Es de todo conocido que las intervenciones telefónicas de todo lo que huele a oposición está a cargo de agentes del Mossad, cuyo lema es el siguiente: “Donde no hay dirección prudente, el pueblo cae, pero en la multitud de consejeros hay seguridad”. (Proverbio 11, 14).
Por: Francisco Parada Walsh*
”Ustedes sicarios de la vida y de la muerte, volteen su mirada a esta montaña y en vez de perder su tiempo escuchando mis conversaciones, intervenir mis redes sociales, por favor hagan algo por mi gente, intervengan los teléfonos de todos los médicos asesinos que con licencia para matar, se burlan de la gente más pobre de los pobres.
Mossad Salvadoreño, no pierdan su tiempo en mí, busquen a médicos descuartizadores con perfiles psicológicos parecidos al hijo de un ex canciller salvadoreño de apellido Chávez Mena que trabaja cerca de ustedes y que ahora goza de todas las libertades habidas y por haber. Mossad Salvadoreño, hierve la sangre ver que mi gente muere frente a mí y nadie es culpable, más que esa indolencia de nuestras autoridades que no dan la confianza para visitar los hospitales públicos.
Mossad Salvadoreño, no jodan mi vida cuando ustedes son los asesinos más viles de la humanidad, acuerpados que son el pueblo elegido de dios cuando no son más que una bola de matones y asesinos que deben acertar ese disparo letal en los sesos de sus hermanos palestinos, hermanos del mundo. Mossad Salvadoreño, investiguen las mafias médicas, nada que envidiarle a la “Cosa Nostra”, ganen su dinero con sudor y orgullo y no esquilmen a un país con cara de oveja, patas de diablo y nalgas regalonas.
Mossad Salvadoreño, harto estoy de ver morir a mi gente, sea por hambre, desnutrición, falta de acceso a trabajos, migración, pandillas, desapariciones mientras ustedes se divierten con drones espiando a quien se les antoje; mientras mi gente muere.
No son ajenos a mí, he hablado con alguno de ustedes, en esa Crazy landia salvadoreña llamada “Surf City”, el argumento después de cinco cervezas es un disparo en la cabeza al palestino, el dueño de las tierras donde ustedes y sus familias viven; ¿Quiénes son ustedes para venir a joderme la vida?: Vayan a joderle la vida a las mafias médicas, háganlo en silencio, averigüen desde la famosa “Marcha Blanca” a tanto médico ladrón que se aprovechó de la paralización de todo el Seguro Social y toparon las salas de operaciones de un hospital cerca de la Alameda Juan Pablo II; empiecen siquiera para entender de qué sirven las huelgas en nuestro país, averigüen a esa manada de hospitales periféricos que operan de mentiras “apendicitis” donde todo un equipo de sala de operaciones está de acuerdo en ser marrulleros con el paciente; vayan a lo profundo de todas esas operaciones quirúrgicas que se realizan y se le da el alta al paciente en menos de 24 horas; mientras no le entregan recibo, nombre del médico responsable ni receta alguna ¡No pierdan su tiempo en mi persona ¡Mejor investiguen las mafias médicas! y sean honorables.
Mientras, nos seguimos matando y desapareciendo, ustedes ganan salarios astrales, matones que aprendieron que dos más dos es tres y de ahí ¡No pasarán! Aparentes vidas llenas de pergaminos, cuando las medallas se tachonan en la vida, no en el pecho.
¿Por qué no disponen de recursos para la zona alta de Chalatenango y se instala un hospital de segundo nivel que atienda a más de cincuenta mil personas en vez de estar escuchando mis pornográficas o santas conversaciones? ¡Háganlo! Tienen mi número telefónico, todos mis datos y con gusto les ayudo a dejar un legado de bien a tanta gente que es timada y tomada del pelo por perfectos y charlatanes.
Mossad Salvadoreño, les grito así porque estoy harto de ver morir a mi gente frente a mí, duele en el alma que una señora se me vaya de las manos mientras una pandilla de médicos asesinos se hartan banquetes a costa de mi gente. No es catarsis, ni me importa si me dispararan cual a un palestino, prefiero morir de pie a morir de tristeza cuando muere un hermano salvadoreño.
Mossad Salvadoreño, no pierdan su tiempo en intervenir mis llamadas telefónicas donde hablo sobre perros y gatos en la distancia, me fastidia escuchar mi voz retumbar en la montaña, ese eco maldito son ustedes; pero de repente todo cambió, ahora apenas se escucha un pequeño sonido, mi interlocutor no lo escucha pero yo sí, molesta que ustedes tengan miedo al pensamiento como un peligro para esta patria perdida pues si tanto les preocupara el conocimiento deberían investigar al ciudadano presidente y no a mí.
Soy pobre igual que mi gente pero su sangre es mi sangre y no las suya, mi hambre es su hambre y no las suya, mi salud es su salud y no las suya. Mi patria, aunque hecha mierda, es la mía, y no la suya. Tengan dignidad y hablemos por siquiera el respeto a mi gente que muere por una operación inventada, hagan algo, investiguen a asesinos que dicen ser médicos y refúndanlos en la cárcel de por vida; sino hacen algo por mi gente y siguen fastidiando mi vida, no merecen ser llamados hijos del ¡pueblo elegido! Altivo nombre para una sociedad violenta como ninguna y si su indolencia vence al interés de servir a mi gente, les repito un profético proverbio árabe: “Que sobrevivan a sus hijos”.
No creo que las cosas cambien, si la máxima autoridad en la medicina, inauguró una clínica llamada “Bariatric Center” sin siquiera tener los permisos correspondientes. El país del “Queso duro blando”, el país donde “devuelvan lo robado” es ya una marca nacional… e internacional. Quizá, quizá solo les pido, que la patenten. No creo que hagan más.
*Medico salvadoreño