Por: Marcelo Bellucci.
Para muchos economistas, el auge de las criptomonedas es una consecuencia directa de la digitalización global de la economía. Algunas, como bitcoin o ethereum, ya forman parte de muchísimas carteras de inversión en la Argentina. Y aunque prometen grandes oportunidades y una elevada rentabilidad, los riesgos de operar con estos activos financieros también son altos.
En vista del crecimiento en la demanda local, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y la Comisión Nacional de Valores (CNV), advirtieron semanas atrás que “los criptoactivos presentan riesgos y desafíos para sus usuarios, inversores y para el sistema financiero en su conjunto”.
“Las criptomonedas ofrecen gran autonomía y paradójicamente, seguridad a los ciberdelincuentes. Al aceptar pagos digitales se mantiene un anonimato absoluto”, dice Gabriel Zurdo, CEO de BTR Consulting, especialista en ciberseguridad y negocios.
Anonimato
El anonimato ofrece una mayor seguridad para los ciberdelincuentes. Foto Maxi Failla
Las transacciones no llevan nombre, ni contienen datos sobre la identidad del inversor. Tampoco es requisito indicar una dirección de correo electrónico. Incluso si uno busca pistas en la dirección de las billeteras digitales, sólo aparecen letras y números sin sentido.
“Cuando los delincuentes reciben su pago, es imposible recuperarlo. No son transacciones reversibles, por lo que una vez que se hacen del dinero, este desaparece en segundos”, advierte Zurdo.
Y si bien todas las transacciones cripto se publican y guardan en un registro público, similar a un libro mayor contable, donde cualquiera puede rastrear en qué cadena de bloques se envió el dinero, al final se termina chocando contra la pared del anonimato.
Lavado express
Los delincuentes emplean técnicas para enviar los fondos a través de mezcladores o lavadores de criptomonedas. Foto AFP
“Los delincuentes emplean técnicas para enviar los fondos a través de mezcladores o lavadores de criptomonedas que las hacen pasar por numerosas billeteras. Este es el nuevo lavado de dinero introducido en la era digital, Money Laundry 4.0”, detalla Zurdo.
Para reducir el vínculo con el remitente original, los criminales desvían estos fondos ilícitos a direcciones que pertenecen a grandes exchanges de criptomonedas, para convertir el dinero sucio a FIAT u otras criptomonedas.
“Estamos ante la moneda Hacker por excelencia ya que ninguna otra tecnología ofrece tanto beneficio para la prosecución del crimen perfecto”, remarca Zurdo.
En el esquema de lavado de dinero de efectivo a bitcoin, según explica Zurdo, los ciberdelincuentes ofrecen paquetes de dinero, normalmente de 2.500 a 10.000 dólares, a cambio de una comisión del 10 al 12% en bitcoin.
Como un servicio extremadamente sencillo, este acuerdo no solo ofrece a los compradores una rentabilidad por encima de la media de sus compras ilícitas, sino que elimina la necesidad de una mula de dinero o el riesgo de entrar en cuentas comprometidas.
El dinero digital se puede convertir a efectivo o derivar hacia otras monedas. Foto: Shutterstock
“Este esquema de conversión de dinero en efectivo a bitcoin beneficia a los vendedores de los fondos robados debido al hecho de que evitan tomar posesión de los mismo y, en su lugar, se limitan a transferirlos. Así, la carga del riesgo recae sobre el comprador criminal”, según el experto.
El minado
Los atacantes ya no solamente buscaban secuestrar la información de sus víctimas para obtener beneficios, sino que comenzaron a realizar ataques con el objetivo de secuestrar la capacidad de procesamiento de equipos para el minado.
En lo que va de este 2021 se han reportado campañas en las cuales los atacantes buscan convertir máquinas comprometidas en ejércitos para el minado de criptomonedas, tal como fue el hallazgo publicado a fines de marzo de este año en el cual investigadores descubrieron más de veinte millones de mineros en imágenes de Docker Hub.
El minado de bitcoin tiene su lado B. Foto: Shutterstock
“A través de un malware, esclavizan a la máquina para calcular y resolver problemas matemáticos para extraer Bitcoin, Ethereum, Monero o cualquier otra criptomoneda”, dispara Zurdo.
Los piratas informáticos aprovechan la CPU, la memoria RAM y otros recursos del objetivo, engrosando su factura de electricidad. Extraer lentamente las criptomonedas produce pequeñas cantidades de dinero en el corto plazo, pero si este ataque pasa desapercibido, produciría un gran monto a largo plazo, especialmente si se trata de un ataque generalizado entre múltiples víctimas.
“Esta táctica es la más sigilosa y se puede llevar a cabo de forma lenta y no invasiva, a diferencia del ransomware, donde la víctima sabe que está siendo atacada, como ocurre con el secuestro digital”, resume el experto.
Sin claves
Y si bien las redes sobre las cuales se realizan las transacciones son susceptibles a ataques informáticos, no hay forma de evitar fallos técnicos, errores humanos o ataques informáticos. A esto se suma el problema de la custodia.
La perdida de las claves de las billeteras digitales, cada vez más frecuente.
La amenaza no siempre llega desde el exterior, sino que la simple pérdida de los códigos de seguridad es un riesgo presente, y más común de lo que se pueda imaginar. La custodia de estos valores tampoco está regulada ni supervisada.
De acuerdo con un informe de la firma Chainalysis, se estima que de los 18,5 millones de bitcoins que existen, alrededor del 20% se encuentran ‘extraviados’.
La empresa Wallet Recovery Services, dedicada a la recuperación de claves digitales perdidas, afirma recibir alrededor de 70 solicitudes diarias de personas que quieren recuperar su cartera de criptomonedas, y es una tendencia que va en alza.
SL
Fuente: Clarín.com