La Saturación de Médicos

Por: Francisco Parada Walsh*

En la historia de la medicina salvadoreña jamás se había tenido un año donde el número de médicos graduados superara el millar, en el 2020 sucedió que más de 1200 jóvenes médicos lograron terminar sus estudios y como sucede con todos los que hemos decidido estudiar medicina, nuestra mente y alma está llena de sueños, alcanzar grandes metas sin embargo la realidad es otra y es muy diferente y dura, durísima pues lamentablemente la profesión más hermosa del mundo y la que conlleva más años de estudios se ha convertido en una fábrica de producir médicos de todos los colores cual amplio es un abanico, desde el mediocre alumno hasta las mentes más brillantes sin embargo debemos recordar que vivimos en un país donde el talento se hace a un lado y se da paso a la charlatanería donde tener una amistad basta para entrar a un reducido grupo de médicos que son los que controlan los hilos del número de especialistas y sub especialistas, una verdad demasiado dolorosa para aquel médico joven que cree que las puertas de la sabiduría y del poder se abrirán a su paso, craso error.

Las universidades se han convertido en feudos de acaudaladas familias que ven en los sueños de los jóvenes amasar fortunas a costa de la pesadilla que se vivirá en la realidad, en esas calles salvadoreñas con nomenclaturas raras: Avenida del hambre. Cada ser humano tiene derecho a prepararse en lo que desee pero se debe entender y conocer el mercado laboral pues el desempleo que les espera es algo que nunca se consideró como una realidad.

Empecemos, las universidades, instituciones “Sin fines de lucro” solo es un gancho para hacer creer que les importa más el futuro del estudiante que sus finanzas y no es así, en viejos edificios se practica un fácil y engañoso embuste pues se ofrecen carreras universitarias cortas, largas, medio largas con tal de ver sus cuentas de ahorro engordar como mantecosos marranos ¡no importa otra cosa! Debería el estudiante saber el pago que recibe un brillante profesor universitario que no pasa de tres cientos dólares al mes después de veinte años de dar clases y tutorías en un hospital, no se invierte en el talento y si este excelente maestro pide un sencillo aumento en un chasquido de dedos es despedido y se contrata a perico de los palotes, lo que va en un franco detrimento de la calidad y de la preparación académica que un estudiante de medicina necesita.

De esos más de mil médicos que se examinaron será un pequeño porcentaje quienes entrarán a las escuelas de las diferentes especialidades. Deben los jóvenes y padres de familia estar sabedores que se cumplirá el anhelo de ser doctor en medicina sin embargo habrá poco margen para la práctica de la misma pues el estado no tiene la capacidad de absorber a mil médicos y mucho menos de ofrecerles salarios dignos tal es el ejemplo gráfico que a un jefe del departamento de neurocirugía se le ofrece una plaza con un salario que no sobrepasa los quinientos dólares, ese es un ejemplo quizá demasiado vergonzoso y que debe ser tomado en cuenta en forma seria por los aspirantes a doctores y por sus padres que son los que mantienen al estudiante y pagan cualquier ocurrencia de los dueños de las universidades.

Tras esos desvencijados edificios que dicen llamarse universidades se encuentran y se mueven cientos de miles de dólares y por curiosidad el estudiante debería saber quiénes están tras bambalinas: ¡Los mismos de siempre! Como dice el presi. No es halagador ni mucho menos saber que se engrosarán las filas del desempleo o que todo el esfuerzo por terminar la carrera de medicina será lanzado al cesto de los sueños, relegado a la nada, a buscar otros trabajos que no desmerecen pero no a llegar a la cúspide de los sueños.

Nadie se prepara ocho años para poner un ciber café, manejar una moto taxi, abrir una venta de jugos o cosas por el estilo y esto es lo que vive el médico en la actualidad, ya la profesión culmen por excelencia dejó de serla, hoy es una profesión del proletario mental y económico y mucha culpa de ello la tenemos nosotros mismos, es el médico quien sometido por el hambre se convierte en un simple empleado a pesar de que sus conocimientos dicen que debería ser una persona respetada en una sociedad que poco se respeta, un médico ya no es aquel que antaño era un hombre querido y respetado, hoy no, es uno más del montón y cual garduña se debe trabajar en una sociedad fragmentada que ve en el médico a un “tomador de temperatura” después de doce años de estudios. Y eso es si tuvo la dicha de encontrar trabajo.

*Médico salvadoreño

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