Por: Francisco Parada Walsh*
No, aquí no pasa nada, es el único país de Latinoamérica que ha manejado de una forma tan eficiente la pandemia que ahora resulta que exportamos personal de salud a Europa, a Rusia, a la misma China con su bosque y para someter y humillar al hermano del Norte les demostramos que aun, El Salvador puede ayudarles en el manejo de la pandemia, sobre todo a esos estados del sur sacudidos por el virus. Es el doctor Fauci quién ruega a nuestro ministro que le explique cómo es que no hay ingresos hospitalarios, desde hace seis meses no se registra una defunción y este tal doctor no entiende cómo la gente se divierte a lo grande en estadios, bares y en la locura; ¡No lo entiende! Pobre hombre, pobre Dr. Fauci que parecía un tipo brillante pero no, somos nosotros los brillantes.
Este país glorioso que se pavonea en mentir y ocultar todo lo relacionado al Covid ¡QUE TRISTEZA ES VER QUE LA VIDA DE MI HERMANO NO IMPORTA! Masacraron al personal de salud, no nos engañemos, lo destrozaron como un perro furioso destroza a un pollito, nos mandaron a la mejor gente a morir sin una pizca de compasión y ahora todo el poder del estado no está ocupado en los contagios y la muerte de miles de salvadoreños sino en quitarle los calcetines sin desamarrar los zapatos a todo el pueblo salvadoreño.
¿Tan ingenuos somos? ¡Demasiado! No hay forma que entendamos que todo fue un burdo espectáculo donde el único objetivo era tener todos los órganos del estado a su favor y nunca importó la salud de un pueblo, léase bien ¡Nunca! Indigna ver cómo caen fulminados decenas de personas y tristemente desde que la pandemia inició, todo fue una alteración de datos, ¿Qué ganaban con ello?: Dormir a un pueblo que vive dormido; recuerdo a profesionales que creí eran críticos y pensantes diciendo: “Me quito el sombrero ante este gobierno por cómo han manejado la pandemia”, ¿Qué dirán ahora cuando están a punto de quedar en la calle? No se necesita ser un economista para entender que este país está quebrado, saqueado y me pregunto ¿Dónde están esos más de tres mil millones de dólares de los que no se rindieron cuentas en su manejo?: Piense por un rato amigo lector, está invertido en esa moneda virtual que será la tumba de este país.
Aquellos aguerridos cantos llenos de letras defensoras como sonaba el himno de un partido que en paz descansa: “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán, salvándote a ti América, nuestra América Inmortal” A pesar de un himno tan fuera de contexto, quizá lo extraño pues la nueva letra será: “El Salvador será la tumba donde el pueblo terminará”; Me comentan que el Dr. Fauci está en una oficina del MINSAL, le ofrecen un té de pitos, él queda asombrado ante tan exquisita bebida, aun, pide otra taza de té de pitos; son los profesionales de salud, médicos, epidemiólogos, salubristas y algunos especialistas en mentiras como es esa pandilla de venezolanos quienes explican con gráficas cómo El Salvador ha logrado vencer al virus; el Doctor Fauci no sale de su asombro, no, está tan impresionado que pide que El Salvador envíe personal de salud a su país; inmediatamente se gira la orden para que un equipo de personal de salud empaque sus cosas y viajen inmediatamente al norte, ¡Deben salvar a América! Si esto fuera un artículo bajo los influjos del vino, cocaína, marihuana o la droga que más daño hace al mundo como es “El Sopón De Pitos” quizá fuera para reír, sin embargo todo esto es una tristísima realidad donde muere nuestra gente por decenas y nadie habla nada, nada, ¿Por qué? ¡Porque nunca importamos! somos apenas marionetas que serán manejadas por el hambre, la miseria y la Fiesta de los cachos debe seguir.
Me siento indignado ante tal atropello que el país sufre, poco haré con mi indignación pero por lo menos me doy cuenta que estoy vivo y no pendejo; que veo a padres buscar a sus hijos desaparecidos, familias sencillas que cargan una foto de su amado hijo y un gobierno no es capaz ni de devolverle los huesos azules y blancos de su amado hijo; no, nada importa, ni el dolor de un padre, de una madre, de un país que gime desde las entrañas cómo esta tierra cae a pedazos. Me indigno.
*Médico salvadoreño