Por María Josefina Arce
Serios trastornos provocó en la educación la COVID 19, al llevar al cierre de las escuelas y transformar la manera habitual de impartir las clases de presencial a virtual para evitar el contagio y la propagación de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
Honduras como el resto del mundo debió asumir esa modalidad, pero la alta tasa de pobreza que exhibe ha sido un impedimento y un problema para los educandos.
Con cerca de 60 por ciento de las familias en el umbral de la pobreza y un nivel educativo de los más bajos , llegar a estos hogares se ha tornado más complejo.
Académicos, citados por la agencia española de noticias EFE, afirman que la brecha digital se ha sumado a otras brechas que ya venían afectando a esos grupos que históricamente han sido excluidos de los procesos de desarrollo del país centroamericano.
Honduras es una de las naciones de América Latina con menor cobertura del sistema educativo superior. Solo 16 por ciento de los jóvenes de 18 a 25 años puede acceder a estudiar en las universidades.
Ahora la pandemia ha venido a interrumpir las aspiraciones de muchos hondureños. De acuerdo con las informaciones, decenas de miles de jóvenes abandonaron en 2020 los centros de altos estudios, tanto públicos como privados.
Numerosos estudiantes se retiraron por diversas causas, pero la falta de acceso a INTERNET y de equipos para seguir las clases en línea está entre una de las principales, reconocen las autoridades educativas.
Rectores de universidades de la nación afirmaron que el gobierno debe trabajar por dar conectividad a los estudiantes, fundamentalmente a los que residen en las áreas rurales que son quienes tienen menos posibilidades.
Asimismo, ante la pérdida de empleos por la COVID 19 las familias han tenido que priorizar la alimentación, salud, vivienda y por último la educación.
La mayoría de los jóvenes han tenido por demás, que ayudar a la familia para poder subsistir ante la crisis económica generada por la pandemia.
Ya el presente año se ha iniciado en Honduras con una disminución de 10 por ciento de las matrículas universitarias en el primer trimestre, en comparación con igual periodo de 2020.
La COVID 19 no da tregua en el mundo y las adversas condiciones económicas afectan con mayor fuerza a los sectores de menos ingresos. Los jóvenes hondureños ven peligrar la posibilidad de un futuro mejor, al no contar con la tecnología requerida y tener que ayudar a la familia, lo que ha llevado a muchos a postergar o desistir de sus proyectos de estudio.
Está en riesgo la educación de decenas de miles, y la posibilidad de su desarrollo personal y el acceso a mejores oportunidades para salir de la pobreza.
Editado por Maite González Martínez.