Como Pompas de Jabón

Es Serrat quien le pone nombre al estado salvadoreño: ¡Como Pompas de Jabón! Nuevamente estamos ante una ilusión donde pareciera que el truco de magia termina poco a poco o el repertorio del mago quizá sea muy limitado.

Por: Francisco Parada Walsh*

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. De repente explota un mercado y una pompa más, cada mercado, cada desaparecido, cada robo es una pompa que revienta y que los que estamos en el palco de la vida sabemos que todo ese andamiaje empieza a caer, todo se derrumba, todo. Nunca imaginé que este país llegara a caer tan bajo pero lamentablemente es cierto, día a día tenemos una destrucción del andamiaje social que poco parece importar al ejecutivo; aun, más parece una trama a seguir.

Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción, yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón. ¿Quiénes son las pompas de jabón? ¿La sociedad o el gobierno? Todos somos pompas, aunque duela aceptarlo día a día desaparece el juicio crítico y son las vísceras nuestras respuestas a cualquier cosas que dañe o atente contra “mi punto de vista”. Y si volteamos la mirada hacia el ejecutivo, nunca en la historia de la Tierra de los Macarrones se había visto un desgaste tan grande como el que sufre este gobierno, poco a poco la verdad empieza a alcanzar a la mentira, a pesar que a  la mentira le dieron sendas ventajas, bueno, todo un estado era la mentira y como tortuga con caparazón azul y blanco, lentamente la verdad alcanzó a la mentira; y todo queda al descubierto que esas poses de los amigos del presidente en ese período antes de que tomara posesión no fueron más que argucias, mentiras solo que dichas con voz suave, revestidas de terciopelo, pero mentiras al fin.

Me gusta verlos pintarse, de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar, súbitamente y quebrarse. Nunca perseguí la gloria. Cómo quisiera que todo lo que vivimos solo fuera un sueño, quizá una pesadilla que por terrorífica que sea, también  tiene su fin, pero no, todo es una durísima realidad y más pareciera un ataque de entidades diabólicas como los súcubos e íncubos que aprovechando el sueño comatoso del salvadoreño como resultado de su compota de pitos, se le ataca mientras duerme, se le viola, se le roba los sueños y se le tapa la boca, los ojos y los oídos para cercenar cualquier opinión diferente que atente contra este gobierno.

Caminante, son tus huellas el camino y nada más, caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar, caminante no hay camino, sino estelas en la mar. No tengo un ápice de envidia ni mucho menos en mi pasado reciente moría  por abordar temas de interés nacional sin embargo es un imperativo quitarme la venda de los ojos, la cinta adhesiva de mi boca y los algodones de mis oídos para desde esta sencilla trinchera, buscar la verdad y estoy seguro que se puede. Día a día el colapso del país es más evidente, el dinero se tira al resumidero sin importar que seamos uno de los países más pobres del mundo; la inversión en la persona ha quedado a un lado, se invierte en una maquinaria de propaganda, que por cierto no es la mejor.

Hace algún tiempo en ese lugar, donde hoy los bosques se visten de espinos, se oyó la voz de un poeta gritar, caminante no hay camino, se hace camino al andar. Golpe a golpe, verso a verso, murió el poeta lejos del hogar, le cubre el polvo de un país vecino, al alejarse le vieron llorar, caminante no hay camino, se hace camino al andar. Golpe a golpe, verso a verso, cuando el jilguero no puede cantar, cuando el poeta es un peregrino, cuando de nada nos sirve rezar… Tristemente cada persona que ayudó a soplar una pompa de jabón para beneficio propio, conocedores del daño que le hacen al país deben pagarlo, el karma golpea y a veces no donde imaginamos. Personalmente quisiera que el estado rectifique el rumbo, que entienda que ese mandato es pasajero y que todos somos un país, y por ende, las oportunidades de construir una sociedad justa, fraterna, solidaria no sean pompas de jabón sino una realidad.

Si esto no sucede, no serán las pompas las que se desinflarán sino será un pueblo cansado, hastiado de tantas mentiras quien pinchará las nalgas  a cada pompa y eso parece cuestión de tiempo.

*Médico salvadoreño

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