La izquierda y la derecha cambian de generación en Chile con miras a la presidencia en 2022

En las primarias de este domingo, el diputado del Frente Amplio Gabriel Boric se impone al alcalde comunista Daniel Jadue, mientras Sebastián Sichel le gana a Joaquín Lavín.

Chile nuevamente da una sorpresa en las urnas. En las primarias presidenciales de la derecha y la izquierda de este domingo han resultado electos los dos candidatos que, al menos de acuerdo a las encuestas previas, no eran los favoritos al comenzar la carrera.

Por la izquierda, el diputado Gabriel Boric (egresado de Derecho, de 35 años) superó al alcalde comunista Daniel Jadue, por 60,43% contra 39,59%, según los resultados oficiales. Por el oficialismo, el abogado independiente Sebastián Sichel (43 años), el único de los cuatro candidatos sin partido, le ganó al economista de la UDI Joaquín Lavín, que era el postulante tradicional del sector, por 49,08% contra 31,31%.

Con una participación en torno al 21% del electorado, en un país con abstención estructural, se trata de un triunfo de los postulantes moderados de sus respectivos sectores políticos. Pero sobre todo, representa un profundo cambio generacional para la izquierda y la derecha: es la primera vez en la historia de la democracia chilena que hay candidatos a la presidencia que aún no habían nacido cuando se produjo el golpe de Estado de Augusto Pinochet, en 1973.

La elección presidencial está programada para el próximo 21 de noviembre y, de haber segunda vuelta, lo que resulta altamente probable, se celebrará el 19 de diciembre. La candidatura ganadora reemplazará al presidente Sebastián Piñera, de derecha, a partir de marzo de 2022. Luego de las revueltas y en medio de una crisis múltiple –social, política, institucional, sanitaria y económica–, la próxima Administración tendrá en sus manos la misión de implementar las normas de la nueva Constitución.

El candidato Boric sobrepasa por la izquierda a un sector que lideró la transición a la democracia y que no consiguió renovarse en las últimas décadas. Lo prueba que en los últimos 15 años, la única figura capaz de convocar a las mayorías fue la socialista Michelle Bachelet, que gobernó en dos ocasiones (2006-2010 y 2014-2018).

Liderazgo nuevo que emergió en medio de las protestas estudiantiles de 2011, Boric representa al Frente Amplio de izquierda, un conjunto de partidos políticos y movimientos que en la última década ha irrumpido en la escena política, conquistando importantes espacios.

Hermano de Podemos en España y con una mirada crítica a los gobiernos de centroizquierda de 1990 a 2010, en 2017 logró 20 diputados y un senador, su candidata a la presidencia Beatriz Sánchez obtuvo el 20% y en mayo pasado conquistó 21 escaños en la convención constitucional, que redactará la nueva Constitución. El 11 de febrero pasado, Boric cumplió 35 años, la edad mínima para postular a La Moneda, y fue uno de los dirigentes de izquierda que empujó el acuerdo de noviembre de 2019 que posibilitó un camino constituyente.

«No le tengan miedo a la juventud para cambiar este país», aseguró Boric en su primer discurso tras la victoria, que cerró citando a Salvador Allende. «Se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre y la mujer libre para construir una sociedad mejor», dijo el candidato de la izquierda.

En su programa de Gobierno, en el que apostó a conquistar diversos sectores de la oposición, a diferencia de Jadue, Boric busca descentralizar Chile –proviene de Punta Arenas, en el extremo sur del país– y pone especial atención a la descarbonización, el medioambiente, el feminismo y una mayor recaudación fiscal. El candidato de la derecha, Sichel, tiene 43 años.

Con pasado democristiano de centroizquierda, su resultado representa un triunfo del mundo independiente en un sector que se ha caracterizado a lo largo de su historia por empujar liderazgos de no militantes. Fue ministro de Desarrollo Social del actual Gobierno de Piñera por un año, entre 2019 y 2020, y se ha presentado ante los electores como un triunfador meritocrático.

Superó al postulante tradicional del sector y exalcalde del municipio de Las Condes, Lavín, en unas primarias donde las máquinas partidarias no fueron determinantes. Solo su candidatura alcanzó cerca del 50% de la votación del bloque, Chile Vamos. En su programa le otorga especial importancia a un Estado accesible, el emprendimiento, la diversidad y la seguridad pública.

«Sacamos una tremenda votación que nos permite pensar que podemos ser Gobierno», aseguró Sichel, tras ganar la primaria de su sector. Era el escenario menos favorable para el centroizquierda de la antigua Concertación, que agrupa a los socialistas y democristianos, que no participaron de estas primarias legales porque no lograron llegar a un acuerdo antes de la fecha límite. Tienen dos candidatos formales –la socialista Paula Narváez y el radical Carlos Maldonado– y una postulante que todavía no ha oficializado su postulación, la presidenta del Senado, la democristiana Yasna Provoste, que debería lanzarse a la carrera en las próximas horas y que corre con ventaja respecto de sus compañeros de bloque.

Con el triunfo de Sichel por la derecha y de Boric por la izquierda, ambos no radicales, se estrecha el espacio de competencia del centro moderado. Los resultados de este domingo, sin embargo, son buenas noticias para las candidaturas de las puntas, como José Antonio Kast, de la derecha doctrinaria, y el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, por la Lista del Pueblo (independientes antisistema capitalista que alcanzaron 27 escaños en la elección de convencionales, que se convirtió en una fuerza emergente que pone en jaque al sistema de partidos tradicionales).

Aunque la participación electoral no despega en Chile por fenómenos estructurales, el 21% fue un porcentaje mayor a lo que se esperaba. Lo que tampoco estaba en las proyecciones fue la gran movilización que logró la izquierda, que llevó a las urnas a 1.750.145 electores, muy por sobre la derecha que convocó a 1.343.578 personas. Aunque son datos que todavía no están disponibles, el alto respaldo a Boric (un millón de votos) se explicaría por un aumento importante de la participación juvenil.

Fuente: https://www.republica.com.uy

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