Murió el teólogo suizo Hans Küng, quien negó la infalibilidad del Papa

Tenía 93 años. Fue un crítico de la Iglesia Católica. Fue suspendido en 1979 por el Vaticano para oficiar como sacerdote.

El suizo Hans Küng, uno de los teólogos católicos más reconocidos del mundo, falleció este martes en la ciudad alemana de Tubinga a la edad de 93 años, informó una portavoz de la Fundación Weltethos (Ética Mundial).

Küng, crítico de la Iglesia, fue suspendido en 1979 por el Vaticano para oficiar como sacerdote y enseñar teología católica por sus cuestionamientos a la doctrina oficial de la iglesia.

En 1985 fundó la Fundación Weltethos (Ética Mundial) destinada a fomentar el diálogo interreligioso.

El teólogo católico, conocido por haber negado la infalibilidad del papa, lo que le causó la suspensión del Vaticano en 1979, murió en Tubinga (suroeste alemán).

Küng falleció «en paz en su casa de Tubinga», dijo una portavoz de la Fundación Weltethos sobre el teólogo, considerado uno de los mayores divulgadores de los temas católicos en el mundo con una obra traducida a más de 20 idiomas.

Su vida

Nacido en Sursee, Lucerna, Suiza el 19 de marzo de 1928, Küng se licenció en 1953 en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, se ordenó sacerdote en 1954 y fue destinado a la diócesis de Basilea.Amplió estudios y obtuvo el doctorado en Teología con la tesis «La justificación en Karl Barth».

El papa Juan XXIII lo nombró consejero oficial del Concilio Vaticano II y Küng actuó como experto y asesor de los obispos de su país entre 1962 y 1965.

Publicó entre sus primeras obras «El concilio y la unidad de la Iglesia», «Las estructuras de la Iglesia», de 1964 y «La libertad hoy», de 1966.

Fue en 1967 cuando publicó «La Iglesia», una de sus obras polémicas en la que se pronunciaba sobre la supresión del «imprimatur» o censura previa de los libros teológicos y la abolición del celibato y a la que en 1976 siguió «¿Infalible?: una pregunta», en la que se manifestaba contra el dogma de la infalibilidad pontificia.

Por esta obras, la Congregación para la Doctrina de la Fe, antiguo Santo Oficio, abrió un sumario en 1967 y otro en 1971, recuerda la agencia EFE.

El 21 de febrero de 1975 el Vaticano realizó una declaración mediante la cual no se dictaban sanciones disciplinarias contra el teólogo pero se lo amonestaba a que no siguiera enseñando tesis «que se oponen a la doctrina de la iglesia católica», pero se negó a retractarse.

En 1979 la Congregación para la Doctrina de la Fe le sancionaba con la retirada de la autorización eclesiástica para ejercer la enseñanza y precisaba: «Ya no puede ser considerado un teólogo católico».

Küng se convirtió en el primer sancionado del pontificado de Juan Pablo II. En 1980 dejó de pertenecer a la Facultad de Teología de la Universidad de Tubinga, pero conservó, por un estatus especial, su cátedra de Teología Ecuménica y Dogmática, así como la dirección del Instituto de Investigación Ecuménica.

Desde 1995 presidía la Fundación Ética Mundial «Weltethos» (Ethos universal), que él creó y a través de la que se encargó de estudiar y fomentar el diálogo entre religiones.

Pese a que en 2003 los líderes políticos y religiosos alemanes destacaron los méritos de Küng y solicitaron a la Iglesia católica su rehabilitación, en 1997 el cardenal Ratzinger, entonces precepto para la Congregación de la Doctrina de la Fe, y que después llegaría al Papado como Benedicto XVI, descartó la posibilidad de la rehabilitación del teólogo suizo.

Fue amigo personal en el pasado del ahora papa emérito y compañero suyo en la Universidad de Tubinga. Benedicto XVI recibió al teólogo Küng en Castelgandolfo, la que fue residencia de verano de los papas, en septiembre de 2005, en una entrevista que el teólogo calificó de «esperanzadora».

Sobre Francisco

Sobre el Papa Francisco, Küng confió en una entrevista concedida en 2013 al semanario alemán «Der Spiegel» que confiaba en que pondría fin al celibato entre los sacerdotes católicos, al tiempo que criticó el proceso de beatificación de Karol Wojtyla.

Aseguró que con Jorge Bergoglio al Vaticano llegó una «primavera católica» a la Iglesia, tanto en la forma como en los contenidos, y dijo que ello supuso una «ruptura» con lo que «representó» Benedicto XVI.

Ese mismo año Küng dijo que se planteaba recurrir al suicidio asistido para poner fin a su vida, ante la progresión que sufría de la enfermedad de Parkinson.

«No quiero seguir viviendo como una sombra de mi mismo», escribió en el tercer y último volumen de sus memorias. Finalmente murió este martes, a los 93 años.

Fuente: La Voz.

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