La Rocola

Por: Francisco Parada Walsh*

Todo fue confuso, nunca sabré si lo vivido fue un sueño o realmente sucedió en la vida real. Era una tarde fría, poco a poco me fui quedando dormido, me enrollé como gato y de repente hubo un gran estruendo, me desperté sobresaltado, pensé que era el arrebato pero no, solo imaginaba al diablo con vestido agarrándome del buche y llevándome al cielo pero no; de repente se abre la panza de la rocola y empiezan a salir todos los cantantes, no daba crédito a lo que veía, es Juan Gabriel el primero en salir, es inconfundible su talento, no sé cómo sabía mi nombre pero me dijo: hola Fran, ¿no quieres ir al Noa Noa? Mejor me quedé callado; el segundo en salir fue Vicente Fernández junto al gran José Alfredo, fue Vicente quien en un descuido le tocó las nalgotas a Juan Gabriel, éste solo le dijo en voz suave: ¡Verdad que te gustan mi Chentío bigotón! No salía de mi estupor! era una fila interminable de cantantes, admiro a Roger Waters quien lucía un sencilla camiseta negra y me preguntó si había alguna escuela cerca, por supuesto le dije; pero él, algo molesto me dijo: ¡We don´t need no education! No encontré palabras para responderle aunque terminé diciéndole que aquí, aunque haya clases no hay educación; fue Pavarotti a quien le costó salir de la rocola, apenas salió, algo cansado y hambriento, me pidió un vino tinto pero no tanto y a la vez le serví una libra de chicharrones de Amayo que mientras cantaba “O Sole Mio” llegó a su fin; mi silencio fue enorme cuando apareció “El Potrillo” Alejandro Fernández, nombre, si hasta a las gatas se le paró la cola, y quizá sentí algo raro en mi cuerpo ¡Eso si me afligió!, sin pensarlo mucho, Alejandro fue donde estaba el tequila, ya medio entonados tanto José Alfredo, Chente y Alejandro empezaron a cantar :”Me cansé de rogarle, me cansé de decirle que yo sin ella de pena muero, ya no quiso escucharme, si sus labios se abrieron fue pa´decirme, ya no te quiero” ; mi gran preocupación era dónde los albergaría, debía darles de comer y de beber pero mi mente era un caos, todos miraban las pinturas que cuelgan en mis tristes paredes; ni cuenta me di que en ese revoltijo de cantantes estaba Miguel Bosé, que cuando vio a “ El Potrillo” le dijo: “Seré tu amante bandido, bandido”, Alejandro solo se volteó y le dijo: “Ay mi niña, si te agarro te mato! Bosé, siempre de galgo le dijo: ¡Genio y figura hasta la sepultura! Mi asombro era enorme, fue Ana Bárbara quien sí me terminó de confundir, mire amigo lector, ¡Qué cuerpazo de mujer! No tiene la mejor voz pero en mis adentros me dije: Si no la quiero para cantar”, ella logró escucharme y me dijo: “Te Esperaré bandido, tu corazón y el mío, tienen algo pendiente los dos”, yo solo la miraba y pensé: Esta Ana Bárbara está requetebárbara” pero al final todos eran mis invitados y que en eso José Alfredo Jiménez levanta mi baúl y encuentra todo el guaro que tengo almacenado y sin preguntarme agarró tres botellas de tequila “Cuervo Azul y Blanco” , Chente Fernández ni lerdo ni perezoso le dijo: ¿Cómo está mi José Alfredo, le damos vuelta al bote? ¡A quién le dijo! Inmediatamente las botellas fueron historia; poco a poco me fui calmando, sabía que todo era un sueño pero de repente despierto, me pellizco y que me quedo con una cara de pendejo cuando veo el gran trasero de Selena, ¡Está viva! Y mientras la baba boba salía de mi boca, ella empieza a cantar “Bidi bidi bom bom” fui yo quien le dije con algo de respeto: “Bom bom es usted mi niña linda”, ni caso me hizo; de repente todos se callan, pensé que todo era mentira pero no, era “The King” Elvis Presley quien lucía una capa blanca y dándole la mano a todos los presentes empieza a cantar “El Rock de la Cárcel”, Juan Gabriel se encendió en segundos, empezó a moverse cual una quinceañera y que queda todo engarrotado, todos pensaron que era algo grave pero Juanga no perdía su buen humor y de un sonoro grito me dijo: “Mi doc., póngame una vacuna”, le respondí que lo vacunara “El Potrillo”, todos se pusieron a reír.

Mientras eran Los Tigres del Norte que rugían a su paso y ya medio entonado el gran José Alfredo les dice: Mis tigritos, échense La Banda del Caro Rojo, no lo dudaron ni por un segundo, este cuarto retumbaba, ya el gran José Alfredo estaba algo a pija, y que se arranca con: “gritó de pronto el borracho: La vida no vale nada y le dijo el cantinero: Mi vida está asegurada, si vienes echando habladas, yo te respondo con balas”, ni supe de dónde el gran José Alfredo sacó semejante pistolón y que suelta un par de cuetazos, este cuarto era una locura pero en esa confusión fue el grito no de dolor sino de placer de Juan Gabriel cuando “El Potrillo” lo vacunó, todos reían; ya Los Tigres dejaron de cantar y José Alfredo guardó el tremendo pistolón; mientras, Elvis disfrutaba aquella algarabía, no apartaba la mirada picarona de las nalgotas de la Bárbara Ana, yo no creía lo que estaba pasando y no sé qué pasó que “El Rey del Rock” me dice: Hey Francisco, do you have some rivotril?, con lo que cuesta conseguir esas babosadas pero si era “The King” quien me las pedía, le di diez rivotril y solo se puso a reír y me dijo: “Give me all the pills Little aborigen”, ve que cabron, aparte de que me quitó las rivotril viene de racista; pero todo era una locura.

Ya todos estaban bolos, y Elvis, bajo los efectos sedantes empieza a cantar: “Con Dinero y sin dinero, hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley”, el gran José Alfredo al escuchar la voz de Presley cantando su canción, solo se chupó un limón y empieza a cantar: “No tengo trono ni reina y mi palabra es la ley”, Elvis, en un momento de humildad ante el gran José Alfredo le dice: Please, please, sing “ You are always on my mind”, ¡Pa´ que le dijo! Y esa voz inconfundible de Jiménez que sin dudarlo empieza a cantar: “If I made you feel second best, girl, Im sorry I was blind, yor are always on my mind”; todos aplauden ¡los reyes se juntaron! De repente tocan a la puerta de mi casa, es nuevamente Escobar Galindo con su cabello ensortijado quien me trae un encargo, no sé si lo encontró o me trae alguna novedad, todos al verlo gritan al unísono: ¡“Que cante “Querida”!; Escobar solo disimuló su sonrisa. Fin.

*Médico salvadoreño

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