vida aquí en el Seguro Social es cuando más útil me he sentido.
Ya compitió para diputado ¿Ser diputado es otro de sus sueños?: Le voy a ser bien honesto, el tema político yo me di cuenta a lo largo de todos estos años que solo estando en un lugar donde se toman decisiones usted puede cambiar las cosas. La pandemia nos enseñó que vivimos con un Código de Salud desfasado, la pandemia nos demostró no que el sector salud está más desprotegido de lo que imaginábamos. Yo busqué una candidatura en el 2018 porque entré a la planilla del Consejo Nacional de Salud Pública representando al gremio médico porque empezamos a vivir una serie de injusticias. Estando ahí varios amigos me comenzaron a convencer para que participara. Yo no quiero ser mala gente con nadie, pero voy a decir lo que me han dicho muchas personas. Nosotros como sector salud en la Asamblea Legislativa nunca nos hemos sentido representados, como médico, como sector salud nunca. Se nos ha instrumentalizado. En el 2018 (que participé) yo no contaba con una serie de variables, por ejemplo yo no sirvo para sonreír sino tengo ganas de sonreír, no sirvo para dar un saludo hipócrita, no sirvo para reírme con alguien para que me regale un voto; y luego que no me quise doblegar a las voluntades de las dirigencias de ese momento, por ejemplo querían de un inicio que tomara la decisión sobre a qué candidato iba a apoyar para la presidencia si a Simán o a Callejas. A mí me faltaron como 400 marcas para entrar a la Asamblea Legislativa y pues no lo logré y me vine a retomar mi trabajo.
Pero hoy ¿va otra vez como candidato a diputado?: Si, le voy a contar porque decidí meterme al lío. Yo llevo dos ideas claras: Código de Salud y Código Municipal, dentro del Código Municipal el tema de la salud, que no se haga uso de la salud pública como proselitismo barato. Yo me considero un hombre liberal, pero también un hombre revolucionario de derecha. Y soy claro en decirle, sino hubiera existido pandemia Ricardo Lara no se mete a otra contienda.
*Médico salvadoreño