Por: Francisco Parada Walsh*
Cuando Calígula decide nombrar cónsul a su caballo de nombre Incitato, debió ser la comidilla del día entre senadores y conocidos, pero básicamente todos sabían que era un caballo perteneciente al reino animal. Miles de años han pasado y todos pensamos en que esa acción no se volvería a ver, que era de esas cosas curiosas y que quizá lo leeríamos en “Ripley s, Aunque Usted no lo crea”.
El tiempo pasa tan rápido, vuela, es como pasar la página de un libro y de repente sucede que el mesías no solo ha nombrado cónsul a un caballo sino a una cuadra entera de equinos y equinas pues si aceptar un cargo público significa que por un divino chasquido de dedos me volveré inteligente sería suficiente que todo El Pinochini de América se diera una cruzada por la casa del mesías y tuviéramos una nación pujante comandada en todos los ámbitos sociales, económicos y políticos por verdaderos genios sin embargo la realidad que vivo y muero es que estamos siendo conducidos por Incitatos e Incitatas en todas las carteras del estado, por supuesto que hay excepciones y eso es más grave pues si sabedores del daño infinito que se le ha hecho a este sufriente país callan y prefieren seguir sin tener la hidalguía de renunciar o de siquiera sugerir al mesías que todo el país se despedaza no por departamentos sino todo el tejido social no tienen perdón de dios ni del diablo; Incitato manejando el MINSAL, Incitata a cargo de la cancillería, Incitatito inaugurando puentes y carreteras donde el coyote dejó los dientes y sería la de no terminar; el problema mayor es que en sus mundos creen que lo que hacen es perfecto y con el agravante que sus estimas van dedicadas a su jefe y no a un pueblo que no es pueblo.
Realmente lo anterior es una conjetura, una equivocada percepción pues lo que parece ser la verdad es que son tan incapaces y que creen que gobernar es un juego de niños, particularmente un partido de paint ball donde todos al final de la balaceada que se dan nadie sale lastimado, lo triste que mientras juegan a presidente, a ministros y presidentes de autónomas el país sufre un golpe casi mortal pues el hambre, el desempleo, la migración y otros males no son mentiras sino duras verdades.
Nombrar a gente incapaz, arrogante y torpe como pocos solo dice la debacle que se nos viene. Mientras Perú y Argentina es inundada de venezolanos que buscan escapar de ese socialismo en un país que posee petróleo y únicos minerales como pocos países en el mundo solo es un espejo de la tragedia que viviremos. Incitata en Washington, Incitato en el Ministerio de Hacienda, Incitato en la dirección de la Policía Nacional Civil, ¡Un país gobernado por Incitatos! Y todos rinden pleitesía a un presidente que llegó tarde a la verdad.
El problema no es de que Incitatos sean los empleados que dispone el ejecutivo, aun, siendo sinceros no veo problema alguno en sus nombramientos si fueran similares a los nombramientos que Calígula hizo sino ¡El daño que causarán al país es irreversible! Eso sí preocupa y muchísimo pues no basta con la pobreza que vivimos sino lo que se viene. Ustedes deben pagar sea en esta vida o en otra, prefiero que sea en ésta pues masacraron a un personal de salud cándido e ingenuo y sobre todo hambriento y no dinamitaron puente sino que volaron en pedazos una economía que ya venía patoja; deben ser enjuiciados y llevados al patíbulo porque lo que ustedes han hecho no tiene perdón de dios y sí del diablo.
Mentir a un pueblo mentiroso, denigrar a un pueblo denigrado, robar a un pueblo ladrón, matar a un pueblo que asesina sueños, futuros y vidas; querer ver el pasado como algo aparte, como que no fuera nuestra sangre, inventar cifras a un país inventado, despreciar la bandera y el escudo como han sido despreciados en el pasado por la historia; al final, vivan sus vidas Incitatos e Incitatas, FURESA podría ofrecer un mejor gabinete, animales regios con dignidad y sé que jamás harían el daño que ustedes hacen.
Incitata en Washington, como nunca. Me contaba una persona muy cercana a la Incitata embajadora que cuando le llaman a desayunar le dice a la empleada: ¡No me des huevos ni beicon sino forraje!
*Médico salvadoreño