En el mundo había 356 millones de niños viviendo en condiciones de pobreza extrema antes de la covid-19, y la cifra puede crecer bajo el impacto de la pandemia, señaló un informe divulgado este martes 20 por Unicef y el Banco Mundial.
Esa cifra “debería escandalizar a cualquiera, y la escala y la profundidad de las dificultades financieras provocadas por la pandemia solo están destinadas a empeorar las cosas”, dijo Sanjay Wijesekera, director de programas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Según el estudio, dos tercios de esos niños habitan en África subsahariana, en hogares que luchan por sobrevivir con un promedio de 1,90 dólares al día o menos por persona, mientras que el sur de Asia aloja a casi una quinta parte de esos chicos.
Datos de la ONU indican que unos 700 millones de personas vivían en pobreza extrema hasta el año pasado, y otros 115 millones podrían agregarse en 2020 como consecuencia de la crisis desatada por la covid, lo que marca un retroceso en la reducción de la miseria que se observó en parte de la década.
El número de personas en pobreza extrema disminuyó 29 millones entre 2013 y 2017, se trató de “un avance lento y desigual” y se encuentra en mayor riesgo por el impacto de la covid, sostuvo el informe de Unicef y el Banco Mundial.
En el lapso citado, todas las regiones experimentaron disminución de la pobreza extrema entre los niños, excepto en África subsahariana, que registró un aumento de 64 millones en el número absoluto de pequeños que luchan por sobrevivir con menos de 1,90 dólares al día, de 170 millones en 2013 a 234 millones en 2017.
Aunque los niños representan cerca de un tercio de la población mundial, son casi la mitad de la población extremadamente pobre. Además, tienen más del doble de probabilidades de ser paupérrimos que los actuales adultos.
Los niños más pequeños son los que están en peor situación: 20 por ciento de ellos es menor de cinco años y vive en hogares extremadamente pobres del mundo en desarrollo, destacó el informe.
La pobreza infantil es más frecuente en países frágiles y afectados por conflictos, donde más de 40 por ciento de los niños viven en hogares extremadamente pobres, y 70 por ciento de los niños en situación de pobreza extrema vive en un hogar donde el jefe de la familia trabaja en el campo.
El informe también considera que la crisis de la covid amenaza con revertir los avances logrados en materia de igualdad de género, y que se requiere protección social para mejorar los mecanismos de supervivencia de la población pobre y vulnerable, en lo inmediato y para la recuperación a largo plazo.
El texto incluyó recomendaciones, como que los gobiernos amplíen y ajusten sus sistemas y programas de protección social para prepararse ante futuras crisis, se pide incluir innovaciones para la sostenibilidad financiera, y además fortalecer los marcos legales e institucionales.
También se pide proteger el capital humano, ampliar los beneficios para niños y familias a largo plazo, e invertir en políticas favorables a la familia, como la licencia parental remunerada y el cuidado infantil de calidad para todos.
“A raíz de la desorganización económica masiva causada por la pandemia, es más crucial que nunca que los gobiernos apoyen ahora a los hogares pobres con niños, y reconstruyan su capital humano durante la recuperación”, enfatizó Carolina Sánchez-Páramo, directora de la División de Pobreza y Equidad del Banco Mundial.
(Con información de IPS)