Por Rosa María Pastrán.
Esta cantidad representa a un 13 % de la Población Económicamente Activa (PEA). El último incremento al salario mínimo se decretó en agosto.
Entre 2006 y 2021, el salario mínimo en El Salvador se duplicó, pasando de $174.20 a $365.00 en el sector de comercio y servicios; sin embargo, esta política «no impacta a las grandes mayorías», destacó la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) en una reciente investigación sobre el mercado laboral. El último incremento del salario mínimo en el país entro en vigencia el pasado agosto.
Del total de la población económicamente activa (PEA) en 2020, solo el 13.8 % representa el grupo que efectivamente recibe el salario mínimo.
Según las encuestas de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2020 y 2019 este grupo se aproxima a 375,000 trabajadores, de una PEA que suma tres millones.
«Es decir, que el salario mínimo tiene una influencia sobre 1 de cada 10 miembros de la fuerza laboral. En este sentido, también se observa que el salario mínimo no influye sobre los ingresos de los sectores en la informalidad donde hay una fuerte heterogeneidad entre labores y productividad», dice el documento.
Otro de los problemas que experimenta el mercado laboral salvadoreño es que solo una de cada 10 personas encontró un empleo formal. Entre 2017 y 2021, 242,414 personas ingresaron a la fuerza laboral, pero de estas solo 25,162 se inscribieron al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), dejando una brecha de 217,252 personas que no encontraron un empleo formal.
Tras la crisis por el covid, ya se observa una recuperación del empleo perdido en 2020, de acuerdo con datos de los cotizantes del sistema de pensiones y del ISSS, «pero no debemos de olvidar que cada año ingresan 55,000 personas (al mercado laboral) y que acá estamos regresando al nivel de 2020», resaltó Pedro Argumedo, uno de los autores de la investigación.
La productividad laboral en El Salvador es baja, por lo que el reto es «mejorar la capacidad competitiva de la economía en su conjunto», señaló el economista.
«Observamos algo recurrente desde el 2017, y es que el salario real mínimo siempre incrementa más que la productividad laboral medida en estos años», agregó. El problema es que cuando esto ocurre así, el empleador no contrata personas, porque el valor que generan es inferior al costo por pagar, dijo Argumedo.
Un desafío para las autoridades es mejorar las habilidades de las personas en edad de trabajar, pues el 56 % de la población ocupada, tienen una escolaridad menor al noveno grado. «El reto es que tengamos una fuerza laboral con mejor educación y habilidades», dijo Argumedo.
Fuente: El Economista.