Me siento enredado

Mientras me dirigía a visitar a un paciente, encontré a un amigo en esas lejanas y solitarias calles que engalanan a mi montaña; no dudé en llevarlo y mientras conversábamos sobre la situación económica  me dijo algo que jamás olvidaré: “Me siento enredado”, ¡Qué frase más golpeadora! Tres palabras que describen el sentir del más pobre de los pobres, el jornalero que cuando le va bien gana diez dólares al día y cuando no hay trabajo, no hay comida en esa mesa.

Por: Francisco Parada Walsh*

Le pregunté por qué se sentía así, él me respondió que “si compro café ya no le alcanza para comprar el azúcar”; mientras llegaba a mi destino, mi mente trastocada viajaba a ese “planeta Enredado”, e inmediatamente me puse en los zapatos del amigo y comprendí que decía una verdad, quizá demasiado dura, pero verdad al fin.

Mi ejemplo personal es que si debo revisar el carro no podré comprar medicamentos para la clínica, que si compro un  tanque cisterna queda para después la compra de  lo más sencillo, si compro zapatos no compro ropa. Esa es la realidad no solo en el área rural sino en todo El Salvador.

Ese “Me siento enredado” trasciende a otras áreas de mi vida, un ejemplo es si  hago la lucha por seguir sobre muriendo en este país o me voy a tierras lejanas, otro ejemplo sería que si me enfermo de lo que sea, ¿A dónde iré a parar? No tengo un cinco para ir a un hospital privado y menos seguro médico, entonces esas tres verdades  de mi amigo solo demuestra el derrotero que el país lleva; esas canastas a las que llamo “El Pan de la Vergüenza” por no merecerlas han salido demasiado caro a un país pobre como pocos, ese “bono o pagaré” debo pagarlo con hambre, con miseria, con escasez de medicina, con migración pues no lo recibí ni lo necesito pero el incauto ciudadano que creyó que era un regalo del mesías, hoy se da cuenta, que ese aparente obsequio deberá pagarlo por un largo período de tiempo.

Definitivamente no me siento enredado ante las pésimas decisiones que este estado en mal estado toma, nunca la persona humana fue la prioridad, jamás; pues mientras aparecen y aparecen fosas, tumbas enormes que no pudieron soportar el dolor de tener en sus fauces a nuestros hermanos y que gritan para que sean descubiertas, las prioridades de un ejecutivo es nuevamente ofrecer una suculenta “Sopa de Pitos” al perdido y fanático ciudadano. Nada debe extrañarme, nada, tenemos lo que merecemos y como masoquistas, aún falta más, muchísimo más.

Debe el lector saber que en el área rural el costo de los huevos es cinco huevos por un dólar, al pan dulce le subieron cinco centavos, el pan francés es cada vez más pequeño, el gas está carísimo, la gasolina que se vende en la montaña tiene un dólar más; entonces esas palabras “Me Siento Enredado” son verdades que salen de un hombre fuerte, que día a día le toca salir a la rebusca pero no tener para la azúcar o el café es un presagio de la pobreza que golpea cada día a un país pobre con piques de país de primer mundo, no por las obras sino por los disparates que día a día suceden; poco importa pagar el seguro de vida a todo el personal de salud, estamos en papeles y lindas presentaciones, luces estroboscópicas ante un país donde corren ríos de leche y miel; mientras, una Organización No Gubernamental es esquilmada al arrebatarle el cuarenta por ciento del dinero recibido gracias  a países donantes, habrá un lugar, donde un lavador de dinero no pagará un cinco (Creyendo que eso sucederá cuando sé que no será así, Bitcoin City jamás existirá) y mientras siguen desapareciendo jóvenes y un estado irrespeta a los padres de las víctimas en vez de tener pétalos de rosa para el trato; no se vale poner un banderillazo en la espalda y en el corazón de una madre cuando, solo la angustia de buscar a un hijo es para volver loco a cualquiera.

No quiero estar enredado,  siento que mis pies tienen plomo, que mis zapatos son bases de cemento donde mis movimientos son tan limitados, muchísimos sueños pueden haber, pero el dinero es vital y mientras, apenas se tiene para el día. No solo es mi amigo y yo los que estamos enredados, es un país el enredado gracias a un ejecutivo que solo ejecuta maldad pura, más enredado que aquel juego de la infancia: “Tripa chuca”.

*Médico salvadoreño

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