¿Nueva administración, que sigue ahora?

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Cambio climático, migración, Covid, disolución de comisión 1776, estos temas fueron los primeros abordajes que, con la investidura de ejecutivo, Joe Biden iniciara su presidencia.

Por otro lado, la administración Biden mantiene la misma gestión en el FBI, mientras suma a la administración de la CIA como nuevo director al diplomático William Burns, aparentemente por sus habilidades y conocimiento de lo que la doctrina de seguridad estadounidense clasifica como “amenazas emergentes”, es decir Rusia, China, Irán y Corea, para quienes ya es claro que se mantendrá la política de contención con que se supone se controla a los dos primeros, mientras añade presión a la ya muy tensa relación con los que siguen.

En ese sentido, el hecho de haber congelado las cuentas del órgano legislativo venezolano apenas unos instantes luego de concretarse la investidura, se encuentra en la misma línea intervencionista que la gestión fenecida de Trump mantuvo en contra del estado venezolano, luego que la administración Obama clasificara a aquel como amenaza para los intereses estadounidenses.

Cabe acá una consideración en torno al statu conque la administración Biden, encuentra a Venezuela, sobre la que el propio nuevo ejecutivo estadounidense no se ha pronunciado abiertamente y claramente, pero si su nuevo secretario de estado, Anthony Blinken, quién públicamente reconociera al testaferro designado antes por Trump como “presidente encargado de Venezuela”, favoreciendo así la agotada y fracasada política que en contra del legítimo gobierno venezolano se ha mantenido hasta ahora, evidenciando además que se mantendrá la misma política dirigida en contra de América Latina, la doctrina Monroe.

Dicho de otra manera, no debemos esperar que el método que aplique Biden se distancie mucho de la agresividad con que Trump abordara estos temas, y de hecho si podemos esperar que el actual inquilino de la casa blanca, acentúe la política intervencionista de los EU para con sus vecinos, tal cual hiciera en su momento el novel Obama, arreciando la misma en el ánimo de recuperar el prestigio estadounidense.

Es decir; no debemos esperar del señor Biden actitudes que animen a la consideración de un emergente humanismo en las relaciones que se plantean bajo su mandato para con los demás, puesto que éste, quien fuera número dos en la administración Obama, acompañó el golpe de estado en Honduras, del que no se recupera al transformarse en un narco estado luego que se favoreciera a los sectores más oscurantistas de la nación centroamericana -DEA -, o los bombardeos contra Bagdad y los Balcanes, que aquella gestión adelantara en el propósito de reconfigurar esos territorios de acuerdo a los intereses estadounidenses, sin consideración del coste humano, y que en el caso iraquí se ha estimado en 2 millones de almas -ONU-, por lo que la aparente diversidad con que se ha integrado su gabinete, no es señal de abandono de las políticas estadounidenses que constituyen su identidad, sino apenas un muy bajero maquillaje que no debe ser obviado en la consideración de las relaciones con el gran hermano del norte.

*Educador salvadoreño

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