Del desplazamiento forzado que sufren nuestros pueblos, por supuesto, que no vamos hacer “arte dramático”, y a esgrimir nuestra “sensibilidad académica, social y religiosa”, de algo que no es más que una tragedia humana; tragedia de nuestros hermanos y hermanas.
Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*
No esperen de quien va huyendo de la muerte, que toque amablemente a sus puertas. Estrictamente esto no es emigración en el sentido de iniciativa que surge de la gente; es claramente un desplazamiento forzado, que se quiere adornar con las miserias del “Derecho”, que poco o nada protege a los que huyen para seguir viviendo.
El Evangelio de Mateo nos ayuda a poner los pies en la tierra. Mt. 2,13-14.16
“La huida a Egipto. Después de que partieron los magos, el Ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para matarlo.” José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre y se retiró a Egipto. (…) Entre tanto Herodes, al ver que los magos lo habían engañado, se enojó muchísimo y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y sus alrededores, de acuerdo con los datos que le habían proporcionado los magos.”
Hoy al igual que en los tiempos de la infancia de Jesús, los pobres enfrentan la realidad de un sistema opresor, inhumano y criminal. Un sistema que se entroniza en los pueblos de Centroamérica en el saqueo económico de sus recursos naturales y en el respaldo inequívoco a regímenes como los del triángulo norte, que convirtieron a sus países en narco Estados.
La gente huye de la muerte porque las realidades económicas y sociales, no sólo no generan posibilidades de vida, sino que, son un auténtico bloqueo para que mucha gente, no tenga otra alternativa más que huir o morir. Estamos pues, ante un auténtico desplazamiento forzado, cuyos mecanismos de expulsión son el hambre y la violencia homicida. Nuestras gentes deberían tener estatus de Refugiados.
Las Oligarquías Centroamericanas, mutaron a ser “tenderos de nuevo tipo” y jugaron a ser demócratas, sólo como una forma de esconder su larvado autoritarismo, y darle cierta formalidad seudo democrática, a un sistema cuya naturaleza es la expulsión de la gente.
El imperialismo gringo juega con su periferia a ser y no ser. A pesar de la gran dureza que vemos en el trato a nuestros desplazados, las Remesas, producto del dolor y la sangre de nuestros hermanos y hermanas, siguen creciendo año con año. Ese indicador ya es imposible que lo vean, quienes sucumbieron con las ollas repletas de carne del imperio.
El Salvador tendrá un crecimiento en sus remesas, por el orden del 31.1%; por arriba de los 6,000 millones de dólares en este 2021.
Honduras, tan golpeada y entregada al narcotráfico, según su Banco Central, tendrá un crecimiento de sus remesas del 24 %; un poco más de 7,150 millones de dólares.
Guatemala crecerá un poco más del 20 % en sus remesas este año, aunque dicen que este porcentaje es conservador. Se proyecta que Guatemala ande por los 15,000 o más millones de dólares para este 2021. Casi la tercera parte de lo que recibe México, y con menos población que éste.
Ahora bien, qué se hace todo este dinero, para a dónde va; quiénes se lo quedan. Tampoco podemos dejar de ver que este proceso de desplazamiento y remesas, conlleva la destrucción y deformación del agro y de la incipiente industria centroamericana. Factores que, junto con la violencia y la criminalidad, completan el mecanismo que expulsa y obliga a huir a nuestros hermanos.
Decenas de mis hermanos de Guatemala murieron en estos días huyendo de su democracia, Made in USA, en México. Miles y miles de centroamericanos mueren cada año buscando llegar al norte; y esto no es casual, es tan solo una de las formas de reducir a los pobres; y casi siempre con la ayuda de los narcos, el crimen organizado y los cuerpos de seguridad. Se reduce la pobreza, eliminando a los pobres.
Alrededor de un 18 % de las remesas que llegan a nuestros países, se queda en pago por transferencias o envíos de las mismas. En otras palabras, se quedan en EEUU y sus aliados acá. De ahí que, las Criptomonedas sean un riesgo para el sistema, por cuanto evaden el control financiero y con un costo, abrumadoramente mínimo.
La oligarquía que ha ido mutando en “tenderos de nuevo tipo”, en alianza con el capital gringo, en su mayor parte, han ido construyendo un sistema, qué en término de 30 años, ha ido operando un cambio cultural con su nuevo modelo basado en el comercio y el consecuente consumo desmedido.
Como resultado, los pueblos de Centroamérica ahora somos extremadamente consumistas; y con las remesas orientadas al consumo, sostenemos este sistema que favorece fundamentalmente a las empresas gringas y a los “tenderos de nuevo tipo.” Remarcamos pues, que gran parte de las remesas vuelven a EEUU.
La gente huye porque nuestras democracias son irrisorias, nuestras Constituciones Políticas son letra muerta; nuestras economías están orientadas a bloquear las iniciativas de muchos empresarios y emprendedores del campo y la ciudad; con lo cual, el hambre es una dura realidad en la vida de nuestras gentes. El narcotráfico, las pandillas y el crimen organizado, con su violencia homicida, no te dejan otra alternativa que huir o morir.
Hoy, al igual que ayer, José, María y el niño, siguen huyendo, evadiendo la muerte, guardando la vida y la esperanza, desde la cual nacerá la resistencia y la libertad de los pueblos sufridos de Centroamérica.
Decir esto, le da sentido a la Navidad.
*Investigador y docente universitario.