Por: Francisco Parada Walsh*
Se encuentran en una sencilla clínica enclavada en las montañas mágicas de Chalatenango, ambos tienen cita y deben esperar su turno.
Es Hígado quien saluda efusivamente a Cerebro, segundos sin verse y no pierde el sarcasmo que lo caracteriza al preguntarle a Cerebro: ¿Siempre con ese tu color grisáceo que más pareces maceta?
Cerebro, conocedor del resentimiento que Hígado guarda no le extraña la pregunta, mientras hojea una vieja revista Vanidades levanta la mirada y observa fijamente a Hígado y responde: Claro Hígado, mi color representa a la materia gris, al buen juicio, al razonamiento, a discernir entre lo malo y lo bueno y ya que el tiempo pasa nada parece cambiarte, eres el mismo de siempre crítico, envidioso; sin embargo tu color sí es para preocuparse ¿Por qué estás tan verde?, pocas veces te había visto tan mal.
Hígado: No estoy ni por cerca enfermo, ese es mi color natural, destilo envidia, grosería, odio, vulgaridad, venganza y jamás cambiaré, así soy feliz.
Cerebro: Bueno, nadie te está pidiendo que cambies sin embargo parece que no ves la realidad, este país está agonizando y tú, en vez de ayudar a la reconciliación prefieres sembrar más odio en esta sufrida tierra.
Hígado: ¿Qué quieres que haga? son cientos de miles de personas que me prefieren, y tú siempre bla, bla, bla creyendo que la gente debe de pensar cuando la plebe prefiere el desempleo, sentir dolor, sufrir, tener hambre, odiar todo aquello que aunque equivocados estén, deben defender.
Cerebro: De eso no me cabe la menor duda, lástima que cuando tu bilis deje de nublar el buen juicio será tarde, demasiado tarde.
Hígado: Ese no es mi problema, odiar y ofender es parte de mi esencia sin embargo te seré sincero, poco a poco empiezo a ver que muchísimas personas ya abrieron sus ojos y a pesar que aparento fuerza e indolencia siento un gancho directo cuando pues ya no soy importante para muchos salvadoreños y creo que las elecciones serán diferentes, no como yo creía, al final no me importa, ¡gane quien gane mi vida sigue! con uno que secrete odio, resentimiento y testarudez me doy por servido ¡Uno me basta!
Cerebro: ¿Con tan poco te conformas mi querido amigo?
Hígado: Lo que pasa que poco a poco la gente va entendiendo que el país está a punto de caer en un abismo de donde no será fácil sacarlo.
Cerebro: Te entiendo y cada vez hay miles de personas que empiezan a usarme, para discernir entre lo vulgar, la mentira, el odio y el buen juicio y sobre todo lo que más les preocupa es la situación actual, el desempleo aumenta, la vida más cara y es el futuro de sus hijos lo que preocupa a muchos, los que tienen alguna posibilidad económica prefieren que se vayan del país, es una minoría pero no ven un futuro promisorio para sus hijos y los que son pobres como nosotros básicamente están presos en su tierra y debes saber amigo Hígado que si al país le va mal, todos perdemos, sin excepciones.
Hígado: No me gusta darte la razón pero pienso igual que tú, el país va directo a un precipicio, nunca había visto un fanatismo donde la ofensa prevalezca sobre el pensar, no descanso ni por un segundo pues secreto bilis, odio, venganza y al final querido amigo, de a poco mi salud se ve deteriorada, ya no soy aquel órgano sano, solo queda una masa fibrosa de aquel hígado que tú conociste.
Cerebro: Vaya, para que tú reconozcas que debe prevalecer el pensar, el actuar correctamente, ver los pro y los contra de nuestra situación dice mucho de ti, quizá ya estés harto de verter tanto odio y dice el páncreas que todos los días andas borracho, debes tener cuidado con el alcohol pues si sobrio eres insoportable, ya con unos tragos serás más que odioso.
Hígado: Te diré un secreto, no puedo con tanto odio y bueno, y si tienes razón, soy un pobre alcohólico, el primer trago, con reloj en mano me lo sirvo a las once, así no ciento el daño que causo.
Cerebro: Pero amigo, debes cuidar a tu inseparable compañera la vesícula biliar quien no tiene la culpa de tus arrebatos y menos de tus adicciones, pero no dudo que el licor te haga la vida más placentera, y como tú dices, por lo menos no te das cuenta de cuánto daño has causado, tu veneno es el que predomina, el que se respira en el ambiente.
Hígado: He pensado dejar de secretar veneno, al final nadie se dará cuenta y que seas tú quien prevalezca a la hora de votar pues el país cae a pedazos y que para cuando llegue la hora de elegir diputados y alcaldes sea la materia gris la que predomine porque si creen que el odio y la venganza es buena, no tienen ni idea de la tragedia que se avecina, siempre el hígado pobre contra el cerebro pobre sin embargo no hay pobreza en un cerebro que piensa, que razona, que desea un futuro mejor.
Cerebro: ¡Vaya, vaya! Tienes razón, al final somos tan opuestos pero tan necesarios y ojalá que para las elecciones del 2021 sea la materia gris la que predomine y la gente piense en su futuro, en la libertad, y no olvidemos a los ochenta mil muertos que dejó el conflicto, nuestros muertos merecen respeto y qué mejor que honrarlos con que prevalezca una democracia, una patria solidaria y que termine ese deseo de venganza que vivimos actualmente.
*Médico salvadoreño