El concepto de ser humano y la visión de sociedad de Ignacio Ellacuría

En este artículo se hace una exploración a la concepción de ser humano y el tipo de sociedad que pensaba Ignacio Ellacuría. Las ideas se han extraído del discurso pronunciado al recibir el premio Alfonso Comín en Barcelona, España, el 06 de noviembre de 1989.

Por: Mauricio Manzano*

La tesis que se esboza es “Ellacuría plantea la promoción y transformación estructural de la sociedad injusta en una más justa, solidaria e inclusiva que ponga en el centro al ser humano de manera integral, especialmente a los más pobres”.

Ellacuría parte de una visión antropológica humanista e integral del ser humano, es decir, fomentar el desarrollo de todas las capacidades tanto: físicas, sociales, intelectuales, morales, estéticas y espirituales de ser humano.

A partir de esta concepción plantea la necesidad de una trasformación de la sociedad que afecte las estructuras causantes de las condiciones injustas y que sitúe en el centro al ser humano. Es necesario para el fomento de todas las capacidades del ser humano “crear modelos económicos, políticos y culturales que hagan posible una civilización del trabajo como sustitutiva de una civilización del capital”, afirma Ellacuría.

La propuesta de revertir el precepto social del modelo económico imperante, el cual sitúa en el centro al capital, lleva implícito el deterioro de las potencias y capacidades humanas, según Ellacuría, en el centro del modelo debe estar el trabajo. De esta idea deriva su famoso enunciado de cambiar “una civilización del capital con una civilización del trabajo” que esté al servicio del ser humano.

Pero va más allá, afirma que el cambio de modelos económico social también requiere de sujetos formados e informados, críticos, consientes de los desafíos que presenta la historia. En este sentido las universidades juegan un papel esencial en la formación de seres humanos libres, comprometidos, activos en la construcción y realización de la justicia y dignidad. Por supuesto, habla desde contexto, finales de los ’80, pero la problemática que plantea no es muy diferente a la que vivimos hoy.

El pensamiento de Ellacuría sigue teniendo vigencia; lo que señala como las raíces fundamentales de los problemas sociales y políticos de su época, continúan hoy en día afectando a la gran mayoría de personas del país. Sus propuestas siguen siendo vigentes sobre todo cuando analizamos las vivencias y consecuencias generadas de un sistema social injusto, e inhumano, excluyente y con una violencia generalizada.

Ellacuría denuncia “la deshumanización palpable producto de la acumulación de la riqueza, del poder, honor y la más cambiante gama de bienes consumibles”, estaba convencido que una auténtica negociación como mecanismo de resolución de la violencia imperante de la época era la solución. Igualmente estaba metido en razón que el país demandaba de un nuevo pacto social “duro y fuerte” que toque “las causas de las mayorías populares frente a las minorías elitistas” que generaban la violencia. Si hacemos la analogía con la realidad actual, no merece mayor explicación demostrativa.

Hay otro aspecto que señala Ellacuría como una de las consecuencias de la civilización del capital es “el desmejoramiento ecológico progresivo de la totalidad del planeta”, que sigue teniendo actualidad a la hora de enfrentar con la cuestión del calentamiento global. El deterioro en general del medio ambiente causante de dolencias sociales, como sequias, inundaciones, pérdida de cultivos etc., el consumo social no es compatible con el equilibrio del medio ambiente.

Para estos graves problemas Ellacuría propone anteponer la civilización del trabajo al capital. No se trata de absolutizar el trabajo como el pensamiento radical mercantilista absolutiza el capital, Esto podría llevar de la misma manera a la deshumanización del ser humano. Se trata de que ambos, capital y trabajo, deben estar servicio de la persona humana, y en particular de los más pobres. Sin atisbo de ingenuidad afirma “Pero nuestra fe, nuestra ética y nuestra filosofía no bastan por sí misma…, la fe debe enfrentarse con la justicia y la justicia debe ser iluminada desde la fe vivida en la opción preferencial por los pobres”. Es decir, todas las potencialidades humanas y estatales deben orientarse a la humanización del otro y la otra.

Ahora precisamos de una refundación del Estado, de un nuevo proyecto de nación que rescate la gran deuda social, que acelere el progreso humano y tecnológico y que inserte lo económico en la valorización del desarrollo humano. Ellacuría creía que este mundo es posible si los que lo habitan unidos se comprometan a realizar una trasformación estructural más justa, solidaria e inclusiva, que ponga en el centro al ser humano de manera integral, especialmente a los más pobres.

*Investigador y académico salvadoreño

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