La militarización es una “vieja idea”

La gran “novedad” del publicitado “Plan Control Territorial” en su siguiente etapa es una mayor militarización del país. El presidente Nayib Bukele anunció la “cuarta fase” de su programa insigne de seguridad pública, la cual consiste en incrementar en un 100% la presencia de efectivos militares en tareas que corresponden a la Policía Nacional Civil (PNC).

La estrategia es pasar de 20,000 soldados actuales a 40,000 en los próximos cinco años, para tomar el control de los territorios y someter a los grupos criminales. El anuncio fue poco después de que medios escritos publicaron información que sugiere una posible nueva tregua del gobierno con pandillas. Así, la Fuerza Armada retomaría un rol que les fue proscrito por los Acuerdos de Paz. El apoyo de las Fuerzas Armadas en seguridad pública está permitido sólo en forma excepcional durante períodos específicos, pero Bukele les ha entregado esta tarea como una función permanente.

La mayor militarización anunciada por Bukele también contradice su discurso sobre que las fuerzas de seguridad ya controlan el territorio y que resultado de eso es la histórica “reducción de los homicidios”. Si las pandillas y demás grupos criminales están neutralizados, ¿por qué se necesitan 40 mil soldados patrullando las comunidades en todo el país?

El anuncio presidencial, además, alimenta las sospechas de la posible intención de Bukele de mantenerse en el poder más allá de los cinco años de su mandato. Si sólo le quedan tres años a su gobierno, ¿por qué esta militarización se alargará durante cinco años? ¿Acaso busca reelegirse o impondrá a un sucesor que siga sus políticas?

Al margen de esos detalles, la militarización de la seguridad pública ha sido estrategia fallida en los últimos cuatro gobiernos: desde los planes “Mano Dura” de Francisco Flores y “Súper Mano Dura” de Tony Saca, hasta el “Plan El Salvador Seguro” de Salvador Sánchez Cerén. Este último tenía una concepción integral, pero en la práctica se priorizó el enfoque represivo.

Por eso la militarización es una “vieja idea” retomada por un gobierno que habla de “nuevas ideas”. Además de entregar la seguridad pública a los militares, Bukele les ha concedido la incidencia política de antaño, lo cual también alimenta el temor de que el presidente esté preparando un aparato represivo para enfrentar futuras protestas sociales.

La militarización es -por tanto- una vieja, fracasada y peligrosa idea.

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