La revolución francesa 1789 acuñaba LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD para dar paso a la nueva sociedad y la nueva república—en ese asunto estaba claro que una época monárquica acababa, y daba paso a una época capitalista—en nuestro caso estaríamos dejando atrás una república con un régimen político predominante de una oligarquía muy fuerte que se favoreció de un modelo económico basado en un supuesto libre mercado, pero que en realidad se trataba de una nueva fase de acumulación capitalista, que impuso una lógica económica a través de un régimen político gobernado por ARENA y sus 20 años de vender a todo el país.
Por: Róger Hernán Gutiérrez*
Esa supuesta “nueva” República, es un paso a ir desarrollando al nuevo grupo hegemónico, vinculado a parte del capital corporativo y del grupo económico emergente—de la libertad que hablamos entonces es aquella que habrá de construirse para estos combinados económicos que disponen del control del gobierno para satisfacer su ruta hacia esa nueva República, con sus cambios en el control poblacional e institucional, a través de las comunicaciones y la informatización plena; una moneda virtual que de pauta a una propia moneda, la anulación de medios, la imposición de un discurso ideológico que favorezca las acciones que se requieren para ganar esa hegemonía.
Una reforma constitucional que no da paso a la IGUALDAD, sino a la dominación de otro grupo económico que vaya abriendo brecha a su continuidad y autocratismo, una forma de ejercer el poder sobre las masas, simuladas con un texto para una dizque mayor participación ciudadana, como es el caso del plebiscito, el referendo, la iniciativa ciudadana, que botan el esquema de la iniciativa de ley, sólo por determinados funcionarios (diputados, alcaldes), sabemos que esos mecanismos que ahora no existen, pueden caer en un uso demagógico de los intereses hegemónicos prevalecientes en el nuevo régimen político.
En la palabra desarrollo, está igualmente una palabra que no logra reivindicar mayor cosa, pues para los grupos económicos el desarrollo económico ha estado favoreciéndoles en su eje de acumulación. Y el desarrollo visto desde su sostenibilidad y sustentabilidad, no hay nada. Los crecimientos en el producto interno bruto han estado en un estatus quo para la gente, en base a un empobrecimiento constante y permanente, pero para este grupo económico dominante hay enormes ganancias, tan es así que 160 personas son involucradas en la apropiación de más del 80% del producto interno bruto. Situación que con base a reformas fiscales regresivas, comerciales, de servicios y políticas públicas, han ido acumulando mayores ganancias en detrimento de la mayoría de los sectores poblacionales y populares.
JUSTCIA SOCIAL, los cambios en cuanto a las destituciones de magistrados, fiscal y recientemente lo de los jueces, son acciones que llevan a disponer de un control más efectivo en la Corte Suprema de Justicia; ¿para qué? Queremos enderezar la justicia, que históricamente ha sido endémicamente corrupta, sin principios, valores, ética, y sólo ha estado para proteger los intereses del que tiene, y anulado la esencia del desarrollo humano, su ser, como dicen la cultura prevalente es que es más importante el tener que el ser. Y los cambios en el establishment judicial, que ha jugado un papel de mediocridad por la justicia, como tampoco cumplido el principio de pronta y cumplida justicia—es decir una justicia por el imperio de la verdad, no ha sido posible y han sostenido un control del orden establecido en pro de los grupos oligárquicos.
Se trata de un anhelo, que cada vez que se ha perfilado como una fuerza para hacerlo realidad, y ha bastado que personas y/o grupos poblacionales dominantes lo echen al traste, y no puedan volverse una realidad para la gente que tanto lo necesita.
Uno de los considerandos es el que domina que lo que se trata es de ganar en una cultura de los derechos humanos, pero en una transición que hasta ahora ha implicado la violentación en ciertos estamentos de la sociedad de sus derechos humanos, para imponer una lógica de defensa y protección de los mismos.
La cuestión es sembrar los fundamentos para una desarrollo sostenible y sustentable, de respeto y convivencia democrática, en la forma de que las minorías no sean las que desarrollen esa convivencia, sino sean las mayorías, hoy oprimidas, marginadas y excluidas por el poder de dominio, sino cambiarlo por un poder democrático de mayorías, que necesitan hacer avanzar en el conocimiento y el bienestar social; y para ello una fuerte reforma educacional, de salud, fiscal progresista, con políticas públicas que lleven a condiciones de bienestar socio-económico, laboral y político.
*Sindicalista salvadoreño