Según datos que manejan varias de las compañías de seguros del mundo occidental, los hombres que tienen el hábito de besar a diario, viven como media cinco años más que aquellos que no se prodigan en este cariñoso acto.
Es sabido que estar enamorado trae consecuencias muy beneficiosas para la salud y también para el estado de las personas en general. La razón es sencilla, este estado favorece la secreción de endorfinas, sustancias que no solo refuerzan a las células para obtener una mayor resistencia frente a las infecciones, sino que además son las responsables del estado de euforia que se produce cuando se vive la sensación de amar a alguien.
Además, el estar enamorado y sentirse querido, según se ha comprobado, aumenta los niveles de inmonoglubina, cuyo efecto es reforzar el sistema inmunológico.
La falta de caricias, besos o abrazos, o cualquier contacto físico con otras personas –tengámoslo en cuenta, ahora que estamos en tiempos de pandemia y el distanciamiento físico es algo muy necesario, pero no el amor y la felicidad– puede provocar la pérdida de la estabilidad emocional y además resultar más vulnerable al estrés. Según datos que manejan algunos especialistas, las personas enamoradas, felizmente en pareja, sufren menos accidentes de tráfico que aquellas que viven en soledad.
Una vez más, se pone de manifiesto que enamorarse es una perfecta cura para muchas de las enfermedades y tropiezos de nuestro tiempo.