EN CHILE: Monseñor Romero facilitó un milagro sorpresivo y sorprendente

Por: Víctor M. Valle

El 29 de octubre recién pasado, en Chile, un país afectado negativamente por la pandemia del covid-19 y por una efervescencia social y política y social que lleva más de un año, ocurrió un evento inadvertido por muchos pero de gran significado y simbolismo para Chile y El Salvador. Podría decirse que ese día se concretó un milagro sorpresivo y sorprendente de Monseñor Romero.

En la Plaza República de El Salvador se inauguró oficialmente una escultura, tipo silueta, de monseñor Romero, nuestro San Óscar Arnulfo Romero.

La escultura tiene 3 metros y medio de altura; el material es hierro pintado de negro y el grosor de la lámina es 20mm. La autora es la reconocida escultora chilena Francisca Cerda (1943-) quien ha hecho numerosas esculturas que figuran en museos y espacios públicos de Chile.

Cuando digo que es una acción milagrosa, para decirlo en armonía con la naturaleza de monseñor Romero, tengo mis razones.

Cuatro semanas después de llegar a Chile como Embajador de El Salvador, el 23 de mayo de 2015, fue la Beatificación de Monseñor Romero y la Embajada hizo un acto especial en Santiago. Monseñor tiene mucha presencia en Chile en universidades, parroquias y organismos de la sociedad civil. Conocedor de la biografía de Monseñor, sabía que 2 años después, el 15 de agosto de 2017, se celebraría el centenario de su natalicio.

En Chile hay un santo con muchas similitudes con monseñor Romero. Es San Alberto Hurtado, un talentoso sacerdote que estudió en Europa y al regresar se dedicó, mucho antes del Concilio Vaticano II, a trabajar para darle alivio y dignidad, desde la precariedad y el desamparo, a las personas pobres que duermen en la calle. Fundó una organización benéfica, El “”Hogar de Cristo”, murió por problemas de salud y llegó a Santo de la Iglesia Católica en el 2005.

Al recorrer Chile observé que, en parques e iglesias, había muchas siluetas de San Alberto Hurtado y concebí la idea de erigir una de Monseñor Romero para inaugurarse el 15 de agosto de 2017, centenario de su nacimiento. Se averiguó que la autora de las siluetas era la escultora Francisca Cerda a quien visité en su taller. Le expuse mi proyecto, conversamos sobre criterios políticos y estéticos para expresarlos en la silueta y le pedí el presupuesto. En tiempo record me presentó el esbozo y me entregó el presupuesto: entre 10 mil y doce mil dólares.

Había que recaudar los fondos. Me propuse hacerlo con cero coste para nuestro erario público. Recurrí al ministro de las Culturas, el Patrimonio y las Artes de Chile, Ernesto Ottone quien, entusiasmado, me ofreció el apoyo financiero. Había que cumplir ciertas formalidades para lograr la aprobación de los fondos públicos. Y recorrí un kafkiano víacrucis burocrático de rigideces.

Simultáneamente, mi idea fue colocar la escultura en la Plaza República de El Salvador, ubicada en la Comuna de Vitacura, de la Región Metropolitana de Chile. La plaza fue inaugurada en abril de 2015, pocos días antes de que yo llegara al cargo de Embajador, y la gestión la había hecho la Embajadora anterior, doña Aída Minero. Ella ya no estuvo en la inauguración de la plaza pues dejó el cargo 3 meses antes.

Gestioné la autorización de la Municipalidad de Vitacura para erigir la escultura pues hay estándares de diseño que cumplir. Para la autorización se contó con el decidido apoyo de Don Renato Sepúlveda, en ese tiempo asesor del Alcalde de Vitacura, Don Raúl Torrealba del Pedregal. Actualmente Don. Renato es el Embajador de Chile en El Salvador.
En ese peregrinaje por apoyos estábamos cuando estallaron unos incendios forestales en Chile, de gran magnitud. Había que recortar gastos públicos, y la ofrecida ayuda se redujo mucho. Intenté otras fuentes, pero sin éxito. El arzobispo de Santiago, el Cardenal Ezzati, me ofreció apoyo moral y contactos. Ya la escultura no podría estar para el centenario de Monseñor.

Cambió el gobierno en Chile en marzo de 2018 y el apoyo para el proyecto no parecía posible en el corto plazo. La esperanza de tener la escultura en algún momento antes del fin de mi misión se desvanecía.

Mi esposa Mayra Amaya Rosales fue por un tiempo Presidenta de la Asociación de Cónyuges Diplomáticos y en tal posición tuvo comunicaciones frecuentes con el Decano del Cuerpo Diplomático, el Nuncio Apostólica de la Santa sede, Monseñor Ivo Scapolo, con quien forjamos una gran amistad.

En el 2019, cuando tanto el Nuncio como mi persona vislumbrábamos el fin de nuestras misiones como diplomáticos, el Nuncio nos dio la sorpresiva y agradable noticia que, desde una filantropía anónima, había conseguido los fondos necesarios que definitivamente serían cerca de los 12 mil dólares. Y nos pusimos a correr. Había que hacer la escultura, montar la base, lograr la aprobación del Consejo de Monumentos Nacionales. La idea era inaugurar la escultura en diciembre de 2019. Surgió un mega-imprevisto. El 18 de octubre literalmente Chile estalló en llamas como consecuencia de una fuerte protesta social por carencias y descuidos acumulados con el acelerador coyuntural del aumento del precio de los pasajes en el metro. Chile se conmovió. Las operaciones públicas se alteraron y las prioridades fueron otras. Había que capear la tormenta y restaurar docenas de monumentos destruidos. Nadie estaría pensando en instalar una escultura de monseñor Romero. Había que esperar.

En enero del año en curso, se percibieron condiciones para continuar y concluir el proyecto. Los técnicos de la Municipalidad se proponían inaugurarla antes de mi partida de Chile. El Consejo de Monumentos Nacionales ya había dado la aprobación. Los ingenieros ya habían acordado con la escultora el diseño estructural de la base. En eso llegó el Covid 19 y otra vez, el proyecto entró en pausa.

Dejé Chile en marzo 2020. Quedó Encargada de Negocios en la Embajada la diplomática Carla Arias quien tomó la posta y le toco coordinar lo necesario y redactar el texto de las placas en la base para que, casi 8 meses después de mí partida y a pesar de la pandemia, el 29 de octubre de 2020 fuera inaugurada, por fin, la escultura de Monseñor Romero. Octubre es un mes importante en la vida de monseñor Romero. El 15 de octubre de 1974 fue nombrado Obispo de Santiago de María, El Salvador, y el 14 de octubre de 2018 fue canonizado por el Papa Francisco.

La inauguración tuvo limitaciones propias de la pandemia. Hablaron el Alcalde Raúl Torrealba del Pedregal, el Arzobispo de Santiago, Cardenal Celestino Aós, el Nuncio Apostólico, Monseñor Alberto Ortega, y el embajador de El Salvador en Chile Héctor Jaime.

Es imponente la escultura. En la base están las placas que mencionan a la escultora Francisca Cerda y dicen: “San Óscar Arnulfo Romero – El Salvador (1917-2020) – Profeta de la Paz y Mártir por la Justicia”.

Realmente, después de tanta vicisitud, es un milagro sorpresivo y sorprendente ver instalada la escultura de monseñor Romero señalando, con el índice de la mano derecha en alto, el camino que es la paz basada en justicia. Oportuno mensaje para Chile y el mundo en la actualidad

Cuando le envié a Monseñor Ivo Scapolo la fotografía de la escultura me escribió: “¡Linda la señal de San Romero hacia el cielo! Luchar en la tierra para la justicia mirando al cielo!”

Dijo además que gracias al compromiso y perseverancia de muchos, “…se alcanzó que este hermoso monumento exprese una linda síntesis entre fe y justicia

Si te gustó, compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.