¡Vienbenida Militarizasion!!Malbenida Edukcion!

Por: Francisco Parada Walsh*

Solo el simple hecho de la ignorancia caballar que reviste al alcalde de Santa Ana es un mensaje claro que el país necesita docentes, educación, conocimientos y no fusiles ni balas. Ver las interpelaciones a las diferentes personas y lo actuado por los santos inquisidores solo demuestra el bajísimo conocimiento y preparación que tienen los diputados del partido oficial. Necesitamos educación, no fusiles ni balas.

Un país con cicatrices abiertas por las guerras sufridas se prepara para aumentar el número de efectivos a cuarenta mil miembros cuando ¡estamos en paz, aparente paz!  (Aunque esto es discutible, no se tiene para el pago de salarios, se han suspendido cesáreas para reducir los costos de hospitalización; menos para pagar a veinte mil soldados más);   Tristemente los jóvenes que le dieron el triunfo al ejecutivo desconocen lo duro que es una guerra, que lo cateen, que lo amenacen, que lo maten. No es juego de video el dolor de una patada, el pobre balaceado por simplemente parecer “Los siempre sospechosos de todo (“Me permito remitirle al interfecto por esquinero sospecho soy con el agravante de ser salvadoreño”).

Cuando un país no invierte en educación, salud sino en matones, lo que se avecina será más grave de lo que imaginamos. Se lee en las redes sociales: “El gasto del Ministerio  de la Defensa pasó de $220.4 millones en 2020 a 248 millones para 2021. Lo anterior se refleja en un incremento del 100% en su partida presupuestaria para 2021”.  Tristemente se piensa invertir en la guardia pretoriana para cuidar al patrón cuando lo que  necesita este país son maestros, médicos, enfermeras y tantos profesionales que fueron engañados por las fábricas de sueños como son nuestras universidades.

Historia 1- “Recuerdo cuando un sábado por la tarde pasábamos por Antiguo Cuscatlán, nuestro destino era el cine Colonial cuando nos detuvo una patrulla policial, nos hicieron que nos pusiéramos con las piernas separadas, manos atrás del cuello mientras nos apuntaban con fusiles G-3, nos acusaron de ser guerrilleros, luego de que habíamos fumado marihuana, los grandes expertos nos pidieron que escupiéramos y por la saliva espesa y en mínima cantidad ¡Estábamos drogados! A usted joven dueño del mundo que tiene el poder en la palma de su mano, no hay saliva cuando le apuntan con uno de los fusiles más letales que hay, fue algo tremendo; estaba tan desconcertado y molesto que les hice ver que nos llevaran a la Policía Nacional y que llamaran a mi cuñado, capitán del Ejército en ese momento; les hice ver que ellos ya sabían lo que les pasaría por el vejamen sufrido, inmediatamente se disculparon y trataron de justificar que todo fue un error”.

Vale la pena leer este audio pronunciado por una diputada de la vecina Costa Rica: “A nivel político el congreso cerró filas con el gobierno, los diputado ticos lanzaron fuertes críticas al mandatario salvadoreño: Señor Bukele, somos un país educado, no necesitamos de fusiles para hacer caso a las directrices del gobierno, Costa Rica tiene setenta años de invertir en la salud y educación , mientras que en El Salvador han pasado matándose , cambie  fusiles por libros y hablamos en setenta años que es lo que le llevamos por delante”; ¡Mejor, imposible! No entiendo la siguiente frase: “Se ordena a las Fuerzas Armadas retirar de inmediato el nombre del Coronel Domingo Monterrosa, del Cuartel de la Tercera Brigada de Infantería, en San Miguel”, quisiera que alguien me explicara el amor/odio que existe en tales decisiones pues por un lado se ningunea a un estratega militar y por otro lado, se quieren más  soldados que violenten a los ciudadanos, lo que  representa el regreso al oscurantismo, la represión y la muerte.

Durante la pandemia en su punto más álgido tuve que salir a reconocer los cuerpos de diferentes ancianos que fallecieron por causas naturales, los retenes a cargo de la Fuerza Armada estaban compuestos por jóvenes adolescentes que pudieran ser mis nietos, pero un nieto con un fusil de alto poder no es buen nieto; la bravuconada y la prepotencia era lo que predominaba y no tendría que contarlo pero durante ese encierro decidí ver a todos los soldados destacados en mi montaña totalmente gratis, sobran testigos; lo consideré un deber patrio pues estos jóvenes sentían el aislamiento, el miedo que yo sentía por ende, decidí no cobrar un cinco y el único favor que les pedía era que no jodieran ni golpearan a los jóvenes, ese era mi pago; pago que no se cumplió pues jóvenes sencillos que venían de sus trabajos agrícolas fueron vapuleados a diestra y siniestra, su delito era llevar una botella de licor a sus casas; otros, los hacían que se tomaran la botella de un solo cachimbazo, algo enfermizo y con consecuencias gravísimas pues un joven puede morir en el instante y ¿Quién se hará cargo de poner el pecho por el acto bestial de este soldado? ¡Nadie!

Historia 2- Recuerdo que un sábado por la mañana fui a visitar a mis padres a Usulután, iba en bus a traer un carro que mi padre me había comprado, quizá faltaban unos trece kilómetros para llegar a mi destino cuando en la hacienda “La Carrera” se subieron dos soldados, uno totalmente ebrio; decidió sentarse junto a mí, traté de ver el paisaje, de hacerme el maje cuando él inició la conversación; sus órdenes era que lo llevara a una piscina, llamada “El Palo Galán”, luego al cine y después donde las putas, le hice ver que no conocía el pueblo, poco importó; inmediatamente me dijo: ¿Sabes cuantos tiros agarra este fusil? Treinta, ¿Queres que te los deje ir en ráfaga en el pecho?, eso es lo que se viene a este país, violaciones a los derechos humanos sin estar ni por cerca en guerra. Mientras, recomendaría que todos los funcionarios públicos “rezivan klazs d ortjrafia” para no cometer errores u horrores como el “BIENBENIDO A SANTA ANA”.

Historia 3- Era Noviembre de 1989, la tal llamada “Ofensiva Final” no fue más que una fiesta de los cachos donde el pobre mataba al pobre, nada nuevo en esta tierra que gime de dolor; no olvido escenas tan horribles como ver a soldados agarrando a patadas los cuerpos sin cabeza de los llamados “Samuelitos”, niños y adolescentes que no pasaban de quince años, niñas con apenas sus mamas en desarrollo, sin llegar a la adolescencia, siendo “levantadas a patadas”. Eso es el poder que da un arma. El poder que da un libro es el respeto que tengo por usted amigo lector, viajar a mundos desconocidos donde el escritor nos lleva de la mano a tierras soñadas, a bocas frías, a labios ardientes, a miradas asesinas, a poesías escritas en cuerpos ¡Eso es educación, libros, cultura! ME OPONGO AL MILITARISMO. SI A LA CONTRATACION DE MAESTROS Y PERSONAL DE SALUD.

Y si esto es cierto, será mejor amigo lector que se  compre una pala, enterrarnos vivos pues este mundo no merece personas sensatas y lea detenidamente una frase de un filósofo griego: “Es mejor tener 20,000 soldados que 20, 000 ingenieros ya que los soldados cuidan de la gente” Para mientras ¡BIENBENIDOS A SANTA ANA! ¡BIENBENIDOS A CREISILAN! ¡WELCOME TO THE JUNGLE!!

*Médico salvadoreño

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