Con información de The Economist.
Ningún otro país de América Latina se inclinó más hacia el autoritarismo durante el 2020 que El Salvador.
De acuerdo con el último Índice de Democracia de la revista británica The Economist, El Salvador fue el único país de la Iberosfera que retrocedió de la categoría “democracia defectuosa” a la de “régimen híbrido”.
Nayib Bukele, un político joven y popular –sus índices de aprobación están constantemente por encima del 85%–, rompió el dominio de los arraigados e impopulares partidos tradicionales al ganar la presidencia en 2019.
Como un ‘outsider’, Bukele criticó a la clase política tradicional, pero también parece ignorar los controles y contrapesos en su gobierno.
Durante 2020 propició una concentración de poder cuando explotó su popularidad y las circunstancias excepcionales de la pandemia para acumular influencia política.
En abril de 2020 desobedeció varios fallos de la Corte Suprema que le pedían respetar los derechos humanos mientras hacía cumplir las reglas de cuarentena, después de que las fuerzas de seguridad detuvieran arbitrariamente ciudadanos en sitios de concentración.
Antes de eso, en febrero de 2020, asedió la Asamblea Legislativa con militares y policías para presionar a la legislatura para aprobar un préstamo de US $100 millones.
Bukele también es un asiduo crítico de los medios de comunicación, que en los últimos meses han estado investigando denuncias de irregularidades en adquisiciones y gastos relacionados con la pandemia, señalamientos que el gobierno niega.
Parece poco probable que las acusaciones de corrupción hagan mella en la popularidad del presidente en el corto plazo: en las elecciones previstas para febrero de 2021, Bukele muy probablemente obtenga el control de la legislatura.
Con el legislativo bajo su control, la demarcación del poder presidencial será aún más débil y se elevará el riesgo de más ataques a opositores del gobierno y medios de comunicación
Si el presidente sigue este camino, existe el riesgo de que hiera de forma contundente la democracia salvadoreña.