Por: Rosa M. Cubela.
Desde que comenzó la pandemia por la covid-19, una de las principales recomendaciones ha sido “evita los espacios cerrados”. Salir al exterior mejora el estado de ánimo y reduce los síntomas de la depresión.
Por este motivo muchas personas han comenzado a salir a espacios naturales con más frecuencia, como por ejemplo, ir de picnic o hacer senderismo. Estos planes no solo se adaptan a la situación actual y disminuyen la propagación del virus, sino que ir a lugares abiertos o al campo tiene efectos muy beneficiosos para la salud mental.
Un estudio realizado por la Universidad de Michigan en EE. UU. analizó los sonidos de 68 parques naturales. Compararon los sonidos producidos por la naturaleza como el canto de los pájaros o el movimiento del agua, con aquellos producidos por los humanos. Y comprobaron que reducen el estrés y la ansiedad.
Este descubrimiento puede estar relacionado con la propia evolución humana. Los sonidos procedentes de entornos naturales nos despiertan inconscientemente sensación de seguridad y de un mundo ordenado. En cambio, los ruidos característicos de las ciudades y la ausencia de indicadores naturales de seguridad nos evocan situaciones de peligro y alerta, lo cual puede tener efectos negativos sobre la salud.
Durante la investigación analizaron diferentes sonidos como el del agua, de las aves o del viento. Los resultados mostraron que el sonido del agua tenía un mayor impacto positivo sobre la salud. Por su parte el canto de las aves aliviaba mejor el estrés y la fatiga, y también la sensación de irritación.
La importancia del sonido del agua puede estar relacionada con ser tan necesaria para la vida y con la continuidad del sonido, ya que enmascara y oculta otros ruidos. Incluso su presencia en fuentes en parques urbanos mejora el ambiente y hace más agradable el espacio.
Cada vez más médicos recomiendan a sus pacientes visitar espacios naturales por sus beneficios, como la actividad física o la exposición al sol para generar vitamina D, pero en general no se refieren a escuchar los sonidos de la naturaleza, algo que se ha comprobado resulta igualmente importante.
Los investigadores esperan que su descubrimiento aumente la prescripción de paseos y excursiones cuya finalidad es escuchar la naturaleza. Además siendo conscientes de la importancia para la salud pública de estos espacios, recomiendan la creación de planes para su protección y conservación.