La recuperación económica del mercado de trabajo continúa adversado, frente a los efectos sin precedentes que produjo la pandemia de COVID-19 en 2020, hay bases teóricas para ir sustentando como va caminando el proceso y sus efectos en los ingresos, el salario, el empleo y la ocupación.
Se pone de manifiesto efectos adversos como la reducción considerable en la cantidad de horas de trabajo comparadas con el 2019.Y que algunos aducen que es hasta de cuatro veces mayor que la provocada por la crisis financiera pasada del 2009.
Esa pérdida de horas de trabajo, implica el equivalente a miles de empleos que no producen o produjeron mientras la pandemia acosaba en sus picos más fuertes a toda la sociedad laboral. Además de los empleos perdidos por la incapacidad para seguir produciendo bienes y servicios. Es lógico pensar que deberán hacerse acciones extraordinarias, para volver a alcanzar un ritmo de trabajo que logre reivindicar esa reducción de horas de trabajo—sin embargo, el sector empresarial está “grogui”, lo que le lleva a ser incapaz de volcar sus recursos e ideas en mayores acciones de inversión para hacer crecer la producción—y sólo esperan los tradicionales apoyos gubernamentales, la evasión y elusión de impuestos que no ayudan y restringen todavía más los signos de una recuperación económica.
Esta reducción tuvo a la base, además de ser una medida directamente por la explotación empresarial que ha sostenido una acelerada precarización, sub empleo, bajos salarios, ocupaciones sin protección social, etc sino también por una clara interrupción y salida obligada del esquema productivo “por no poder trabajar para obtener ingresos”, resultado de las restricciones que la pandemia y el propio gobierno diseñó para enfrentar la crisis. A esto se suma que la paralización económica impuesta y obligada, impidió que mucho de la fuerza laboral desempleada buscara trabajo al verse reducido a sus hogares. Y aún no sabemos con precisión sobre los impactos en el mercado de trabajo con la recesión productiva y el desempleo por la pandemia.
Esto claramente llevó a una carrera hacia el fondo, por la disminución de ingresos mínimos en la gente trabajadora; y entonces se esperan la aplicación de las medidas compensatorias para recuperar los ingresos dejados de percibir, resultado del parón en el sistema de producción de bienes y servicios. Cuestiones que el patrón claramente se deslinda y no asume el compromiso económico. Hay una clara disminución del producto interno bruto en varios miles de millones de dólares.
Si lo vemos a nivel sectorial y de grupos poblacionales, entre los más afectados están las mujeres, los jóvenes, con impactos mayores por la desigualdad en la ocupación de hombres y mujeres, se dice que las mujeres han sido mayormente afectadas en relación a los hombres, como consecuencia de la pandemia en las condiciones adversas para realizar un trabajo, y por tanto salen más rápido del mercado de trabajo, y fácilmente han sido impactadas negativamente como fuerza de trabajo.
De igual forma la población de jóvenes, igual que mujeres por la pérdida del empleo, la salida como fuerza laboral o su incorporación tardía, lo que lleva a pensar en la gravedad del asunto al estar entendiendo el riesgo muy elevado de ser una generación perdida. Y si estamos observando el fenómeno educativo la afectación generacional que vamos a tener en el mediano y largo plazo, va significar un atraso considerable en mano de obra calificada y en capacidades productivas.
Hay sectores poblacionales que sufren de mayor impacto como son los grupos de discapacitados, donde la ley de equiparación de oportunidades, continuará siendo letra muerta.
Hay en los efectos también una desigual repercusión, para el caso por sector económico, zona geográfica y mercado de trabajo. Y que desde las fuerzas económicas asociadas se ve la tendencia a una recuperación claramente capitalista, y no del lado de la fuerza laboral, dejándoles a éstas retrasadas y afectadas en la recuperación, dando una desigualdad mayor lo que obliga al impulso y lucha por adoptar urgentemente medidas correctivas y de lucha social.
Sabemos cuan afectada se encuentra la actividad económica de hostelería y la de restaurantes, que ha tenido altas tasas de desocupación, y le siguen el comercio minorista y las actividades de producción industrial, artesanal. A cambio el sector de la información y la comunicación; finanzas y los seguros, aumentaron en el segundo semestre de 2020. Y en algún sector del servicio público.
Hay una recuperación económica que se está replanteando y se avanza lento para probablemente dar mejores números en el 2° semestre del año 2021. Toda vez la enfermedad se controle como resultado de las acciones de vacunación a cada vez mayor número de gentes y de países. Situación que en nuestro país sigue siendo una utopía, por los intereses que se conjugan al respecto.
Como ir trabajando el proceso de acciones tendentes a la construcción de políticas públicas:
a) Para el caso de políticas macroeconómicas flexibles en 2021, precios, producto, empleo, inversión y ahorro, saldos del gobierno y saldos de las cuentas externas. En medida de lo posible mediante incentivos fiscales, y adopción de medidas que fomenten los ingresos y la inversión; importante debatir sobre el no pago de la deuda externa para una reinversión de esos recursos donde más se necesita.
b) Formulación de medidas específicas destinadas a mejorar la situación de las mujeres, los jóvenes y las personas trabajadoras poco calificadas que perciben una baja remuneración o ingresos sumamente precarios y de otros grupos particularmente afectados;
c) Prestación de asistencia externa al país de ingresos, cuyos recursos financieros son insuficientes para llevar a cabo el proceso de vacunación y promover la recuperación económica salarial y del empleo;
d) Adopción de medidas de apoyo específicas destinadas a los sectores que se han visto afectados de forma más adversa, y fomento del empleo en los sectores en los que se registran avances a un ritmo más rápido;
e) Promoción, instauración, reforzamiento del diálogo social para aplicar las estrategias de recuperación económico-social necesarias, que permitan lograr economías más inclusivas, justas y sostenibles.
Los indicios de recuperación aún son frágiles e inciertos, y cabe recordar que ningún país o grupo puede recuperarse por sus propios medios», y menos el nuestro afectado por un ejercicio dogmático, avaro, explotador y mezquino.
Nos enfrentamos a una disyuntiva: una opción conduce a una recuperación dispar y no sostenible, con una desigualdad e inestabilidad cada vez mayores, susceptibles de agravar la crisis. La otra lleva a una recuperación centrada en las personas, con el fin de reconstruir mejor y promover el empleo, los ingresos y la protección social, así como los derechos de las personas trabajadoras y el diálogo social. Si queremos una recuperación duradera, sostenible e integradora, este es el camino que deben seguir los responsables políticos, la clase empresarial, y la clase trabajadora que debe rescatar los factores de la unidad, solidaridad y de lucha por su bienestar.
UNIDAD, PROGRESO Y LUCHA
S.S. Enero de 2021