Por: Francisco Parada Walsh*
“Giuseppe Ingegnieri, más conocido como José Ingenieros (Palermo, Italia) 24 de abril de 1877- Buenos Aires 21 de Octubre de 1925), médico, masón, psiquiatra, psicólogo, criminólogo, farmacéutico, escritor, docente, filósofo y sociólogo ítalo-argentino. En su libro “Las Fuerzas Morales” deja en claro lo siguiente: “Cuando la justicia no preside a la armonía entre las regiones y los clanes de un estado, el patriotismo de los privilegiados ofende el sentimiento nacional de las víctimas”. (Nuestra ajena justicia no preside a la armonía entre la población sino la división es cada día más marcada, más evidente la rivalidad entre las personas, no hablemos de clases sociales, sino la conciencia de una nación se ha visto reducida al yo, nadie quiere luchar por el país, somos tierra de indolentes donde ni la muerte del personal de salud generó algún anticuerpo contra los asesinos, no; se complacen con un diploma, se alimentan de la nada ¿Cómo lucharán por el futuro de sus hijos si la inanidad es su felicidad manifiesta?).
“El culto mítico de la patria, como abstracción ajena a la realidad social, fue siempre característico de tiranuelos que inmolaron a los ciudadanos y deshonraron a las naciones”. (Parece una Corea del Norte en pequeñito, la necesidad de que miles de soldados idolatren a su jefe supremo mientras las escuelas caen a pedazos, la falta de personal de salud es evidente; querer que un pueblo reverencie a la patria no es casualidad; por algo El Pinochini de América es el país de Centro América con el número más alto de guarda espaldas, porque amamos las armas y por ende la violencia).
“Aunque invoquen la patria para cubrir su bastardía moral, son enemigos de la nacionalidad los que no presienten el devenir de su pueblo”. (El Salvador de Qué va en caída libre y pareciera que los pasajeros de ese avión que no lleva piloto aún no se han percatado; quizá mientras les sirven guaro y algunas semillas de maní y de marañón poco importa que la nave se estrelle contra el todo y la nada; los controles del avión gritan: “Terrain, Terrain” pero ¡Que siga la fiesta!).
“Los que los oprimen, los que los engañan, los que los explotan”. (País oprimido, engañado, explotado desde su invención, la diferencia hoy en día estriba en que sabemos que somos engañados pero el gozo es directamente proporcional al engaño; siempre en cualquier relación se necesita un sádico y por el otro lado, un masoquista).
“Enemigos también, los que sirven y adulan a los poderosos y a los déspotas, histriones o lacayos”. (Pocas veces han existido tantos aduladores, histriones, lacayos o payasos; al final la paga no es mala, me refiero a los salarios devengados por decir a todo “Sí mi señor”, sin embargo ese goce temporal será y tendrá un costo altísimo, hervirán en los peroles del infierno, pues todo lo que sube, baja, ejemplos sobran).
“Cómplices o mendigos. La mentira patriótica de los mercaderes es la antítesis del tierno sentimiento que constituye el patriotismo del corazón y de la armonía espiritual que pone dignos cimientos al nacionalismo ingenuo de los pueblos como los fuegos artificiales a la luz del sol”. (En aras de un falso patriotismo día a día se pierde el tejido social, no podemos comparar el calor y la sencilla luz de un fuego artificial contra el calor de un sol abrasador que es el alma de cualquier ciudadano que ama a su país; mientras, el país muere como un pez boqueando, apenas respiramos, morimos lentamente y muchos apenas se dan cuenta y cuando abran sus ojos, será su tumba la que tendrán frente a sí).
“Solo es patriota el que ama a sus conciudadanos, los educa, los alienta, los dignifica, los honra, el que lucha por el bienestar de su pueblo, sacrificándose por emanciparlo de todos los yugos, el que cree que la patria no es la celda del esclavo, sino el solar del hombre libre”. (No es patriota quien no educa a sus ciudadanos, no los alienta, no los dignifica, no los honra. No tiene interés en soltarles los lazos que lo han mantenido engañados y esclavos como dos bueyes que dan vuelta al trapiche, no, entre más vueltas le dan, su mareo y desconocimiento es mayor, esto no es propio de una clase social ni de un gremio; recientemente pude leer a unos colegas que ellos jamás irían a un paro nacional sino que deben seguir trabajando, “Son otro nivel”; hordas de cobardes que no tienen conciencia del desastre que se vive y se avecina).
“Nadie tiene derecho de invocar la patria mientras no pruebe que ha contribuido con obras a honrarla u engrandecerla”. (¿Quién ha contribuido a honrar o engrandecer a la patria?: Cada día son menos los hombres que luchan por un país mejor, y es ese pobre que volverá a ser sometido a la muerte, a la tortura, a la nada pues vale la pena revisar ¿Dónde estás ANEP?: ¡Afilándose las uñas y los colmillos para clavarlos en la sangre azul y blanco de esta patria que no es patria).
“Convertirla en instrumento de facción, de clase o de partido, es empequeñecerla”. (Esta patria nunca ha sido libre, tiene dueños, no son muchos pero tiene dueños que en ese anonimato mandan, ordenan, saquean y son los intocables, no por padecer lepra sino por ver a su gente, cual leprosos).
“No es patriotismo, el que de tiempo en tiempo chisporrotea en adjetivos, sino el que trabaja de manera constante para la dicha o la gloria común” (La gloria es personal, país lleno de egos donde el ego más grande manda, no hay ni existe “El bien común”, todo es una perorata de un país mejor cuando estamos a semanas, meses de que el polvorín estalle y nadie, nadie saldrá bien librado).
*Médico salvadoreño