Una Huesera llamada El Salvador de Qué

Por: Francisco Parada Walsh*

No visitaba la capital del pecado desde Marzo, llegar a la ciudad capital me estremeció; la situación económica es peor de lo que imaginé sin embargo en esa fiesta pagana llamada vida pareciera que no nos damos cuenta o creemos que sucederá un milagro donde el desempleado encontrará el trabajo de su vida; el hombre flaco y débil será un rollizo salvadoreño, las deudas serán canceladas por un ente redentor, las refrigeradoras vacías estarán a rebosar de deliciosas viandas, los carros destartalados de un día para otro rugirán con potentes motores, estarán pintados y listos para la marcha; los negocios cerrados volverán con más fuerza y contratarán a más personal, las personas despedidas serán llamadas nuevamente y no solo se les cancelará el mismo salario sino que habrá un aumento, los desaparecidos tocarán a la puerta de sus hogares; ¡Nada más alejado de la realidad! Desde que abordé el bus que me traslada de San Ignacio a San Salvador la cantidad de pasajeros era mínima, había tantos asientos disponibles; en el recorrido de a poco se fue llenando, más vendedores que pasajeros; jóvenes y viejos ofreciendo desde dulces hasta pócimas mágicas, el objetivo es llevar comida a su gente, solo pensaba cómo me viera queriendo vender un producto médico con tal de llevar algún sustento a mi familia; no pude hacer ese cuadro mental.

Deseaba almorzar en un restaurante que ofreciera mariscos, mi otra sorpresa es que lo cerraron a causa de la cuarentena, quise lavarla nave espacial, ya el lugar donde lavaba el vehículo no existe ni existirá; eso estruja, ¿Qué se hicieron todos estos empleados?: Dudo que estén trabajando, ¿Qué se hicieron los dueños que se vieron forzados a cerrar sus sueños?: Con deudas, con incertidumbre, con un futuro sin rumbo. Llegué a dormir donde mis parientes y pude ver en ese pasaje más de siete carros tirados, cubiertos por plásticos negros, abandonados, agonizando, ya el Dios Sol les daba los santos óleos, todo similar a una huesera.

Al día siguiente visité una franquicia de café y en las tres horas que estuve arreglando el mundo con amigos de amigos los comensales no pasábamos de una siete personas cuando hace un año era un imposible encontrar una mesa disponible, lo anterior dice el drama que vive El Salvador y que viviremos. Sucede como cuando uno se atrasa con una deuda, si no puede pagar un mes menos podrá pagar dos o tres, lo mismo pasará con nuestra plana de la vida: Sino puedo encontrar trabajo en este momento menos en un año, si no puedo reparar un carro este año menos en el 2021; esto no es el fin del mundo sino de El Salvador; no hay dinero, se lo acabaron, sacaron quince millones diarios en el nombre del bienestar del país y del propio; quince millones al día son 450 millones al mes, y en el lapso de siete meses el país perdió 3150 millones de dólares y nadie sabe dónde está ese dinero, realmente lo que sucede y se nos viene es más siniestro de lo que se pueda imaginar, de lo que cree puede llegar a suceder, ya no ha país, viene un drama inimaginable pues nadie invierte en un país manejado por una persona que cree ser el centro de la tierra, sino hay inversión no hay empleos, sino hay empleos no hay impuestos y topamos, no hay salida.

Viene una realidad que jamás imaginamos vivir, regresar al colón para que el gobierno tenga miles de millones de colones, solo que un tomate costará quinientos colones y ¿Aun no entendemos ese saqueo del que hemos sido víctimas y cómplices? ¿No entendemos que ya no hay una economía? Quizá debe el lector, futuro elector dejar fanatismos patológicos y pensar qué les dejará a sus hijos y que el voto en febrero del próximo año sea un voto razonado, buscando el bien común y por ende un voto de castigo. Recientemente colocaron treinta millones en LETES y apenas, algún perdido compró quinientos mil dólares en acciones; ¿Qué sucederá con los tres cientos mil “hermanastros” que serán deportados?: Unos vienen y otros se van; ese título de “Huesera” es nuestra realidad, nadie dice nada y que siga este festín del mal; tristemente ni la oposición teniendo mayoría en la Asamblea Legislativa logrará detener esta debacle y si por nuestro karma llega el ejecutivo a tener pleno control de la Asamblea quizá el lema del salvadoreño será: “Sálvese quien pueda”; ya hay un franco retroceso en esa incipiente democracia con los signos de matonería ejecutados el 9 de febrero, lo dicho por el director de la Policía Nacional Civil al alcalde de Nejapa donde este ignorante se convierte en juez y parte, él, en su mundo puede capturar a alguien solo por pedir información a un mortal ministro de gobernación; tenemos a un ministro de defensa que manchó a una Fuerza Armada y no teniendo con eso se tachona el pecho con guilindujes dorados rocambolescos llamadas medallas ¡Algo nunca visto! deben nuestros ojos abrirse ya que nuestro futuro no es alentador; se destruyó un país en un santiamén, se volaron la confianza de una sociedad y muy aparte de la huesera que denota una franca pobreza se respira un ser humano vacío, alguien que deja expuesta su alma, su codicia, su miseria, ejemplo claro la auto gratificación del débil, del desteñido, de la nada.

Catalogo como “la huesera humana” a ese hombre vacío, ostenta poder sin embargo no se percibe la materia gris sino un esqueleto; ésta es la peor huesera, esa donde todos tenemos el camino cuesta arriba y en vez de ser una sociedad más solidaria, más humana como por un momento creí sucedería cuando la cuarentena empezaba lo que tenemos es una sociedad-huesera; creí en un mundo mejor ¡Qué equivocado estaba ! luego rectifiqué y escribí que el mundo sería un lugar más egoísta, hostil, violento y es lo que vivimos: Una sociedad salvadoreña dividida, fanática, pobre, intolerante, anárquica; somos un polvorín: Pobreza y falta de liderazgo. Hordas de troles atacando la verdad, incitando a una violencia cual si la que provoca el hambre y el desempleo no fuera suficiente; a pesar de que el país está económicamente acabado este drama apenas empieza; falta ver filas de personas esperando alimentos, suicidios, altos índices delincuenciales, una migración desesperada y más.

Fallamos, nos equivocamos y sería bueno reconocerlo pero el daño es irreversible; las hueseras de empresas cerradas son superadas por las hueseras humanas donde en vez de sacar lo mejor de nosotros, aprovechamos aun el dolor del otro para nuestro beneficio. Parece un cuento de terror y si lo es. Solo espero que sea Joe Biden el que gane las elecciones pues será un mensaje claro que en el mundo hay líderes y hay payasos líderes.

*Médico salvadoreño

Si te gustó, compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.