El Gobierno cubano sostiene que un encuentro académico de 2019 en el que participó Felipe González fue «un curso de entrenamiento» para las manifestaciones convocadas para este lunes.
«Mi nombre es Carlos Leonardo Vázquez González, soy médico y hace más de 25 años soy el agente Fernando de los Órganos de la Seguridad del Estado a la cual he dedicado mi vida y en la cual estoy sentado hoy para hacer esta denuncia pública al pueblo de Cuba para que no se deje engañar por líderes creados por manuales. Cuba jamás será intervenida por el gran enemigo del norte».
Carlitos, como le conocen sus colegas en el hospital, apareció este lunes en el telediario de la televisión cubana convertido en héroe nacional haciendo esta extraña confesión. Su objetivo, dice, es parar las manifestaciones convocadas para este lunes 15 de noviembre e intentar retratar a sus organizadores como agentes enviados de EEUU para provocar el caos en la isla y derribar al Gobierno.
Para ello, el agente revela públicamente su supuesta identidad como miembro de los servicios secretos cubanos y relata la que describe como una de las misiones más importantes de su carrera: la infiltración en un evento celebrado en Madrid en septiembre de 2019 al que asistieron varios opositores y en el que el expresidente Felipe González participó como conferenciante. Algunos de los presentes en aquel encuentro dudan del testimonio de Carlos Leonardo Vázquez como agente secreto con 25 años de carrera y sugieren, sin embargo, que podría ser alguien presionado por el Gobierno para actuar como informante.
El seminario de Madrid, titulado ‘Diálogos sobre Cuba’ y convocado por la sede en Madrid de la Saint Louis University (EEUU) y por la Universidad Torcuato di Tella (Argentina), se enmarca dentro de un proyecto de investigación académica titulado ‘Tiempos de cambios y rol de las fuerzas armadas en Cuba’ y está dirigido por Laura Tedesco y Rut Diamint, expertas en temas de seguridad y defensa en América Latina y especializadas en el papel de los ejércitos en procesos de transición. Diamint y Tedesco cuentan que aquel seminario fue un mero encuentro académico.
Contrarrevolución o academia
Los servicios de inteligencia de Cuba tenían la información del evento en Madrid desde 2019, pero la noticia se ha publicado ahora porque uno de los principales convocantes de las protestas de este lunes, el dramaturgo Yunior García Aguilera, participó en el seminario. Cuba quiere mostrar a García Aguilera como un agente escogido por EEUU para realizar labores subversivas y el seminario es un elemento importante de su narrativa. «Quería mandarle un mensaje a este pueblo de que no se merecía, no se merece, ni se merecerá lo que se estaba tramando detrás de esta supuesta marcha pacífica que se iba a celebrar el 15 de noviembre», dice el supuesto espía.
«El régimen quiere negar lo obvio: que Archipiélago [colectivo convocante] y la marcha son propuestas totalmente genuinas, nacidas dentro de Cuba como resultado de la crisis económica, política, social, cultural y moral que sufrimos y como consecuencia de la falta de derechos, democracia, libertad y soberanía ciudadana», publicó García Aguilera en Facebook.
Según el programa del seminario, el objetivo era «el intercambio de ideas sobre el futuro político de la isla» y «entender el rol que las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) podrían tener en los próximos años». «En este taller se discutirán los cambios que se vislumbran en Cuba y el papel que las FAR pueden tomar ante esas transformaciones».
El «agente Fernando» asegura que allí impartieron clase dos generales, uno español y otro chileno. El único español que participó es el académico Rafael Martínez, que no es militar. Martínez cuenta a elDiario.es que fue invitado para hablar de su libro ‘Soldados, políticos y civiles: reformando las relaciones cívico-militares en América Latina’. El chileno es Marcos Robledo, otro académico especializado en temas de seguridad que fue subsecretario de Defensa de Chile durante el Gobierno de Michelle Bachelet. Él tampoco es militar.
Cómo se infiltró el agente
El proyecto de Diamint y Tedesco comenzó en 2016 y desde entonces han viajado a Cuba para entrevistar a diferentes elementos de la sociedad cubana. También han organizado otros tres seminarios como el de Madrid con algunas de esas personas entrevistadas. Dos de ellos fueron en Miami y otro en Buenos Aires (2018).
Ahora las académicas se han dado cuenta de que los servicios de inteligencia también las vigilaban a ellas. La televisión cubana ha publicado unas imágenes grabadas a escondidas desde lo que parece el interior de un vehículo. En el vídeo aparecen entrando en el teatro Bertolt Brecht. En una de esas visitas al teatro en 2017 conocieron a Yunior García Aguilera.
«Nos vigilarían por ser académicas extranjeras que viajábamos una vez al año. Conocimos a mucha gente, incluidos trabajadores del Gobierno o periodistas afines y así pudo empezar el seguimiento», dice Tedesco a elDiario.es. Ahora, la televisión cubana las ha puesto en el foco como responsables de la supuesta trama.
En otra de esas visitas a Cuba entrevistaron a un supuesto médico, Carlos Leonardo Vázquez González. Llegaron a Carlos a través de alguien de mucha confianza para las dos académicas, Manuel Cuesta Morúa, disidente de largo recorrido de la isla. «Nos lo presentó como su médico», dice Tedesco. «Fuimos a su casa [del médico] y compartió con nosotras sus quejas sobre el servicio de salud: carencias, arbitrariedades, corrupciones…», asegura. Como la sanidad es una pata fundamental de la sociedad cubana, Tedesco y Diamint lo consideraron interesante y lo invitaron al evento de Madrid.
Cuesta Morúa confirma a este medio que Carlos Leonardo Vázquez le atendió personalmente como médico y también a miembros de su familia y a otros disidentes. Sin embargo, como muchos otros, no se cree la historia de Carlos como agente secreto durante 25 años y sugiere que podría haber sido presionado por el Gobierno para hacer de informante.
La versión de Tedesco coincide con la que ha dado el propio «agente Fernando». «Mi profesión de médico me sirvió para que se me abrieran las puertas dentro de la disidencia en Cuba. Estos personajes demandan atención médica y te podría citar ejemplos de líderes contrarrevolucionarios a los que he atendido durante estos 25 años, como Rosa María Payá y Manuel Cuesta Morúa, con el que he tenido una estrecha relación durante el tiempo que estuve en los Órganos de la Seguridad del Estado. Con algunos llegué a tener relaciones personales que me sirvieron para desarrollar mi trabajo durante todos estos años», cuenta el supuesto agente, que ahora se pasea por los platós de televisión cubanos con una bata contando su experiencia.
«Laura Tedesco y Rut Diamint estuvieron en mi casa un año antes de la celebración del curso. Con la cercanía que yo había logrado a través de un opositor, nos sentamos como en familia. En ese momento estaba el oficial [de inteligencia] que me atiende y yo le mandé a hacer café. Ahí surge la idea de este cuarto taller que se iba a celebrar en algún momento y que era ‘Cambio para Cuba, el papel de las fuerzas armadas revolucionarias en un proceso de transición», añade el informante. Tedesco, sin embargo, dice que allí solo estaba su sobrino, que era crítico con el Gobierno y que iba a marchar pronto al exilio.
Sospechas y obsesión por Suárez
«Mi sensación de los asistentes es que era gente muy temerosa los unos con los otros. alguno incluso dijo que perfectamente podía haber allí alguien que dijese algo y que les perjudicase», dice a elDiario.es Rafael Martínez, catedrático de la Universidad de Barcelona experto en relaciones cívico-militares y uno de los ponentes del seminario. «El nivel tampoco era especialmente elevado», recuerda. «Tuve que adaptarme a un nivel básico como de secundaria. En ningún momento me dio la sensación de que allí se estuviese preparando un golpe blando».
«El supuesto espía era muy mayor frente al resto de asistentes y me dio una impresión hasta de cierto candor. Estaba muy despegado del resto», dice el académico, que le recuerda callado. «Estaba fuera del núcleo central de los asistentes e intentaba acercamientos personales, pero los jóvenes no querían. Decían que no le habían visto nunca. Sí que es verdad que habló de que los cambios eran necesarios y mostró adoración por la figura de Adolfo Suárez».
Nadie lo identificó entonces como un agente del Gobierno, pero ahora algunos dicen que sí sospecharon de él. «No creo haber sostenido con él ninguna conversación interesante. Más bien recuerdo que se pasó la mayor parte del tiempo en silencio y tomando fotos, algo que generó algunas bromas en el grupo», señaló Yunior García en su publicación de Facebook tras conocer la noticia.
«En todos los talleres que hicimos, siempre nos decían que iba a haber un informante. Algunos de los que asistieron al taller de Madrid sospecharon enseguida de este señor por el hecho de ser médico y porque estaba sacando fotos todo el tiempo», indica Tedesco. «Además era demasiado cariñoso y solícito. Ellos sospecharon, pero Rut y yo no tenemos ese entrenamiento para darnos cuenta de quién está trabajando para la inteligencia cubana».
Yunior recuerda que recibió ataques anónimos hace un año por asistir a aquel evento en Madrid y entonces él escribió algo en las redes al respecto. «El médico informante consiguió mi número y me llamó asustado. Me pidió que no mencionara su nombre por nada del mundo. Yo lo tranquilicé y le dije que no era mi intención hacer algo así».
Tan solo un día después de hacerse pública la revelación, Carlos Leonardo Vázquez González fue homenajeado en el Instituto Nacional de Oncología e incluso recibió una placa de manos del ministro de Sanidad para agradecer sus servicios. «La deuda que tengo con la patria todavía no la he pagado. Mi mayor homenaje es el pueblo de Cuba, la revolución y nuestro invencible comandante en jefe: Fidel Castro», dijo.
Fuente: elDiario.es