Levantar la mirada hacia el cielo, observar un paisaje florido, recrearte en un cuadro de vivos colores… puede ayudarte a encontrar plena armonía con todo aquello que te rodea. Colorea tu belleza y triunfarás con toda seguridad.
Por: Rosa M Cubela
Muchos expertos unen la tradición y la sabiduría para ofrecer un conjunto de terapias basadas en la influencia que la composición y los diferentes tonos de color pueden tener en tu organismo.
Oriente, saber milenario
Pero, ¿en qué consiste realmente la cromoterapia? Hablamos de una antiquísima técnica oriental que utiliza las propiedades terapéuticas de las diferentes gamas de color, junto con las derivadas de la música y el masaje, para conseguir nuestro bienestar tanto interior como exterior. La medicina tradicional china atribuye al color de todo aquello que nos rodea una gran influencia sobre nuestra salud, estado de ánimo y, como consecuencia, nuestra belleza.
Energía positiva
Cuando el organismo se expone a la luz que desprenden los diferentes tonos de color, recibe de forma inmediata grandes cantidades de energía reparadora y regeneradora que contribuyen a relajar y tonificar la piel, facilitar la circulación y eliminar toxinas. Como consecuencia, nuestro aspecto mejora considerablemente, mostrándose radiante y lleno de vida.
Color y psicología
Cada tonalidad de color nos influye de una forma distinta, dependiendo de su intensidad y de si se encuentra o no en estado puro. La cromoterapia diferencia entre los colores fundamentales y los compuestos.
Colores fundamentales o de base: Son aquellos a partir de los que se obtienen todos los demás. Los fundamentales son tres: el azul, el rojo y el amarillo. En el interior de todas las personas predomina un color base, que es el que determina nuestra personalidad.
Colores compuestos: Las diferentes tonalidades que resultan de la mezcla de los fundamentales constituyen la amplia gama de colores compuestos. Dependiendo del tono obtenido al combinarlos, nuestro carácter se verá matizado de una u otra forma.