La académica vivió la crisis de 2001 residiendo en la Argentina, algo que, dice, dio pie a su interés por especializarse en la política local. Tras haber escrito un libro que entregó en mano a Cristina Kirchner, cuenta cómo ven al peronismo en China, qué relación que tiene el Partido Justicialista con el Partido Comunista chino y cuáles son las búsquedas comunes de ambos países.
“El peronismo es una corriente de pensamiento, una doctrina política y al mismo tiempo una práctica política”, sostiene la doctora Ziying Li, académica china especializada en Argentina y autora del único libro sobre peronismo que se escribió en China. Ziying Li vivió hace años en la Argentina y es la actual vicedecana de la Academia de Gobernanza Regional y Global de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing (BFSU), una de las universidades más prestigiosas de China. En 2010 entregó su libro Estudio sobre el Justicialismo de Argentina en forma personal a la actual vicepresidenta Cristina Fernández, durante una visita oficial al país asiático. La académica china explica cómo ven al peronismo en China, la relación que tiene el Partido Justicialista con el Partido Comunista de China y cómo vivió la crisis del 2001 residiendo en la Argentina. Además, reflexiona sobre el crecimiento que tiene la enseñanza del idioma español en China.
–¿Cómo se estudia al peronismo desde China?
–Para los académicos chinos que se dedican al estudio político de América Latina, el peronismo es una corriente de pensamiento, una doctrina política y al mismo tiempo una práctica política. Como una rama importante y representativa del populismo latinoamericano y la doctrina más importante en la historia moderna de Argentina, el peronismo ha dejado una huella profunda en la crónica argentina y ha experimentado un camino zigzag de desarrollo. En mi libro Estudio sobre el Justicialismo de Argentina divido la evolución del Justicialismo en tres etapas: la fundación por Juan Domingo Perón, la reforma de Carlos Menem y el nuevo desarrollo desde el matrimonio presidencial Kirchner. En el siglo 21 el peronismo resurge con novedades y representa la exploración del modelo de desarrollo de la nueva generación de líderes de Argentina, lo que se traduce en la respuesta del pueblo argentino ante el impacto de los nuevos cambios en el mundo.
–¿Cómo analiza la relación entre el Partido Justicialista y el Partido Comunista de China?
–Después del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países en 1972, se empezó con intercambios entre los dos partidos. El 3 de julio de 1974 el presidente interino Dong Biwu y el premier Zhou Enlai de nuestro país dieron, a través de un telegrama, las condolencias a la esposa de Perón por el fallecimiento del presidente con las siguientes palabras: «El presidente Perón fue un famoso activista político. Fue respetado por sus esfuerzos de salvaguardar la independencia nacional de Argentina, fortalecer la unidad del tercer mundo y luchar contra la hegemonía». En la década 90, cuando el peronismo volvió a conducir el país desde el poder ejecutivo, los intercambios amistosos entre los dos partidos fueron más frecuentes, promovido por unas relaciones económicas cada vez más estrechas y con visitas de alto nivel entre los dos países.
Aparte de los diálogos bilaterales, los dos partidos todavía tienen contactos y cooperaciones en plataforma de alianzas o bloques de partidos, como las existentes entre la Confederación Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL) y la Conferencia Internacional de Partidos Políticos de Asia (ICCAP) en el cual el rol del gran dirigente peronista Antonio Cafiero, quien fuera presidente de la COPPPAL, fue muy importante para que se pueda iniciar esta cooperación. Hoy en día, como los dos partidos gobiernan ambos países, las relaciones entre ellos sirven no solamente para enriquecer las experiencias de construcción institucional de cada partido partido e intercambiar las prácticas de gobernabilidad, también contribuyen a la lucha en conjunto contra la pandemia y la búsqueda del desarrollo sostenible.
–¿Qué reflexión hace, a la distancia, de su vivencia en el país durante la crisis de 2001?
–He estado en Argentina trabajando como la representante de una corporación estatal de China por unos años. He observado y vivido la crisis del 2001 con mis propios ojos y mi propia carne. Recuerdo el famoso corralito, las largas colas en los bancos, las manifestaciones para protestar contra el gobierno, los cortes de ruta y saqueos. A mi juicio, lo sucedido fue resultado de una serie de políticas económicas no adecuadas a la situación del país, una política monetaria muy rígida (el plan de convertibilidad), la falta de control y regulación del sector financiero, la alta dependencia a la exportación de pocos productos, especialmente cereales. Obviamente, los problemas sociales y divergencias políticas agudizaron la situación. Todavía recuerdo la frase que pronunció el presidente interino Eduardo Duhalde cuando asumió el poder: “Estoy totalmente convencido de que Argentina merece la victoria». Lo dijo así, por la fe y el conocimiento del pueblo argentino y la nación. Como una académica que me dedico al estudio de Argentina y como una extranjera que tiene muchos recuerdos lindos de este país tan lejano al mío, coincido totalmente con esa frase, yo pienso igual.
–¿Cómo evalúa la marcha de las relaciones bilaterales y las perspectivas a futuro?
–El año próximo va a coincidir con el 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Argentina, durante casi medio siglo las relaciones bilaterales han conseguido significativos progresos. Desde la década del 90 del siglo pasado, los intercambios económicos y comerciales entre ambos son cada vez más estrechos. Hay tres hitos históricos después en siglo 21 en las relaciones bilaterales. En 2001, Argentina apoyó a China en su adhesión a OMC. En 2004, el reconocimiento del status de economía de mercado de China en ocasión de la visita oficial del entonces presidente chino Hu Jintao y en 2014 los dos países establecieron una asociación estratégica integral. Desde entonces se ha profundizado aún más la cooperación bilateral en el comercio de bienes y servicios (por ejemplo el turismo, Argentina es calificado por los turistas chinos como uno de los mejores destinos turísticos durante muchos años consecutivos), la inversión extranjera directa, la construcción de infraestructura, el intercambio cultural y educativo, y en el campo tecnológico, entre otros. Mediante el establecimiento de una serie de organismos bilaterales, se ha proporcionado un mecanismo institucional para garantizar los intercambios regulares y profundizar la cooperación. Sin duda alguna, la perspectiva de futuro de las relaciones bilaterales es brillante.
En la cooperación económica comercial, los dos países gozan de alta complementariedad en el comercio. La nueva normalidad y el desarrollo sostenible de China significaran que habrá una demanda estable de productos argentinos. Al mismo tiempo, durante los últimos años, las dos partes hicieron un gran esfuerzo por resolver el desequilibrio estructural en el comercio bilateral zanjando canales para promover la exportación de más productos de Argentina a nuestro país. Lo más lindo es que estos esfuerzos se hacen por todas partes de la sociedad, los gobiernos, las empresas y las instituciones académicas. Desde 2018 China empezó a celebrar la Exposición Internacional de Importación en Shanghai expresando los deseos de importar más desde todo el mundo. Y las empresas exportadoras argentinas participan y expusieron sus productos en las tres ediciones realizadas hasta ahora promoviendo más ventas hacia China. En diciembre del año pasado se celebró Ciclo de capacitaciones virtuales para la promoción del comercio exterior con la República Popular China, coorganizado por el Ministerio de Desarrollo Productivo, la SEPYME, el Banco ICBC y universidades de dos países. Al mismo tiempo las inversiones chinas en infraestructura, en el sector manufacturero y en el sector de servicios pueden dinamizar la economía local. Como analiza la OCDE, la inversión en innovación, competencias, integración regional e infraestructuras puede ayudar a que América Latina se beneficie de la “nueva normalidad” de China. Como países en vía de desarrollo, China y Argentina se enfrentan con el mismo desafío de realizar el desarrollo sostenible bajo la nueva circunstancia del mundo. Tienen el consenso de cooperación e intercambio, lo cual garantiza la resolución de los problemas surgidos en las relaciones bilaterales.
–Probablemente Argentina se adhiera a la iniciativa de la Franja y la Ruta. ¿Cuál es su opinión sobre los potenciales beneficios y las ventajas que implicaría para nuestro país?
–La actitud sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta del gobierno argentino siempre es muy positiva y activa. La Franja y la Ruta es una iniciativa de cooperación internacional para la construcción conjunta del desarrollo sostenible y un futuro más feliz y próspero. ¿Por qué nos hace falta una cooperación así? Porque tenemos una sola tierra y todos los países conviven en un mismo mundo. Somos de la Comunidad de Destino Compartido para la Humanidad. Como se ve en la lucha contra la pandemia, solo la cooperación y compartir datos y recursos pueden ayudarnos, necesitamos ayudarnos recíprocamente. Estoy de acuerdo con la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, que dijo: “Los países de América Latina y el Caribe tienen una oportunidad histórica para estrechar lazos con China y el resto de las economías asiáticas, y el Foro de la Franja y Ruta para la Cooperación Internacional nos entrega una propuesta civilizatoria de conectividad y prosperidad compartida.” También comentó que “en esta crítica encrucijada en la historia humana, América Latina y el Caribe no puede quedarse atrás”. En este sentido, el desarrollo de la Franja y la Ruta significa más oportunidades de cooperación, más sectores en intercambio, más experiencias para el aprendizaje y más resoluciones conjuntas de problemas. Sus resultados podrán ser disfrutados por todos, no solamente por Argentina, sino por todos los países que acompañan esta iniciativa.
–China cuenta con casi cien universidades que enseñan español como carrera universitaria. ¿Por qué se da este fenómeno?
–La enseñanza del idioma español, como una carrera universitaria, ha experimentado un boom durante estos 15 años, lo que refleja el crecimiento de la cooperación e intercambios entre China y los países hispanohablantes. En China, tradicionalmente, el español se consideró como una lengua extranjera de poca demanda. Pero la situación ha cambiado muchísimo. En el mercado laboral los talentos que dominan el español son cada día más necesitados. Actualmente en las universidades chinas la carrera de español cuenta con cinco orientaciones: filología, literatura, traducción, cultura comparada y el estudio regional. Estamos trabajando para que la formación de talentos con dominio del idioma español pueda satisfacer la demanda diversificada del mercado para diferentes niveles.
* Director ejecutivo del Centro Latinoamericano de Estudios Políticos y Económicos de China (CLEPEC).
Fuente: Página/12