Por Leonel Ibarra.
La aproximación del pago de $800 millones del eurobono en 2023 pone presión al Gobierno de asegurar fuentes sostenibles de liquidez.
Faltando 13 meses para el pago de $800 millones correspondientes a un eurobono, un reporte de la agencia de Amherst Pierpoint señala la importancia que el Gobierno de El Salvador de obtener la suficiente liquidez de manera sostenible.
«El bono del 2023 cotiza a precios $81 con solo 13 meses hasta su vencimiento. ¿Es una cuenta regresiva para el incumplimiento o, en cambio, habrá un tirón a la par el próximo año? El bajo precio de contado del bono y las fuentes de liquidez deberían convertirse en un tema de debate cada vez mayor de cara a la amortización», señala el documento.
Siobhan Morden, directora de estrategia de renta fija para América Latina de Amherst Pierpont, señala que la evaluación del riesgo «es fundamental» para determinar si los funcionarios salvadoreños podrán obtener suficiente liquidez durante los próximos años para evitar el incumplimiento de los compromisos.
A juicio de esta corredora de bolsa independiente que opera en los mercados de capital de renta fija con sede en Nueva York, la agenda del Presidente de la República, Nayib Bukele, sugiere un esfuerzo por mantener relaciones normalizadas con los inversionistas.
No obstante, también apuntan que el Presupuesto General de la Nación de 2022 «no muestra suficiente moderación en el gasto», al tiempo que incluye una posible emisión de bonos externos de $500 millones.
Ante el problema de falta de liquidez del país (con necesidades de financiamiento bruto de $2,000 millones), el primer recurso obvio sería reducir el gasto y reconstruir la confianza de los inversores con un historial de disciplina fiscal necesaria para volver a acceder a los mercados de bonos.
En cambio, la estrategia de la administración del Presidente Bukele muestra preferencia por un modelo de crecimiento del gasto de capital público «con un gasto aún excesivo», dice Morden.
Voluntad de pago
La voluntad de la administración salvadoreña de cumplir con el pago de eurobonos agrega estrés presupuestario para 2023 y pone a prueba la capacidad en la gestión del flujo de caja para salir adelante más allá del tiempo.
La directora de estrategia de renta fija para América Latina de Amherst Pierpont Securities dice que si no se toma en cuenta «el accidente de los bonos de pensión» (que no se pagaron en su totalidad e hicieron caer a El Salvador en impago en 2017), el país ha tenido un historial impecable de pago de deuda desde 1993.
El pago de 2023 será «una evaluación aislada de una función de reacción de Bukele impredecible» para determinar si es posible tener una alta convicción en el compromiso de reembolsar» por un proceso de toma de decisiones centralizado sin controles y contrapesos.
Todo dependerá de los planes y escenarios que desarrollarán para obtener liquidez, indica el reporte de la institución.
El proyecto de financiar a El Salvador a través de emisiones relacionadas con bitcóin «debe fomentar el respeto de los contratos internacionales y, al mismo tiempo, ofrecer potencialmente una fuente recurrente de liquidez».
La renuencia a nacionalizar los fondos de pensiones puede ser intencional para no debilitar la confianza de los inversores. Sin embargo, no descartan la nacionalización «en etapas posteriores de estrés de liquidez si no obtienen crédito externo».
Por último, las perspectivas de lograr un acuerdo con el FMI «son bastante bajas a medida que aumentan las tensiones diplomáticas con Estados Unidos», por lo que a estrategia para acceder al crédito externo debería reforzar la moderación de las políticas de El Salvador.
Fuente: El Economista.