Gustavo Villatoro. Las intensas labores de búsqueda e investigación coordinadas entre FGR.SV y PNCSV han permitido que este día se haya ubicado restos humanos que lamentablemente, pudieran pertenecer a Jimena Granados.
Por Francisco Parada Walsh*
La locura es el diagnóstico clínico de El Pinochini de América. Jimena representa el bien. Los demás, incluida mi persona representamos el mal. Que a un país sediento de sangre no le importe perder a su mejor gente, solo dice el rumbo que toma esta tierra roja.
Me avergüenza y pido perdón a cada padre y madre que busca a su hijo y no lo encuentra, me duele el alma ver que una sociedad no ha entendido lo que está sucediendo o si lo entiende y no hace nada, es una sociedad cómplice por el delito de Omisión de lágrimas.
¿Cómo por Dios podemos ser tan indiferentes ante la desaparición de una hermana salvadoreña? ¿Cómo podemos tan solo conformarnos con encontrar los restos de una muñeca? No, estamos perdidos y cuando una sociedad le da la espalda al dolor, merece que sufra, que siempre siga pobre, que no se le encuentre puesto al alma de una nación que tiene ese altivo nombre ¡El Salvador! Jimena Ramírez representa al jardín de un país, cuando se arranca de tajo a una rosa, poco a poco ese jardín va quedando solo, vacío y nosotros, los mayores somos cobardes pues no somos ¡Ni chicha ni limonada! Seres impávidos, estatuas vivientes que nada nos eriza la piel, hemos perdido toda la sensibilidad que es algo instintivo del ser humano, no hay dolor, pareciera una enfermedad congénita donde el dolor está anulado, al igual que la vista, los oídos son simples agujeros negros y la boca, apenas sirve para comer, no para gritar exigiendo nuestros derechos y que de la muerte de una hermana salvadoreña, sea su familia la última en darse cuenta de que se encontró a la Rosa, eso es de sádicos, de personajes públicos que disfrutan el dolor, que no los estruja nada, nada.
No quiero vivir un país que vomita a su gente. No quiero vivir en un país que desaparece a su gente. No quiero vivir en un país que, del dolor, saca rédito maldito. No quiero vivir en un país que pierde a su mejor gente. No quiero vivir ni pertenecer a una sociedad que vive embriagada, endrogada.
No entiendo cómo nos conformamos con recuperar los pétalos de la Rosa, eso es vergonzoso porque nos hemos sometido nosotros mismos a que la impunidad prime, que la muerte gane a la vida, que el dolor venza al amor. Debo aclarar, las desapariciones es una forma de mantener ante la opinión pública que en el país no hay homicidios, esto no es algo al azar, está ejecutado de tal forma donde los asesinos tienen la protección de las autoridades.
Da asco ver que día a día desaparecen jóvenes y en el mejor de los casos, solo compartimos la foto y nuestra vida sigue. Debemos “Compartir” solidaridad con la familia salvadoreña que pierde a su hijo, no me imagino el dolor de una madre andar de la seca a la meca buscando a su pimpollo y que aun, un estado, en vez de mostrar empatía, demuestra un irrespeto al dolor de esa familia al querer estigmatizar que los jóvenes desparecieron por ser “los malos”, ¿Cómo por Dios se puede culpar a un joven que su único pecado es haber nacido en un país que no es país, en una patria que ni con “su sangre escribió libertad”? En un país civilizado, todos los estamentos sociales y económicos se detienen, porque cuando se apaga una vida es el mundo el que muere y exigen a las autoridades dar con los culpables, y debemos entender que los funcionarios que no funcionan no están ahí ad honorem, ganan miles de dólares, deben hacer su trabajo pero no; la culpa es de los jóvenes ¡Qué tristeza! Jimenita, le escribo estas líneas porque usted representa a lo mejor de un país, son ustedes los dueños del mundo y no entiendo y nunca comprenderé la indolencia de mi país.
Ruego a Dios que no haya nunca más un desaparecido, ruego a los ángeles que la reciban con un balón de futbol, que sea usted, la mejor jugadora, hija, amiga, hermana que llega al cielo. Las azucenas no crecen acá, no, acá siembran dolor, llanto, muerte y nada más. Las rosas están en el Cielo, usted, está en un mejor lugar mi querida hermana salvadoreña.
Rodrigo Granados. A donde me puedo comunicar para información soy hermano de ella y necesitamos información ya que nos dimos cuenta por las redes información por favor. Solo en un país desquiciado es la familia la última en darse cuenta de que el cuerpo de una joven, fue encontrado. Un Manicomio llamado El Salvador de Qué.
*Médico salvadoreño