El culto al Culto

Por: Francisco Parada Walsh*

Se define culto como: “En su forma moderna la palabra culto fue utilizada originalmente por Ernst Troeltsch, que clasifica a los grupos religiosos en iglesias, sectas y cultos. Describió la secta como un grupo pequeño, compuesto principalmente por individuos pobres que, renunciando al mundo, buscan una hermandad personal y directa; en cambio, el culto otorga más libertad de pensamiento, es menos sistemático y estricto en sus prácticas y en la consecución de sus objetivos.

Es decir, el culto da al individuo ciertas libertades religiosas, esto es, una capacidad de optar entre varias alternativas. Los analistas actuales describen el culto como algo más parecido a una red que a una institución establecida con un conjunto de reglas fijas. En el culto es el individuo el que decide finalmente qué constituye la verdad, en qué creer y qué practicar, basándose en la propia experiencia.

Así podemos ver que en los medios de comunicación se hace constante referencia a términos como “culto al cuerpo”, “culto al dinero”, etc. Parece por tanto que hoy en día se identifica el término culto con una creencia personal, en contraposición con la doctrina, que es impartida o sustentada por una persona o grupo. Dicha creencia puede estar más o menos extendida y puede ser compartida por un grupo más o menos grande de personas, pero no será guiada por un líder o institución.

Además el culto no se centraría en un conjunto de principios morales o dogmas incuestionables, ni tampoco contaría con un libro sagrado como fuente de sus creencias”. El culto al culto cada día tomas más fuerzas, aparentemente las sociedades asumen que pertenecen a un culto cuando de religión se trata, es más, se banaliza con preguntas como ¿A qué horas es el culto?

Sin embargo el mundo entero rinde culto a diferentes variantes de cultos; el hombre en su infinito deseo de contestarse preguntas trascendentales como a qué he venido al mundo, sentir que hay pertenencia a un grupo y en la medida que el mundo gira podemos ver “la invasión de los cultos”; los cultos son infinitos como deseos y pensamientos existen en la mente humana; se debe abolir que un culto solo define la pertenencia a un grupo religioso pues si reviso mi vida y lo que acontece en un día solo afirma que pertenezco a varios cultos que sobrepasan la docena, veamos ejemplos: Facebook, WhatsApp, Messenger, Instagram y a otros grupos a los que pertenezco aparentando el deseo de recibir cultura,  culto al cuerpo y soy adicto a un gimnasio y quizá el culto más inculto al que se puede pertenecer es a un partido político donde un seudo líder puede embarcar a todos sus seguidores a una guerra contra otros miembros de otro culto; el fanatismo a un partido político es la forma más perversa de culto que pueda existir y parece que el hombre no entiende; asume posiciones tan personales y pasionales que poco le importa confundir a sus hijos sobre el bien y el mal; como resultado tenemos generaciones de niños que ya forman o pertenecen a un culto infantil pero culto al fin.

Después de la pandemia vemos a una sociedad totalmente egoísta, indolente y sobre todo remarca que cada persona toma rumbos diferentes, si hubo algún atisbo de comunión o de sociedad solo quedan remanentes; ni el dolor pudo sacudir a un mundo que impávidamente miraba cómo se eliminaban a ancianos, adultos, personal de salud por millones y todos dimos vuelta a la página; volvemos a entrar a la burbuja rosa donde evitamos el dolor ajeno, no, los actos heroicos desaparecieron y dieron paso a actos vandálicos donde la muerte como tal sirvió para acumular fortunas nunca vistas; en nuestro país sobran ejemplos, mientras pequeñas tiendas, vendedores ambulantes fueron confinados a un gueto moderno, empresas como Super Selectos, grupos farmacéuticos y tiendas que no venden productos de primera necesidad como Dollar City permanecieron abiertas, todo producto aumentó de precio y ese miedo fue aprovechado a sacar el máximo lucro posible, fue tan fácil ver a una humanidad menos fuerte de lo que parece, quedamos más divididos y más expuestos a nuevos experimentos sociales donde el culto al miedo, a la indiferencia, a la permisividad que se dio a la oligarquía quedaron más cimentados que nunca.

Vivo en un país donde el culto a la muerte crece día a día y  en una sociedad que es víctima de mentiras, falsa propaganda y a que la post verdad prevalezca ¡Esos son otros tipos de cultos! Qué hermoso fuera que formáramos cultos de compasión, de solidaridad, de servicio, pero no, aun, la iglesia católica a la que diz que pertenezco por haber sido bautizado en ella, claro,  sin mi consentimiento más que un llanto como aceptación también pertenece a un culto, la sede es el vaticano donde todos los adoradores rinden honores, diezmos y pleitesías a una organización billonaria que vale la pena recordar la muerte de un papa y de un banquero que cuidaba los reales del Vaticano que no tan sospechosamente apareció ahorcado, colgado de un puente.

Cultos por doquier, aun, mi persona rinde  culto a un culto como es el ego; pasamos de organizaciones, sectas, grupos al culto personal y quizá sea éste el más dañino, no necesito la aprobación de un líder sino de mí mismo; eso trasloca todas las prioridades en una sociedad que cree en la autonomía sin embargo cada miembro de esa sociedad pertenece a un culto, sea el que sea; todos queremos saber cuál es la razón de estar acá y si esto significa perder nuestros derechos constitucionales y personales poco importa; humanos comunes asumiendo posturas divinas, ejemplos sobran en la historia que en sus alucinaciones y en el nombre de la paz, la justicia, la superioridad de la raza hicieron las peores barbaridades a sus seguidores, y parece que la raza humana no entiende, no aprende la lección, vuelve a caer en el mismo error aunque éste signifique la muerte, el hambre, la marginación de sí mismo. Cultos de cultos, aun, el amor es un culto, en apariencia el más noble sin embargo cuando éste pasa, solo quedan añicos de esa relación.

El culto al culto se engendra en muchas ocasiones de padres a hijos y estos, no tienen capacidad de elección, desde ideas religiosas, políticas y de alienación suceden en la infancia que traerá una pérdida del rumbo de estos pequeños cuando lleguen a la adolescencia y adultez. Escribir es rendir culto al lector, cada vez me doy cuenta que soy miembro de infinidad de cultos, sin embargo este último me regocija como ningún otro culto al que pertenezco.

*Médico salvadoreño

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