Por: Fernán Camilo Álvarez Consuegra.
Por el anuncio de que, a partir de septiembre, se pagará a empleados públicos y a pensionados en Bitcoin, con posibilidad de que dicha medida, sea obligatoria para empleados privados, es necesario un análisis, en base a los elementos hasta ahora conocidos: la implementación del uso del Bitcoin, es aún un secreto; sólo puede conocerse el marketing que le rodea, pagándolo el interesado.
Tomando como referencia, los dos cajeros de Bitcoin, situados en las playas del Tunco y el Zonte, la intermediación financiera de Bitcoin a dólar, tiene un costo de 10% más $ 5.00 por transacción, así, una persona que goza del salario mínimo (industria, servicio y comercio) de $ 304.17 (Dto. Ejecutivo No. 5 D.O. 240, Tomo 417 del 22/12/2017), recibirá $ 278.53 en dólares físicos. Si no los convirtiese, su salario sería volátil, o sea, imposible calcular su valor ni usarlo para sus necesidades.
Si consideramos que el valor del Bitcoin ha variado en los últimos 30 días: de $ 46,450.70, con baja máxima a $ 33,580.30 y, se encuentra hoy al alza, en $ 40,530.60, quiere decir que este día, posee un 87.25508% de su valor inicial del mes; si aplicamos este porcentaje al salario mínimo, lo reducimos a $ 265.40, y si le aplicamos, el precio más bajo del mes, quedaría en 72.30% o sea a $ 219.91. De cualquier forma, sería una disminución del salario mínimo y una volatilidad (variación de precio) de 10% diario.
Si nuestras importaciones son de $ 5,739.7 millones y nuestras exportaciones de $2697.8 millones, existe una diferencia de $ 3,041.9 millones, que son compensados con las remesas (datos del BCR). Pero si el Gobierno pretende que nuestra economía, sea en transacciones a base de Bitcoin, éste tendrá que ser convertido a dólar, pues la aceptación del Bitcoin va a la baja (China ha prohibido el uso del Bitcoin).
En el supuesto que, por el volumen de operaciones, pueda disminuirse el valor de la intermediación financiera y que ésta, sea realizada sólo por el Gobierno, no podrá ser menor a un 2%, lo cual encarecerá nuestras importaciones, en igual medida, o sea: $ 114,794 millones, que serán un factor más, de inflación. Esta inflación artificial e innecesaria, podría verse agravada por el aumento del salario mínimo, el cual disminuiría el empleo, por falta de competitividad de las exportaciones. Pensar en exportaciones, a base de tecnología, no es viable por ahora, pues el nivel educativo de nuestros obreros, no lo permite.
El economista Lic. Luis Membreño ha advertido que, el uso del Bitcoin para el envío de remesas, restaría dólares frescos al mercado. Baja en los salarios, pondría en situación precaria, a quienes aún lo tienen y, forzarían al uso de la tecnología, sumando a esta, un costo más (consumo de internet, electricidad y dispositivo adecuado), pudiendo caerse, en una crisis similar a la vivida en Argentina, con la bancarización (el abandono del papel moneda por transacciones electrónicas).
En última instancia, el uso del Bitcoin, dependerá de los Estados Unidos, pues su precio es convertible a dólar y se cambia centralizadamente. En caso de que la banca privada, ofrezca la intermediación financiera, en coordinación con BANDESAL, podría facilitarse la conversión, pero no evitaría la disminución del salario y, podría aumentar la inflación. Si la banca no presta este servicio, ya no serían de hecho, necesarios los bancos, salvo para los servicios crediticios, lo cual generaría un mayor estrés económico a la industria y dependerá de altos intereses, la inversión de dólares, para obtener moneda fluctuante.
Terrible desastre, sólo para satisfacer el ansia tecnológica del Ejecutivo.