¿Qué ha representado para la clase trabajadora un año con crisis de salud, económica y social?

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

Para muchos sectores dentro de la clase trabajadora una clara pérdida de ingresos, un empobrecimiento para poder accesar a condiciones de vida dignas, que permitieran una supervivencia y mínimum vital correspondiente.

Son 110,000 en el sector de la informalidad, y más de 70,000 en la formalidad, en tanto una cuarentena implicó no salir a la rebusca, ni a darle continuidad al negocio de subsistencia—estacionario y /o ambulante—con el cual todos los días le permitían alcanzar el tiempo de comida y endeudarse para disponer de la venta al día siguiente.

Este desempleo ha aumentado en la población y ahora se debate en recuperar una condición que jamás volverá, y su situación genera mayores incertidumbres y desasosiego para continuar existiendo, y más cuando se vienen borrascas mayores para hacer aguas a su ya endeble existencia. Serán los elementos electorales una condición sine qua non capaz de revertir su situación de empobrecimiento constante, en definitiva NO. Y entonces cuál es ahora su horizonte de lucha cotidiana, para llegar a satisfacer sus necesidades vitales—ninguno—. Las condiciones del país son paupérrimas, y altamente desconcertantes, se hace importante la movilización para evitar mayores catástrofes—el virus seguirá existiendo y las dinámicas en pro y en contra, aún no disponen de un control efectivo, y por ende al más débil se le pegarán los efectos y condiciones adversas. Si hay oportunidad, esta no depende de un gobierno, de unos políticos, de empresarios, de factores mágicos que conviertan el porvenir en algo más favorable, sino de cada uno en asocio con aquéllos con quienes tenemos algo en común.

Y empujar los factores de la producción, hacia acciones producciones que traigan ingresos para todos, no sólo para la élite que siguió acumulando y haciéndose más fuerte después que aquél negocio no lo lograra. Son los asocios de las comunidades, con los recursos que se han dispuesto hacia las actividades productivas de mayor sostenibilidad y sustentabilidad, con prioridades claras sobre alimentación—lo que significa desarrollo del agro, apoyos locales y nacionales con todos aquellos grupos del campo en asocios cooperativos capaces de organizar y producir la tierra—evitando la fragilidad de los diferentes cultivos—con tecnología apropiada, abonos orgánicos y canales de comercialización que coopten el mercado con calidad y precios adecuados.

Una lógica económica capaz de organizar en asocio a diferentes grupos de trabajo en la actividad económica, agrícola, industrial, comercial y de servicios con los apoyos estatales necesarios para el desarrollo de la producción de bienes y servicios necesarios para el bienestar colectivo e individual de la población.

Es importante tener presente la mala fe y el fuerte componente ideológico que recorre buena parte de lo que afecta nuestro día a día para no dejarnos arrastrar por falsos razonamientos que se disfrazan de economía, para imponer sistemas y lógicas de mercado que son medioambientalmente insostenibles, que generan desigualdades y que se apropian de la herencia de la humanidad en la medida en la que quienes controlan el capital, consideran de su propiedad y en su beneficio el resultado y las posibilidades que ofrecen los avances logrados por la acumulación.

En el futuro que se imagina para 2021 o más años, es la propuesta de repartir los trabajos lo máximo posible con turnos de 12 horas y jornadas laborales de 4 días, y generar al menos dos turnos diarios y grupos laborales entre lunes a jueves y viernes a domingo; esta propuesta no la hace el sector empresarial para dar respuesta a las necesidades económicas de la clase trabajadora, la plantea como mecanismo para que la humanidad supere siglos de organización de las vidas en torno a los propósitos económicos, es decir, para desengancharnos y sufrir mayor precariedad.

Para el caso lesiona el principio de 8 horas de trabajo, 8 para la recreación y 8 para el descanso—además que la Cn. establece que nadie puede laborar por más horas, si no es con el pago extraordinario, además de la cuestión que el trabajo extraordinario también tiene límites, y se desarrolla hoy en condiciones poco adecuadas a las labores que se realizan, y con ello el sector del capital, lo que pretende es hacer una rendición máxima de los recursos, tomando al trabajo como una mercancía—prohibición que también señala la Cn.

Las condiciones de existencia en la que la familia y hogares salvadoreños viven, es de hacinamientos, viviendas vulnerables, con escasos ingresos—con un desempleo creciente—de una mano de obra sin educación, poca formación profesional, una sociedad con discriminación y marginación social, servicios de transporte público deficientes, violencia criminal, infraestructuras deficitarias para una producción continua. La clase trabajadora necesita superar esas condiciones y sólo es procedente la organización y movilización social.

*Sindicalista salvadoreño

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