Carta de Amor

Por: Francisco Parada Walsh*

El amor avanza, ni la muerte puede separarme de ti, aun en ese misterioso trance buscaré el frío ardiente de tus besos. Al amor nada lo detiene, corre como caballo en la pradera relinchando tu nombre, te llama, te busca y no te encuentra. Se cansa, el amor toma agua de un riachuelo y en ese lento cauce ve reflejado tu rostro, su corazón te llama y te grita con todas sus fuerzas y no te encuentra. Sigue galopando queriendo verte, amarte, fundirse como oro líquido pero no estás. El amor está loco, te busca llorando, te ama sufriendo, te necesita y tú no apareces, ¿Dónde estás amor de mi vida?, ¿Dónde?, solo fui a otra vida y ya no sé de ti.

Las rosas empuñaron sus perfumes y se vistieron con faldas hechas de pétalos rojos y  fueron tras de ti,  dejaron un camino de colores, de pétalos, de amores para que no dañes tus pies al caminar ¡ah, las rosas! Mis labios sangran llanto buscando tus cálidos labios pero no se encuentran, mis labios suben a la montaña y creyendo verte en la lejanía corren hacia ti pero no eres tú, eres tu pasado que no quiere nada conmigo pero por la eternidad viajaré como un loco, buscando tu aroma cual deliciosas trufas, volaré como un ángel tirado al infierno o un diablo expulsado del averno, desesperado buscando tus huellas; soy un pecador, tú me conoces mejor que nadie y necesitaré tu perdón; deseo arroparte con mis alas y llevarte al cielo o al infierno pero debo llevarte a donde sea y no dejarte perder.

Deseo que mi abrazo congele tu mente, tu corazón  y volver a ese pasado hermoso, platinado de juventud donde solo tú y yo tengamos la llave de nuestro castillo, de un lugar mágico lleno de sencillez, de flores bellas, de gatos curiosos, de lunas dormilonas y de soles majestuosos.

¿Por qué me tardé  tanto en buscarte? Por cobarde, por traidor, por miserable; pero si no fuera cobarde tú no serías valiente y gallarda;  si mi vida fuera una vitrina de mágicos colores donde arlequines lloran a mi paso preguntando por ti serías tú el pincel colorido que alegra el alma del silencio; ¿Qué el silencio tiene alma?: Claro mi amada, el silencio tiene el todo y tiene la nada;  no te pido nada y todo te debo; no sabía que la felicidad es de dos, pensé que era solo mía y no tuya pero despacito, en silencio aprendí a ser feliz junto a ti; callado como un tótem me hinqué ante tu gracia, gracia divina, gracia eterna, gracia con gracia, gracia graciosa, esa eres tú.

Cuando te vi, quise robarte sin importar sentencia que cortara de tajo mi cabeza pero tu esplendor cegó mi alma, golpeó mis sueños pero no desistí, te perseguí como a la más bella delincuente y un día te encontré, estabas en una sala del cine llamada Presidente y por verte a ti no pude de nada estar pendiente; solo te miraba, solo te pensaba, todo por estar junto a ti, de rozar tu mano, de buscar tus labios, de besar tu alma.

Hubo una diosa, madre celestial que guiaba mis perdidos pasos y me sacudió de las mejillas para decirme: “Cuida de ella, ámala, protégela que ella es en quien deposito mi corona, mis joyas y mis designios, nada serás sin ella, andarías errante por el mundo, pensarás que eres libre pero serás tu propio esclavo, tus grilletes serán la eternidad y la locura, solo volverás a este mundo cuando le robes la llave a tu amada, la llave está en su corazón”.

El ocaso llega, ya no hay tiempo de perdones ni de castillos, puentes y dragones; solo quiero ser feliz junto a ti, rodeado de verdades, de un polletón que caliente nuestros cuerpos, nuestras almas y que se forjen cadenas hirvientes para atarnos al amor y nunca separarnos; que perros fieles nos miren con envidia, que los  gatos dormilones se despierten cuando te diga Te quiero  Amada mía.

*Médico salvadoreño

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