“Si me quieren hacer una linda pancarta se escribe “VENEZOLANA” pidan que les agreguen alguien que les revise la ortografía en sus pancartas prefabricadas”, respuesta de una joven venezolana que se mueve tras el poder ficticio en este país.
Por: Francisco Parada Walsh*
Es como escribir “Anvre”, está mal escrita pero se entiende, es igual, lo importante es entender que una sílaba, o un error ortográfico no quitan poder a la palabra que se desea escribir. Burlarse de una pancarta mientras el país cae a pedazos, mientras 42 carros fúnebres retiran a nuestra gente del hospital más “cool” solo dice la caterva de ignorantes que gobiernan este país.
Es ofensivo que un extranjero se burle de mi gente, pero no es nada nuevo en mi país; lo que importa es que el mensaje se entendió, que Venezuela o Hambre tienen un nexo en común: La corrupción y esa es la que más daño hace al pueblo salvadoreño.
No entiendo cómo pudimos llegar a esto, buenos y malos, fanáticos ciegos que poco a poco irán dando golpes de palo ante su ceguera infinita. Así las cosas, duele el hambre, duelen las tripas de tantos hermanos que apenas tienen para el ayer y duele en el alma conocer a tantos amigos y conocidos que se van por decenas cada día a la tierra de Cochize a buscar realizar sus sueños porque el país les falló.
Burlarse de un pueblo pobre en todo sentido no se vale, pensar que en tierras ajenas encuentran las minas de oro y no en sus patrias solo dice que las personas que están tras bastidores, no les importa en absoluto la desgracia de nuestra gente. Anvre, benesuela, corruckion, ingornanzia, vurla a un pueblo que no merece se le falte el respeto, no se trata quién ofenda sino quien proponga, quien hale las riendas de la solidaridad donde no necesitemos ni personas extranjeras ni ignorantes para sacar del fango a El Salvador.
Me causa profunda pena que comunes mortales se arroguen la solvencia como para insultar a un país, cada salvadoreño es El Salvador, cada persona que escribe mal o bien es El Salvador ¡Soy El Salvador! Y nunca imaginé la tragedia que vivimos; hubo señales de desvaríos, las reconocí, sin embargo quebrar a un país y perder todo lo ganado a puro plomo para ver imágenes que nos hacen viajar a los ochenta donde se puede apreciar a una policía nacional civil deteniendo a su hermano que pide se respete el marco institucional solo dice que se perdió la brújula, lo que importa es joder al pobre, nuevamente entra a la pista de la vida el pobre que reclama sus derechos, grita por las mentiras que le ofrecieron y se le paga con violencia por parte de un agente tan pobre como él.
Pueda ser que compartan el mismo sector populoso, pueda ser que ninguno tenga qué comer pero nuevamente es el odio y la violencia, algo demasiado común en nuestro diario vivir y quizá tanto policías como soldados y los venezolanos deberían ver videos de la guerra civil para apenas entender que lo que se está tirando al cesto de la basura es nuestra historia, nuestra sangre, nuestra patria.
Difícil haya un interés en revisar nuestro pasado, es mejor disfrutar las mieles del poder, gozar la buena vida, sentirse intocables cuando en mi vida he visto a tanto poderoso morder el polvo; solo es cuestión de tiempo y lo menos que debe tener un extranjero para nuestro pueblo es respeto, no sorna, no burla, no ironía.
Si me llamaran de Venezuela con un salario arriba de los cinco mil dólares mensuales, seguridad, carros de lujo, ricas viandas mañana mismo me marcho, con la diferencia que respetaría a ese país y deben agradecer que hay un país tan pendejo donde cualquier pendejo es un gran personaje, personaje pero pendejo al fin.
*Médico salvadoreño