Amistad ¡Divino Tesoro! (Segunda parte)

Por: Francisco Parada Walsh*

Todo en la vida tiene dos caras, dos verdades, dos mentiras, dos opiniones y seguir el camino de la verdad no es fácil pero era un imperativo en mí hacerlo, aclaro que ni por cerca soy ese médico entregado en cuerpo y alma a sus pacientes, solo soy un hombre que busca servir y que siempre trato de ponerme en los zapatos del otro, esa es mi filosofía de vida y a pesar de los sin sabores que eso me deja, siempre han ganado los buenos momentos de servicio.

La primera parte de esta historia fue un homenaje y agradecimiento a amigos, colegas y hermanos; hombres que entendieron que solo dando es que recibimos y que servir es el mejor verbo que se debe conjugar en el mundo. Esta segunda parte la quiero dedicar a una amiga, a una paciente, a mi vecina “La Niña Conchita”.

Todo es una trama que desde un inicio se envió a la paciente y a su grupo familiar por la senda de la mentira, de la ignorancia y del cobro exorbitante por servicios médicos ; por cosas del destino era un día normal, llegué a hacer mis compras y frente a esa tienda hay una clínica médica, no me meto en lo que no me importa y no supe a qué paciente se estaba atendiendo; una hora después pude ver que llevaban en brazos a mi Amiga Niña Conchita a su casa, me pareció raro pues tengo la costumbre que un paciente que llega en brazos a mi clínica debe salir caminando, el tiempo que me demore la atención médica es lo de menos y si no puedo ayudar a ese paciente inmediatamente la refiero a un centro asistencial donde recibirá la atención médica integral que merece. No supe más.

La hija de la paciente me llamó un par de veces para consultarme qué hacer, le dije que lo ideal es que fuera referida a un hospital pues mi Amiga Niña  Conchita adolece de diabetes Mellitus descontrolada y una fuerte infección en las vías urinarias. El tiempo pasó.

En esos días no supe nada de mi Amiga  Niña Conchita, fue ella y su familia quienes vivieron un calvario, una peregrinación de dolor donde el rostro atormentado de un paciente poco importa, sino el lucro desmedido que se obtendrá, desde médicos cachorros hasta médicos tigres  todos desean reventar al paciente, y eso sucedió con mi Amiga Niña Conchita; ¿Cómo es posible que no haya sanción y suspensión para estos ladrones y asesinos? ¡No lo entiendo! El día martes 1 de junio la hija de la paciente me llama, empezaba mi día, me explicó que mi Amiga Niña Conchita estaba mal, que saturaba 40 por ciento de oxígeno y en un santiamén estaba en la cabecera de mi paciente, su estado era delicadísimo, con todo el oxígeno posible no subía de 80 por ciento; febril, débil, deshidratada e inmediatamente les dije que debían llevarla a un hospital,  que si no la bajaban de  mi montaña embrujada  apenas tendría unas horas de vida; la familia se apresta a llevarla a San Salvador, la hija de la paciente me llama y me dice que no la recibieron en un Hospital privado, que no saben qué hacer, le dije que me diera unos minutos e inmediatamente llamé a mi hermano Dr. Oscar Vásquez Cordón, le presenté e l caso y le hice ver el calvario de andar con una paciente en tan grave estado de salud sin rumbo, él, en su mesura y buen juicio me explicó que  debió ser referida por el  hospital de Chalatenango o del Hospital de La Nueva Concepción y me explica que en el Hospital El Salvador no atienden emergencias, sino pacientes que lleva una referencia de otro centro hospitalario;  ese es el amigo con el que intentábamos caminar por la senda del protocolo pero para los hombres de verdad y no hombres mediocres fue mi hermano Dr. Oscar Vásquez Cordón quien me dice que le diga a la familia que la lleven al Hospital “José Antonio Saldaña”, que él estará pendiente de recibirla, dejamos a un lado ese formalismo y nos volvimos humanos, amorosos, compasivos.

Esa misma tarde mi Amiga Niña Conchita es ingresada, el cuadro no daba muchas esperanzas pero lo importante fue luchar por salvar una vida porque cuando se salva una vida, se salva al mundo;  mis honorarios fueron cuarenta dólares, lo menciono no para que se piense que soy  baratero o buena persona, no, cobré eso porque es lo justo,  si me aprovechaba de una situación tan difícil  ya me perdí como médico y quizá lo más triste es perderme como persona, se cobra lo justo, el dolor y la confusión que vive la familia al momento de llevar a su ser amado a un hospital es indescriptible, por lo que no se vale aprovechar el dolor para sacar lucro, no, se debe ser correcto y no perder tiempo, prueba de ello es mi referencia garabateada que hice, no tengo tiempo para practicar el método Palmer, no, no, la paciente debe llegar lo más pronto a recibir la debida atención médica.

Estuve pendiente del estado de salud de mi Amiga Niña Conchita. Ella fallece el sábado cinco de junio. Amiga Niña Conchita, hice todo lo que pude por salvar su vida, todo, todo;  recuerde que siempre llegaba a comprar tortillas, muchas de ellas terminaron en la panza de su perro, ese loco de “Junior” que tanto me ama, usted me llevaba las pupusas de ayote, quilete, hierba mora a mi clínica; se acuerda cuando platicábamos de religión, de los gatos, de tantas cosas; usted fue, es y será siempre mi Amiga Niña Conchita, siempre; espero no haberla defraudado, usted sabe que se hizo hasta lo imposible y se luchó contra toda adversidad y solo le pido un favor especial, cuide desde el cielo a la familia de mi amigo Dr. Oscar Vásquez Cordón, a mí no me cuide, no me siento que lo merezca. Gracias Amiga Niña Conchita por permitirme ser su médico hasta el último momento de su vida y como último favor  me les da de comer a mi manada de peludos que la estarán esperando.

NOTA: Debe el amigo lector entender que el paciente y su familia no tienen por qué saber de medicina, de saturación, de hallazgos radiológicos sino que es OBLIGACION DEL MEDICO TRATANTE explicar a la familia del paciente qué pasos seguir ante una eventual complicación, ¿Cómo pueden cobrar cientos de dólares y no son capaces de decir “Si la saturación es menor de noventa, váyase inmediatamente a un hospital? ¿Por qué no lo hacen? ¿Por ignorantes, indolentes o asesinos? Solo ellos podrán responderse, dudo que sean ignorantes pero si indolentes y asesinos.

*Médico salvadoreño

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