Por: Roberto Morejón.
Los hospitales, calles, superficies agrícolas y plantas para potabilizar agua en Gaza destruidos, manifiestan la gran falsedad de que durante sus últimos bombardeos, Israel solo buscó objetivos militares del grupo Hamas.
En 11 días de ametrallamientos, el régimen sionista acabó con la vida de casi dos centenares y medio de personas, de ellas 66 niños, y los supervivientes afrontan un calvario. Con las instalaciones de agua y electricidad dañadas, servicios vitales quedaron reducidos a la mínima expresión.
Las familias ni piensan en la vuelta de sus hijos a las escuelas, pues 58 de ellas resultaron afectadas o calcinadas. Tampoco los colegios podrán desprenderse de su transitoria función, la de refugios de personas sin hogar, porque más de 2 mil viviendas quedaron inservibles y otras 16 mil requieren reparaciones capitales.
Según funcionarios palestinos, las pérdidas se elevan a más de 322 millones de dólares y la reconstrucción de Gaza requerirá decenas de millones de dólares. La ONU hizo su propia evaluación y llamó a naciones miembro a aportar 95 millones de dólares para satisfacer necesidades humanitarias en la estrecha franja costera, donde residen dos millones de habitantes.
Para ellos, agobiados por un desempleo ascendente a 50 por ciento, esta vez la embestida de Tel Aviv fue más corta, pero con mayor intensidad y enfilada contra la infraestructura económica. Con tanto por hacer, los gazatíes se preguntan si el enemigo permitirá el acarreo de materiales esenciales para recobrar condiciones de vida.
Es cierto que un rayo de esperanza surgió con la ayuda prometida por varias naciones, pero en Gaza muchos inquieren hasta cuándo tendrán que reconstruir una y otra vez, porque Israel goza de impunidad en los organismos internacionales.
Incluso el poder mediático equipara a las dos fuerzas envueltas en la reciente escalada bélica, como si el grupo Hamas gozara de las mismas posibilidades en recursos humanos, tecnológicas y militares que el régimen sionista, apuntalado por Estados Unidos.
La prensa corporativa también reitera hasta el cansancio lo que califica de derecho de Tel Aviv a defenderse, sin siquiera referirse a la prerrogativa de los palestinos a conservar la vida. Puede ser que en meses Gaza recobre una parte de la vida cotidiana, pero será bajo graves limitaciones, porque el agresor no vislumbra abandonar su asedio.