Por: Víctor M. Valle.
El 22 de enero recién pasado murió, en Chile, a los 81 años el abogado Juan Guzman Tapia
El Juez Juan Guzmán Tapia queda en la historia chilena como el que tuvo las agallas de ser el primer juez de procesar al ex dictador Pinochet por violador probado de los derechos humanos, cuando aún era Senador Vitalicio, logrando el desafuero.
Su padre, Juan Guzmán Cruchaga, era un respetado poeta, obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1962, que fue diplomático en El Salvador en dos ocasiones, una de ellas cuando nació el Juez Guzmán en 1939.
Cuando fui Embajador en Chile, para dar a conocer nuestro país, a menudo confundido con una ciudad de Brasil o una isla del Caribe, o un poblado surgido alrededor de una mina de cobre llamada El Salvador, en el Desierto de Atacama, acostumbraba dar conferencias en universidades y medios de comunicación y las di sobre pueblos originarios, luchas de independencia, monseñor Romero y diálogos políticos. A veces incursionaba en temas tales como la diplomacia cultural y el diálogo entre civilizaciones, como contrapartida de los predicadores del choque entre civilizaciones.
Y para darle sabor propio decía, el general Carlos Ibáñez vivió en El Salvador y casó con salvadoreña y, además, el Juez Guzmán nació en El Salvador. Por eso salió valiente. Lo cual causaba algunas sonrisas.
El general Carlos Ibáñez del Campo fue dos veces presidente de Chile, la primera como dictador, producto de un golpe de Estado (1924-1931) y la segunda, 20 años después, elegido democráticamente (1952-1958) como “el general de la esperanza-
A principios del siglo XX, el general Ibáñez fue asesor militar en El Salvador, y estaba acá, cuando hubo la breve guerra El Salvador-Guatemala, en 1906, cuando murió en combate el general Tomas “cuto” Regalado, comandante de las fuerzas salvadoreñas y cabeza de reconocida familia con poder económico hasta la actualidad. Se dice que Ibáñez, en un gesto un tanto heterodoxo, hasta vistió el uniforme del ejército salvadoreño, e hizo amistad con el entonces teniente Maximiliano Hernández Martínez.
Ibáñez, además, casó con la joven santaneca Rosa Quiroz, con quien regresó a Chile. Ella falleció poco después. La señora Quiróz fue amiga de la madre de Salvador Allende, después presidente heroico y mártir, mientras Ibañez prestaba su servicio como jefe militar en Tacna, que aún era peruana, y el padre de Allende, Salvador Allende Castro, era abogado de la Corte de Apelaciones de la misma ciudad.
Hay testimonios de encuentros de las señoras Rosa Quiroz y Laura Gossens en el parque de Tacna que contaba con la presencia de un niño de cabello rizado y rubio llamado Salvador Allende Gossens, que muchos años después fue el presidente socialista muerto en 1973.
Durante la segunda presidencia, el general Ibáñez fundó, en 1956, en Cerro Cordillera, Valparaíso, la Escuela República de El Salvador, en homenaje a su primera esposa fallecida. Esta Escuela aún existe y es punto de contacto de la Embajada nuestra con la educación chilena. Durante todos los aniversarios de su fundación hay una hermosa celebración donde se canta el himno nuestro, se baila XUC, se comen pupusas y se adorna con motivos autóctonos de El Salvador.
Eso explica, por qué el general Hernández Martínez fue padrino de bautizo del que llegó a ser el Juez Guzman. Cuando el poeta diplomático Guzmán Cruchaga viajó a El Salvador en misión diplomática, seguramente traía recomendaciones del general Ibáñez para su amigo Hernández Martínez, en el apogeo de su dictadura.
Valparaíso, importante ciudad-puerto en la historia y la economía de Chile, es conocido por ser el lugar donde Rubén Darío comenzó su carrera literaria innovadora, precisamente porque el general y poeta Juan José Cañas, autor de nuestro himno, se lo sugirió y le dio recomendaciones que le abrieran puertas de periódicos y círculos literarios. La primera edición de Azul, libro pionero en el modernismo castellano, fue hecha en Valparaíso en 1888, cuando Darío tenía apenas 21 años.
El general Juan José Cañas, además de ser autor de la letra de nuestro Himno Nacional, fue militar activo y luchó contra los filibusteros de William Walker en 1856 y después fue el primer enviado diplomático de El Salvador en Chile cuando en 1875 fue nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. Por eso dejó contactos importantes en Chile que fueron de mucho apoyo para el joven poeta nicaragüense.
Qué bueno que la memoria del Juez Guzmán, una persona sabia y valiente, permite saber más sobre El Salvador y Chile y sus historias entrelazadas.