Por Elio Masferrer Kan, ENAH / INAH – México
Me propongo analizar la incidencia del guadalupanismo en el comportamiento político contemporáneo. El papel de la Virgen de Guadalupe en la construcción de la identidad nacional mexicana es una realidad que ha sido analizada por distintos autores de diferentes disciplinas. Los historiadores están enfrascados en una polémica sobre la existencia o no de la Aparición guadalupana en el cerro del Tepeyac, que habría sido el 12 de diciembre de 1531. Lo que está claro es que hacia el siglo XVIII era estandarte de un segmento importante de la sociedad del Virreinato de la Nueva España. El dominico Fray Servando de Teresa y Mier en el aniversario de su aparición, el 12 de diciembre de 1794, lanzó una célebre homilía frente a las autoridades españolas según la cual pretendía demostrar que el culto guadalupano era prehispánico, que el cristianismo estaba en América antes de la llegada de C. Colón y que por lo tanto los americanos nada teníamos que agradecer a los españoles. Excomulgado, encarcelado, despojado de sus libros y deportado a España fue allá castigado y tuvo una historia apasionante.
Dieciséis años después, el cura Hidalgo enarbolaría precisamente su estandarte con la imagen guadalupana para identificar la gesta independentista; el primer presidente mexicano Mario Félix Fernández cambiaría su nombre por Guadalupe Victoria. En 1828 el Congreso estableció el 12 de diciembre como fiesta nacional y fue ratificada por Benito Juárez en 1859. El masón, liberal y enérgico impulsor de la radical separación entre Estado e Iglesia tuvo sensibilidad para asumir la diferencia que había entre la Iglesia -en tanto aparato burocrático- la última institución del sistema colonial y la visión del mundo de los mexicanos. Incluso devolvió bienes expropiados del Santuario de Guadalupe en el Tepeyac. Ya en el siglo XX Emiliano Zapata utilizó el estandarte guadalupano como emblema de su movimiento y asimismo el Movimiento Cristero lo emplearía como insignia frente al Ejército Federal.
En este contexto la imagen de la Virgen de Guadalupe será el emblema de un amplio sector de la población, de la sociedad, mientras que el Estado implementó otros símbolos identitarios como la bandera, el himno y el escudo nacional, inspirado en la mítica llegada de los chichimecas a Tenochtitlan. El guadalupanismo representa una reserva de lealtades primordiales que simboliza a la sociedad y expresa movimientos populares, tanto en México como los movimientos chicanos en Estados Unidos. A la vez que se transforma en expresión del catolicismo mexicano, en tanto iglesia particular.
El papel de la Virgen de Guadalupe en el comportamiento político y electoral
El 12 de diciembre de 2017 Andrés Manuel López Obrador (AMLO) registró su precandidatura presidencial y muchos cuestionaban que las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) estaba relacionado con la Virgen “morena” del Tepeyac. Alejandro Moreno, el célebre encuestador de El Financiero indagó sobre la relación entre guadalupanismo y preferencias electorales: encontró que el 70% de los mexicanos la festejaba y que el 62% se consideraba muy o algo guadalupano. Más llamativa fue la preferencia electoral, el 74% de los votantes priistas se consideraba guadalupano, al igual que el 62% de los morenistas. Llamaba la atención que sólo el 59% de los panistas eran guadalupanos, algo desconcertante para el PAN calificado como vehículo de un pretendido “voto católico” o, mejor dicho, respaldado por la Jerarquía de la Iglesia.
Moreno repitió este ejercicio en el 2020 con otras preguntas: interrogó sobre si Guadalupe era importante para la vida de sus entrevistados, la cual fue asumida como tal por el 58% de ellos. El 70% de importancia entre los mayores de 50 años bajando al 42% entre los jóvenes menores de 30 años. El 69% de importancia entre quienes tenían educación básica, contra el 37% de los universitarios. Lo más llamativo es que los católicos le asignaban un 66% de importancia, frente a los cristianos evangélicos que la asumían en un 33% y el 22% de quienes no tienen religión la consideraban importante. Tenemos así evangélicos y ateos guadalupanos, algo que sale del “libreto” religioso.
Más interesante es que el 72% de los guadalupanos aprueba la gestión de AMLO frente a un 47% de aprobación en los no guadalupanos. La encuesta señala también que los más guadalupanos, a su vez son quienes más se oponen al matrimonio igualitario, la legalización de la mariguana y el aborto. El cierre de la Basílica de Guadalupe con motivo de la pandemia fue ampliamente respaldado. Encuestas de Reforma destacan que la legalización de la cannabis es respaldada sólo por el 37%, el matrimonio igualitario por el 55% y la interrupción legal del embarazo por más del 50%.
Toca entonces comprender las dimensiones de las creencias dominantes en la sociedad, así como las contradicciones que estas involucran y articulan.
También se puede complementar esta información con la conferencia impartida el 12 de diciembre de 2020 a un grupo de ciudadanos a través de YouTube titulada: Culto Guadalupano: historia, identidad y presente multicultural. Visible en el canal de Buzón Ciudadano dando click aquí.