Por: Francisco Parada Walsh*
Todas las mañanas aparece una bellísima mariposa que viene a visitar a una linda ixora, desde lejos se ve como que platicaran, todos los días sucede lo mismo hasta que una mañana me fui arrastrando quedito, como un gusano, en silencio hasta que llegué tan cerca y pude al fin escuchar la conversación entre ellas.
Es la ixora quien le dice a su amiga mariposa qué bella se ve con el vestido que luce; la mariposa, algo apenada le contesta que ella siempre trata de lucir bien, de verse arreglada, que la vida es breve y que no hay que dejar la mejor vestimenta para ocasiones especiales pues todos los días, son ocasiones especiales.
La ixora le dice que tiene toda la razón y que ella, a pesar de que muchos pétalos se le caen, siempre florece con el deseo de verse linda y de ser admirada por pajarillos y mariposas; a la vez invita a la mariposa a una taza de néctar y le pide que por favor tome asiento en una robusta rama; la mariposa se sienta, sacude sus alas y le dice a su amiga ixora: ¡Qué vista más bella tienes desde acá! Puedes ver la belleza de la naturaleza, y aun, los cerros y montañas de nuestra hermana Honduras.
Mientras la ixora le sirve una taza de néctar a su amiga mariposa, le dice que sí es muy afortunada por tener el privilegio de ver tan bellos lugares y que disfruta la salida del sol como el ocaso; de repente se queda callada, algo que sorprende a su amiga mariposa que le pregunta el porqué de su silencio.
La ixora, con lágrimas en los ojos le responde que a pesar de tener tan linda vista, le incomoda ver a hombres y mujeres; es la mariposa quién le pregunta cuál es el motivo de tal actitud, la ixora dice que tras esos hombres y mujeres normales se esconden las bajezas más grandes, que le duele ver cómo talan todos los bosques y que, ella desde lejos puede ver como el hombre le grita y golpea a la mujer, ver la pobreza en tantos hogares salvadoreños y el fanatismo enfermizo que se vive en cada hogar.
La mariposa, mientras da un sorbo a su taza de néctar le contesta que tiene toda la razón pues, ella, desde las alturas puede ver la ingratitud y maldad que hay en la raza humana; es la ixora quien interrumpe a la mariposa y le remarca que el hombre, en su grandilocuencia y soberbia no se da cuenta de que no es la especie más evolucionada sino la menos, y que son el reino animal y vegetal el que es el más desarrollado pues nadie daña a nadie sino es por hambre, sin embargo el humano es capaz de dañar a su prójimo por el simple acto de perversidad.
La Mariposa, mientras sacude sus alitas ve a un zanate pasar, inmediatamente busca esconderse pues sabe que sería una deliciosa merienda para ese pajarraco. La ixora le dice que el peligro pasó, que puede salir; aun, la palidez en el rostro de la mariposa es evidente; nuevamente toma asiento, y mientras la ixora prepara el almuerzo le cuenta a la mariposa que ella no le tiene miedo a las plagas ni a las hormigas sino que al único que le tiene miedo es al dueño de la casa, en voz baja le dice: No quiero que me escuche, ese hombre está loco, pasa el día escribiendo, juega billar él solo, no hay día que no se tome unas cervezas y vieras cómo platica con los perros y gatos, para mí, debería estar ingresado en el psiquiátrico, pero como vivimos en este país lleno de locos, pareciera que es normal.
La mariposa, algo confundida le dice que quizá no esté tan loco pues en vez de estar rodeado de personas falsas e hipócritas es preferible hablar con el reino animal y vegetal y que si, algún grado de locura tendrá; llegó la hora de almuerzo, es la ixora que le dice que si gusta puede pasar a lavarse las patitas y que mientras, le servirá una copa de vino; la mariposa, se voltea y le dice, mira tú, hablas que ese viejo está loco y tú, sirviéndome vino que en vano limpia mis venas. Ambas sonríen.
*Médico salvadoreño