El lunes 19 de julio el Jurado Nacional de Elecciones del Perú entregó los resultados finales de la segunda vuelta electoral, consagrando a Pedro Castillo, candidato de Perú Libre como el nuevo presidente del Perú, por el 50.12% de los votos válidos.
Por: Elio Masferrer Kan*
Castillo es un maestro de primaria con un master en psicología educativa de una universidad privada de provincia, con padres campesinos. El mismo es un campesino que siembra su chacra (milpa). Un perfil así es impensable para las elites criollas limeñas en la Presidencia de la República.
Los resultados electorales desdijeron las encuestas realizadas en la primera vuelta electoral del mes de abril, que ni siquiera mencionaban a Castillo y las últimas publicadas lo ubicaban con un 6.5%. En la primera vuelta obtuvo el triple de los votos para confrontarse con Keiko Fujimori, quién tampoco figuraba en las encuestas electorales.
Pedro Castillo es un líder sindical del magisterio que en 2017 había dirigido una huelga exitosa contra la reforma educativa que duró 80 días.
En el Perú el sistema de partidos políticos se desmoronó con el triunfo de Alberto Fujimori en 1990, contra el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quién era respaldado por los partidos políticos tradicionales. Fujimori triunfó con argumentos presentándose como un “no político” fue apoyado por los evangélicos que hacían campaña “boca a boca” e iban con megáfonos a los mercados.
Fujimori gasto 37,000 dólares y Vargas Llosa 200 millones de dólares y perdió. Se estableció una dictadura que duró 10 años y esto trajo la descomposición del sistema político basado en partidos. Desde el 2000 los procesos electorales estuvieron centrados en personajes con cierto renombre nacional, que se presentaban al margen de una estructura política con cierto perfil mesiánico, propio o “construido” por los medios de información.
Perú tiene un 30% de población rural y alrededor del 65% de la población sabe, aunque a veces no quiere reconocerlo, que es de origen indígena o afro. Alrededor del 35% se asumen como “blancos” o “mestizos”. La clase política peruana es habitualmente “blanca” y limeña y desde su posición suele negociar posiciones con algún líder de la Sierra, para darle la vicepresidencia segunda y ponerle un toque étnico a la lista electoral, presumiendo que nunca llegaría al poder.
Nunca sabremos si las encuestas reamente se aplicaron pues el 30% de la población es rural y el 10% de la población carece totalmente de la falta de luz eléctrica y un porcentaje importante tiene el servicio algunas horas al día. Un porcentaje importante de la población indígena es monolingüe y otro grupo significativo son analfabetos funcionales. En esta realidad cabe preguntarnos dónde se aplicaban las así llamadas “encuestas nacionales” que no le acertaron a ninguno de los dos finalistas de la segunda vuelta.
Castillo, con todos los medios de información en contra y las derechas católicas y evangélicas apoyando a Keiko, ganó la segunda vuelta electoral.
¿Quiénes apoyaron a Castillo? En verdad él no era militante del partido triunfante, dirigido por Cerrón, un neurocirujano que se doctoró en Cuba y dirige a Perú Libre, y que tiene un proyecto marxista. El partido con bastante tino lo llevó como candidato externo pues tenía presencia a nivel nacional, como resultado de su liderazgo en la huelga que se hizo a pesar de los líderes sindicales tradicionales.
Castillo disponía de una amplia red de maestros y profesores que llegaban a todos los rincones del país, quienes hicieron una campaña muy eficiente, discreta y silenciosa. El factor religioso lo favoreció, pues él es católico y su esposa e hijos son evangélicos, un matrimonio plurirreligioso. Para muchos evangélicos que la Primera Dama fuera de su misma religión era un dato importante. La propuesta de Castillo en materia de salud sexual es conservadora y eso dificultaba a la derecha utilizar estos argumentos. La izquierda católica y un sector “progresista” de los evangélicos lo respaldó.
La derecha está más preocupada por el discurso político, social y económico de Castillo: cambiar la Constitución, expropiar minas y recursos naturales, cobrar los impuestos a los exportadores, hacer una segunda reforma agraria y “barrer la corrupción”. “No más pobres en un país rico” era una de las frases preferidas. Sobre Cuba opinó que lo primero era el levantamiento del bloqueo. Siempre aclaró que no era comunista, ni chavista y que llevaría adelante un cambio a la peruana.
¿Qué pasó con las encuestas? Es evidente que no tomaron en cuenta la complejidad cultural del Perú y la desconfianza de los entrevistados hacia los encuestadores. En una cuestión que observamos sistemáticamente en Perú. En Chile no previeron los resultados de las últimas elecciones, ni los de las elecciones primarias para la presidencia de la República. En México también tienen sus problemas. Tendrán que generar modelos analíticos basados en nuestras realidades y asumir que no están investigando países del Primer Mundo.
*Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH.