Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano.
La noticia de que el agua cotizará en Wall Street con derivados financieros ha rebotado en los medios internacionales, permitiéndonos enmarcar la nueva especulación deseada por las principales instituciones internacionales – Fondo Monetario y Banco Mundial, con el visto bueno de la Unión Europea – en detrimento de poblaciones más vulnerables.
Como ya ha sucedido con otros bienes primarios como el maíz, la soja, el arroz o el trigo, incluso el agua, tan esencial para la vida como el aire, tendrá un precio de inversión dependiente de los bancos, que los controlan mediante derivados financieros, que se encuentran entre los instrumentos más riesgosos. Sin embargo, la propaganda capitalista que enfatiza las propiedades «taumatúrgicas» y regulatorias del mercado, logra presentarlos como instrumentos ventajosos para los Estados, que se ven empujados a privatizar los recursos públicos, aunque es evidente que a ganar en un recurso vital como el agua del que nadie puede prescindir son sólo las grandes multinacionales.
En gran parte del mundo, las grandes multinacionales gestionan el agua potable participando en una guerra comercial que conduce a una concentración monopolística cada vez mayor. Para América Latina es válido el caso de Chile, donde el agua está totalmente privatizada y el robo de bienes comunes se ha institucionalizado. Desde Europa compiten las francesas Veolia y la Suez, que está a punto de ser adquirida por la primera. Swiss Nestlé tiene una posición de monopolio en el sector, junto con Danone y Coca Cola.
El documental «Bottled Life», del director Urs Schnell, premiado en el Festival de Cine de Berlín, denuncia los gastos que pagan los nativos Morongo en California, que se quejan de la escasez y mala calidad del agua debido a la actividad de la multinacional suiza, y la misma denuncia hacen poblaciones de Pakistán.
El negocio del agua potable ya es gigantesco. El de la multinacional suiza asciende a 8 mil millones al año. Y mucho menos qué intereses estratosféricos entrarán en juego con la cotización del agua en la bolsa de valores, lo que afectará el costo de las tarifas. El pretexto de que la especulación financiera actuará como un disuasivo del derroche es, obviamente, otra excusa para que los Estados no inviertan en la reestructuración de las redes de agua que provocan la dispersión del preciado líquido.
El centro de la especulación es, una vez más, en Estados Unidos, el país que más agua consume junto con China, que sin embargo tiene 1.400 millones de habitantes frente a los 330 millones de Estados Unidos. En California, el que se considera el mayor centro financiero de contratos de futuros, CME Group, comenzará a cotizar el agua en la bolsa de valores en 2021. Actualmente, más de 20 millones de personas mueren de hambre al año. Si, como dicen las proyecciones estadísticas, en 2050 al menos 3.000 millones de personas sufrirán escasez de agua, es fácil calcular que al menos 40 millones morirán de sed. Un tema que muestra la ausencia de soberanía por parte de aquellos estados que siguen los dictados de grandes instituciones internacionales y que ignoran la voluntad de los ciudadanos incluso cuando se expresa a través de plebiscitos. En Italia, el referéndum popular por el agua pública, desde 2011 nunca se convirtió en ley. Actualmente, el consumo medio por familia, que en Italia varía mucho de una región a otra, puede llegar hasta los 800 euros al año, que se suman al de la electricidad, el gas, el impuesto a la basura, por un total de casi 2.500 euros por año. Gastos en continuo aumento desde principios de 2000, ante el progresivo empobrecimiento del poder adquisitivo de los salarios.