Por: Francisco Parada Walsh*
Por mi culpa, por mi culpa por mi grandísima culpa mis antepasados invadieron y saquearon la América inmortal. Por mi culpa, por mi culpa tuvimos que seguir sus pasos y encontramos un botín lleno de oro, mirra e incienso llamado El Pinochini de América. Por mi culpa, por mi culpa las tierras que pertenecían a los verdaderos salvadoreños fueron arrebatadas de un plumazo con falsos argumentos y nos volvimos inmensamente ricos con lo que no nos pertenecía, robamos descaradamente y ahora en esas tierras urbanizamos, destruimos la fauna y la flora, al final poco nos importa.
Por mi culpa, por mi culpa cavamos una zanja profunda donde ríos con la sangre del pobre corren hacia el cielo. Por mi culpa, por mi culpa este país no avanzó, no avanza ni avanzará en su desarrollo pues hicimos de una piñata que en vez de llenarla de dulces, está a reventar de dolor, hambre, migración y muerte. Por mi culpa, por mi culpa este país (Aclaro que no es mi país, tuve solo la mala suerte de nacer en esta desdichada tierra) masacramos a miles de campesinos que reclamaban se les devolviera las tierras ejidales.
Por mi culpa, por mi culpa saqueamos Honduras y permitimos que se perdiera tierra valiosa, bolsones cargados de exclusión, pobreza y hambre dejando a la deriva a nuestros compatriotas. Por mi culpa, por mi culpa llegamos al extremo de permitir una marginación social que fue la mecha para iniciar una guerra fratricida donde murieron pobres por un lado y pobres por el otro; alguna excepciones hubo, los secuestros y asesinatos de nuestra gente, algo que nunca perdonaremos.
Por mi culpa, por mi culpa esa guerra civil sirvió para volvernos más fuertes y ricos. Por mi culpa, por mi culpa hicimos creer a un pueblo que el comunismo era nuestro enemigo y enarbolamos cantos de guerra mientras durante cuatro gestiones hicimos de El Salvador de los Ladrones nuestra finca, nuestra tierra. Por mi culpa, por mi culpa la pobreza, la falta de oportunidades y la pésima educación que se recibe ha sido nuestra responsabilidad por no pagar impuestos. Por mi culpa, por mi culpa hicimos de la migración forzada otra fuente de riquezas.
Por mi culpa, por mi culpa permitimos que grupos delincuenciales mantuvieran en zozobra a este lloroso país y lucrarnos por brindar seguridad, como siempre, el dolor de ustedes los pobres significa dinero para nosotros. Por mi culpa, por mi culpa la economía de nuestra finca se mantiene a base de remesas ni tan familiares. Por mi culpa, por mi culpa nos adueñamos de la banca, de la energía, Sertracen, de los fondos de retiros de los pobres soñadores y de todo lo que pudimos y como en los tiempos que arrebatamos tierras, nuevamente nuestra riqueza creció como la espuma sin importarnos la pobreza que hemos causado.
Por mi culpa, por mi culpa quisimos poner como candidato al hijo de un carnicero para terminar de saquear lo poco que ha quedado sin embargo en apariencia fue un fracaso pero no lo es pues la pandemia hizo que ese candidato se volviera inmensamente rico y ya pertenece al grupo del bloque hegemónico aunque nos cueste aceptarlo. Por mi culpa, por mi culpa confieso que todo lo que poseo fue robado. Por mi culpa, por mi culpa y por mantener engañado a un país, y ante la desesperación la gente creyó en un falso mesías y ahora se les obliga día a día a tomar esa pócima llamada la “medicina amarga”.
Por mi culpa, por mi grandísima culpa confieso que he permitido que una pandilla de ignorantes tome el control del país. Por mi culpa, por mi culpa confieso que no he pagado los impuestos correspondientes desde hace más de 175 años. Por mi culpa, por mi culpa confieso ante Dios que he robado, mentido y asesinado.
*Médico salvadoreño