El libro guarda espacio no solo para los poetas, sus textos creativos, sus valoraciones, aciertos e inexactitudes. Las referencias apuntan aquí lo mismo al mundo literario que al cosmos, y se embellecen con alusiones de diversas cosmogonías, que fraguan en un argumento que, sin imponer, convence.
Coincido con Virgilio López Lemus: «Hemos ido perdiendo un poco el goce de la lectura de textos ensayísticos como si leyésemos novela, poesía, pasión de lector que degusta más que aprehende». Si a su vez comparte usted este criterio, Complexidad de la poesía, título del catálogo de Ediciones La Luz, firmado por el notable ensayista y poeta, bien puede ser una invitación a revertir la tendencia.
Justo es el término usado para titular el manojo de textos que, en estas 170 páginas, propone López Lemus. Asuntos que contemplan los intersticios de la poesía, es decir, sus recodos, diversidades y complejidades, nos pondrán ante razonamientos en torno al género, desde una voz con altas vibraciones líricas, como quien no puede –incluso si se lo propusiera– abandonar su naturaleza de poeta.
Exergos de figuras universales como Sor Juana, Robert Graves, Goethe, Erasmo de Róterdam, Calderón de la Barca… acompañan estas cavilaciones, en las que el autor abunda en los tiempos –o mejor en la intemporalidad– de la poesía escrita; en la creación como razón poética, en el acierto de no pretender definirla.
«Qué sea la poesía, no es lo importante. Lo que importa es su enorme diversidad, como la vida (…). Lo que sea la poesía no resulta abarcable para una sola definición. Su esencia es múltiple, y por eso, hay variadísimos poetas, y todos caben en el reparto lírico del mundo. Si ella está también en el gozo y los sentimientos, no somos la única especie capaz de captarla».
Dedicado a la memoria de su compañero, el poeta Alberto Acosta-Pérez, Complexidad… es un detenimiento –léase detención y también cuidado– que examina con sabios juicios, no solo la inspiración, el poema, su contexto emotivo, su trascendencia, la raíz del misterio…, sino que resulta un ejercicio de introspección en el que el lector de poesía revisa sus vivencias frente a ella y experimenta nuevas emociones.
El libro guarda espacio no solo para los poetas, sus textos creativos, sus valoraciones, aciertos e inexactitudes. Las referencias apuntan aquí lo mismo al mundo literario que al cosmos, y se embellecen con alusiones de diversas cosmogonías, que fraguan en un argumento que, sin imponer, convence.
«También desde el lado de la poesía se puede explorar el cosmos, definir el Universo, aprender de la teoría de cuerdas y especular acerca del Big Bang. La poesía debe “meterse en todo” porque ella está en todo», asegura.
Quien, en alguno de los tantos espacios a los que se le invita, ha escuchado a López Lemus, sabe de la eficacia de su palabra. Ir al encuentro de estas páginas, escritas como conversando, bien podría ser uno de esos instantes oportunos para comprobar que un libro no solo nos instruye, sino que también nos tiene en cuenta.
Fuente: Granma
